CIENCIA-BRASIL: Astronauta abre una puerta al cielo

Cuando en marzo parta al espacio el primer astronauta brasileño, Marcos Cesar Pontes, se abrirán las puertas del cielo no sólo para algunos de los renombrados investigadores del país, sino para decenas niños de 39 centros municipales de educación.

Pontes, quien es teniente coronel de la Fuerza Aérea, partirá el 30 de marzo en la nave espacial rusa Soyuz desde Kazajstán rumbo a la Estación Espacial Internacional (ISS por sus siglas en inglés). Allí coordinará durante ocho días diversos experimentos, incluidos dos sobre los efectos de la microgravedad en los que participan niños de las escuelas de la ciudad de José dos Campos, a 100 kilómetros de Sao Paulo.

La ciudad de 600.000 habitantes fue elegida porque es considerada la capital brasileña de la tecnología aeroespacial. Allí se localiza la Empresa Brasileña de Aeronáutica y el Instituto Tecnológico de Aeronáutica, donde Pontes se graduó en ingeniería.

Los experimentos de los niños consistirán en observar la germinación de semillas de frijol en órbita terrestre en comparación con el proceso usual en la Tierra y en analizar la reacción de la clorofila —pigmento propio de las plantas verdes que posibilita la transformación de la energía lumínica en energía química— a la casi ausencia de gravedad.

"El objetivo de la experiencia es principalmente pedagógico, queremos motivar el estudio de la ciencia y despertar vocaciones en los alumnos", explicó a Tierramérica Elisa Saeta, orientadora de Ciencias de la Secretaría Municipal de Educación y coordinadora del proyecto.

Los maestros y alumnos podrán usar fotos e informes del astronauta, enviados por Internet, para acompañar la misión y evaluar los datos obtenidos, agregó Saeta.

Se trata de una experiencia pionera porque se hace con estudiantes de la enseñanza básica y no universitaria o secundaria, destacó Marcio Catalani, orientador de geografía que también participa en la coordinación.

Por su carácter netamente pedagógico, los experimentos de los niños no arrojarán novedades científicas, como sí ocurrirá con los proyectos realizados por investigadores profesionales.

En uno de estos, se observará por primera vez en microgravedad la germinación de un árbol tropical, el "Gonçalo Alves", destacó Roberto Fontes Vieira, del Centro de Recursos Genéticos de la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), responsable del experimento.

También se buscará observar las diferencias en los procesos fisiológicos, como la producción de hormonas que pueden alterar el crecimiento, y el desempeño en ausencia de luz del fototropismo, que hace que la planta crezca buscando luz, y del geotropismo, que orienta a las raíces a profundizarse en la tierra, explicó el investigador.

El Gonçalo Alves se eligió porque sus semillas germinan en cuatro días simultáneamente y la especie tolera bien variados tipos de presiones o carencias. Es un árbol del Cerrado, la sabana brasileña, que produce madera y por eso sufre intensa tala.

Los resultados prácticos de esa investigación no serán visibles a corto plazo, pero serán importantes para "abrir puertas", con vistas a una mayor interacción entre la Embrapa y la Agencia Espacial Brasileña, observó Vieira.

Otros experimentos, a cargo de universidades brasileñas, estudiarán los efectos de la microgravedad en evaporadores capilares (equipos para bombear fluidos a través de numerosos y pequeños poros), proteínas luminiscentes (como las de las luciérnagas) y sondas de nanotecnología (aparatos minúsculos utilizados para examinar, por ejemplo el interior del cuerpo humano).

Además, un estudio volcado al futuro de los viajes espaciales evaluará cómo reacciona el sistema de reparación del ADN (ácido desoxirribonucleico, material genético de los organismos) en la microgravedad, dado que "nada se sabe sobre cómo opera ese proceso", explicó a Tierramérica Nasser Ribeiro Assad, profesor de la Universidad Estatal de Río de Janeiro y responsable del proyecto.

La "Misión Centenario" de Pontes, así llamada en conmemoración de los 100 años del primer vuelo de Alberto Santos Dumont, a quien los brasileños consideran el inventor del avión, es posible por la adhesión de Brasil a la ISS y a los acuerdos de cooperación con Rusia.

Todo eso integra un ambicioso programa espacial que empezó en los años 60 y se amplió en las décadas siguientes, con la construcción de satélites y del Centro de Lanzamiento de Alcántara, en el septentrional estado de Maranhao.

Brasil espera atraer el lanzamiento de cohetes de muchos países a ese centro, ventajoso por ubicarse casi en la línea ecuatorial. Ya firmó un contrato con Ucrania. Aún no lo hizo con Estados Unidos porque el Parlamento consideró inaceptables las condiciones exigidas por Washington.

El programa brasileño comprende también un Vehículo Lanzador de Satélites, fracasado hasta ahora y marcado por la trágica explosión de su tercer prototipo en agosto de 2003 en Alcántara, cuando murieron 21 técnicos e ingenieros.

Brasil destinará en 2006 unos 200 millones de dólares para su programa espacial, es decir, el doble del presupuesto con que contaba en los años 80.

Si quieres saber sobre cómo se prepara Pontes para su misión, conéctate a: www.marcospontes.net.

* El autor es corresponsal de IPS. Este artículo fue publicado originalmente el 28 de enero por la red latinoamericana de Tierramérica. (

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe