Los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela, y Álvaro Uribe, de Colombia, ponen sordina a sus diferencias políticas para pasar revista, este sábado en el balneario caribeño de Santa Marta, a nuevos proyectos de integración bilateral.
Un gasoducto de 300 kilómetros de longitud comenzará a construirse el año próximo para llevar, a partir de 2008, entre 150 millones y 200 millones de pies cúbicos diarios de gas natural desde la zona de Ballenas, en la costa de la Guajira en el extremo norte colombiano, hacia las refinerías de Paraguaná y la petroquímica El Tablazo, en el noroeste venezolano.
Cinco años después, una vez agotado el yacimiento de Ballenas y alcanzado el occidente venezolano por tuberías que traerán gas de las enormes reservas de su oriente, entonces el gasoducto llevará el fluido al norte colombiano y, desde allí, al istmo centroamericano.
El proyecto requiere una inversión inicial de 135 millones de dólares y en su diseño participaron los futuros socios, la firma estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), su similar colombiana Ecopetrol y la asociada de ésta, la empresa estadounidense Chevron Texaco.
En el septentrional balneario colombiano de Santa Marta se ultimará este sábado la adquisición por Caracas de la industria química Monómeros Colombo-Venezolanos, ubicada en Medellín y que ha sido de propiedad compartida.
También se resolverá la venta de gasolina de Pdvsa a Ecopetrol en las zonas de la frontera común, de manera regular, como un mecanismo de combatir el contrabando en varios puntos dirigido por paramilitares colombianos de derecha y que alcanza a varios miles de barriles cada día.
Parte de los ingresos alimentarán un fondo para invertir en las comunidades de frontera.
Adicionalmente, los mandatarios constatarán el exitoso comercio bilateral, de 2.350 millones de dólares en los primeros nueve meses de 2005, por lo que se proyecta que alcance un récord de 3.000 millones al cierre del año.
La cita "será más breve que otras" reuniones bilaterales, comentó el embajador venezolano en Bogotá, Carlos Santiago, y en parte se destinará a conmemorar los 175 años de la muerte en Santa Marta del libertador Simón Bolívar.
El encuentro se concreta tres días después que Uribe recibió a su par brasileño, el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, para pactar la construcción de una carretera binacional, que conectará el noroeste de Brasil con la costa del océano Pacífico, y al día siguiente de que ese mandatario y Chávez colocasen la primera piedra de una refinería que construirá en Pernambuco.
En el terreno político, se anunció que el derechista Uribe entregará al izquierdista Chávez un informe de su policía sobre denuncias hechas por el mandatario venezolano, en los últimos meses, en el sentido de que opositores exiliados traman en Bogotá complots contra su gobierno y su persona.
"La política de Colombia con nuestros vecinos es una política de hermanos", dijo Uribe al despedir a Lula y alistarse para recibir a Chávez, y el mandatario venezolano, al partir de Pernambuco a Santa Marta aseveró que ôpor aquí camina la verdadera integración".
Este clima de acuerdos, en medio de una calidoscópica sucesión de iniciativas en materia de integración y cooperación energética que recorre América Latina y el Caribe, contrasta con las marcadas diferencias políticas entre Bogotá, aliado de privilegio de Estados Unidos en la región, y Caracas, que enfrenta abiertamente las políticas de la potencia del Norte.
Hace apenas un año, las relaciones entre ambos países estuvieron al borde de la ruptura, luego que Bogotá pagó a militares y policías venezolanos para secuestrar en Caracas y entregarlo en la frontera a Rodrigo Granda, un representante oficioso de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, la principal guerrilla de ese país.
Chávez exigió disculpas de Uribe, cortó el comercio en la frontera y suspendió los estudios del proyectado gasoducto, lo que brindó una oportunidad de oro al presidente de Cuba, Fidel Castro, amigo y aliado del mandatario venezolano, para servir de mediador.
Uribe visitó a Chávez en febrero y con un abrazo se cerró el incidente, sin que trascendieran los mecanismos dispuestos para evitar nuevas controversias.
La actual buena relación "es aprovechada por ambos gobiernos para cimentar obvios negocios, pero el mar de fondo es que Estados Unidos ha activado en la región el Plan Andino, como nueva fase del Plan Colombia (de lucha antidrogas y contrainsurgente), y ese plan choca con Chávez", advirtió a IPS el politólogo Alberto Garrido, autor de libros sobre el proceso político venezolano.
"Llama la atención que hace apenas semanas se efectuó en Quito una reunión de los jefes de estado mayor de las fuerzas armadas de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú con el Comando Sur de Estados Unidos. Se excluyó a Venezuela y, en cambio, se incluyó a Brasil", comentó Garrido.
En paralelo, Chávez ha estrechado sus alianzas con sus vecinos del sur al ser aceptado su pedido de ingreso como miembro pleno del Mercado Común del Sur (Mercosur), conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y aguardaría por un posible triunfo de su aliado izquierdista Evo Morales en la elección presidencial de Bolivia de este domingo.
Uribe "también compra tiempo, a la espera de una muy posible reelección en los comicios colombianos del año próximo", según Garrido, "pero la situación puede cambiar y escalar la confrontación con su nuevo mandato, en el segundo semestre de 2006", opinó. (