NEPAL: Democracia tarda en regresar

Miles de nepaleses protestaron en las calles y con una huelga esta semana contra el régimen del rey Gyanendra.

La mayoría de los comercios de Katmandú se mantuvieron cerrados este viernes, en respuesta a la huelga convocada por siete partidos políticos y la guerrilla maoísta, en protesta por la muerte de 12 personas a manos de un militar en una ceremonia religiosa.

La huelga y las pequeñas concentraciones que la acompañaron terminaron con un centenar de detenidos y decenas de heridos en choques entre manifestantes y policías antidisturbio.

El jueves, la multitud que salió a las calles fue notoriamente más pequeña que las 30.000 personas que se congregaron el 3 de este mes, en la mayor manifestación opositora desde que Gyanendra tomó el poder en un sangriento golpe de Estado el 1 de febrero.

Los manifestantes del jueves, 90 por ciento de ellos hombres, reaccionaron con desdén ante los discursos.
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"Vinimos a expresar nuestra solidaridad con el emergente movimiento democrático", dijo Narad Bhara Dwaj, uno de tres amigos de entre 30 y 40 años que se identificaron a IPS como periodistas e investigadores.

Ninguno de ellos pertenece a una fuerza política, pero afirmaron que respaldan a los siete partidos que intentaron formar una alianza democrática meses atrás..

"El proceso democrático prevalecerá al fin, porque al pueblo nepalés no le gusta la autocracia", dijo Dwaj.

"Quizás pronto lleguen líderes más importantes y entonces entraremos aún más en calor. Esperamos que así ocurra", dijo Puran Bista.

En la manifestación del 3 de este mes, el líder del Partido Unido Marxista-Leninista, Madhav Kumar Nepal, prometió que la reunión fue "sólo precursora del tsunami que vendrá pronto", y prometió llevar a 500.000 personas a las calles de la capital.

El jueves, los vendedores de periódicos se abrieron paso a través de las multitudes. "¡Las matanzas de Nagarkot!", voceó uno de ellos. Se refería al asesinato de 12 aldeanos en un festival religioso el miércoles por parte de un soldado que, según el ejército, "enloqueció" tras ser reprendido por burlarse de las lugareñas.

El jueves, los oradores culparon al rey por los asesinatos y anunciaron una huelga general en todo el valle de Katmandú como medida de protesta, lo que significa que los vehículos no podrán circular por las carreteras desde el amanecer hasta la puesta del sol.

Las noticias de la matanza comenzaron a sonar en los teléfonos celulares de los habitantes del valle en la mañana del jueves.

Esto ocurrió tras el anuncio del miércoles formulado por el portavoz del gobierno Shrish Shumsher Rana en cuanto a que el monarca no se unirá al cese del fuego declarado unilateralmente por los rebeldes maoístas ni mantendrá conversaciones con sus líderes.

En Katmandú, sin embargo, había esperanzas de que el palacio estuviera planeando sumarse, finalmente, al proceso de paz, luego que el rey reestructurara su gabinete la semana pasada. Entre los nuevos ministros figura un político que previamente negoció con los líderes maoístas.

Hace casi 10 años, los rebeldes iniciaron su levantamiento contra la monarquía y en nombre de los dalits ("intocables" en el sistema de castas), las mujeres, los indígenas y otros grupos "en desventaja".

Desde entonces, más de 12.000 personas fueron sido asesinadas, la mayoría de ellos aldeanos inocentes. Los maoístas extendieron su control a alrededor de 75 por ciento de las áreas rurales, estableciendo sus propios gobiernos en muchas de ellas.

El 22 de noviembre, los líderes insurgentes y una alianza de siete partidos opositores anunciaron un "entendimiento" de 12 puntos, entre ellos la realización de una conferencia de fuerzas democráticas para formar un gobierno interino, elecciones para una asamblea constituyente y la restauración del parlamento, disuelto en 2002 por el rey Gyanendra, quien en febrero de este año destituyó al primer ministro y a su gabinete.

Que el rey desestime el pacto juega en favor de la oposición, opinó Devendra Raj Panday, copresidente del Movimiento de Ciudadanos por la Democracia y la Paz, una alianza de organizaciones e individuos que lanzaron protestas públicas contra el régimen este verano.

"Siendo intransigente, el rey contribuirá más a la clase de cambio político que estamos buscando", dijo a IPS en una entrevista el jueves.

El Movimiento de Ciudadanos, que programó una manifestación de un día de duración por el centro de Katmandú para el 19 de diciembre, respalda la convocatoria de una asamblea constituyente, como establece el acuerdo.

A muchos de sus líderes les gustaría que el sistema monárquico del gobierno de Nepal fuera reemplazado por una república.

Raj Panday opinó que su organización todavía espera que los partidos políticos superen sus diferencias y se hagan cargo claramente del movimiento prodemocracia, y que no se unirá con la alianza.

Esta reticencia refleja la cautela del pública respecto de los partidos políticos, que, según muchos nepaleses, desperdiciaron una docena de años de democracia multipartidaria iniciada con el Jana Andolan, movimiento de protestas populares que colmaron las calles en 1990.

"Algunos piensan que deberíamos estar colaborando con ellos, pero un gran sector de la sociedad cree que eso sería lo peor que podríamos hacer", agregó.

Muchos nepaleses observan de cerca la reacción de la comunidad internacional ante los acontecimientos nacionales.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y muchos países donantes —que tienen fuerte influencia, pues cubren la cuarta parte del presupuesto— urgieron al rey a extender, al igual que los maoístas, el cese del fuego.

El palacio respondió anunciando que el jefe del ejército viajaría a Pakistán, sugiriendo que ese vecino de Nepal podría brindar ayuda militar, tal como lo hizo China en noviembre.

India, Gran Bretaña y Estados Unidos dejaron de proveer asistencia luego del golpe de Estado que dio el rey, así que las últimas visitas revelan la estrategia de la corona para que los gigantescos vecinos de Nepal se enfrenten entre sí.

Incluso con estos hechos internacionales, Raj Panday es optimista.

"Esperamos estar llegando al punto en que los partidos se harán cargo del movimiento", dijo.

"No es sólo una cuestión de presencia física, del tamaño de la multitud; es la clase de mensaje que ellos les dan a las personas. Luego del acuerdo de 12 puntos, el pueblo está esperando que ellos hablen de formar una asamblea constituyente."

Un hombre que se sumó a la multitud del jueves dijo estar pronto para seguir el ejemplo de los partidos. "Las personas están respondiendo muy positivamente. Uno puede verlo por su presencia", agregó, solicitando no ser identificado.

"Llevará un poco más", agregó el hombre. Estas reuniones "son un gran paso adelante, pero el rey todavía está en contra de la democracia. Las personas comunes gradualmente están comprendiendo el valor de la democracia, y también van a comprender claramente las acciones del rey".

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