La idea de un «gobierno mundial de coalición» suele ser retratada como algo autoritario y siniestro, pero un grupo de científicos y académicos la propuso como drástica alternativa a la reforma de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La ONU está maniatada por carecer de autoridad política y militar, y porque ni siquiera puede generar sus propios recursos económicos, argumentaron participantes de diversas nacionalidades en la segunda conferencia de la Organización para Promover la Civilización Global (OPCG), realizada entre el 14 y el 16 de noviembre en Nueva York.
Incluso cuando la ONU es llamada a confrontar problemas enormes como los conflictos étnicos, religiosos e internacionales, o un uso sustentable de los recursos naturales, esta organización no hace sino reflejar el desequilibrio de poder que existe entre las superpotencias mundiales y el resto de los países, dijeron los participantes de la conferencia.
Según la OPCG, en un mundo que se globaliza rápidamente, las personas necesitan revisar el significado de algunas palabras como "nación", "raza", "religión" y "cultura".
La idea de un gobierno mundial suele ser adjudicada al pensador chino Zhang Shaohua, miembro de la Academia Internacional de Ciencias Naturales y Ciencias Sociales y fundador de la OPCG.
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Su plan consiste en crear un sistema mundial federal con una asamblea constituida por los diferentes estados y un gobierno central.
La ONU continuaría existiendo como "un parlamento mundial de coalición" con poderes legislativos, mientras que "el gobierno mundial de coalición" sería el órgano ejecutivo supremo.
En una carta abierta, el grupo solicitó a la Asamblea General de la ONU que discutiera la posibilidad de establecer un Gobierno Mundial de Coalición.
"A diferencia de la ONU actual, el Gobierno Mundial de Coalición estaría investido con todo el espectro de la autoridad y el poder correspondiente a un gobierno supranacional" y "será dotado con un poder centralizado para ejercer la autoridad política sobre todos los gobiernos estatales".
A la vez, dice la carta, "garantizará la independencia política de todos los gobiernos estatales del mundo del mismo modo que lo hace la Unión Europea".
Asimismo, "aportará una plataforma para promover la interacción política cooperativa entre los gobiernos estatales, que es lo que distingue a la Organización de las Naciones Unidas".
La OPCG es una organización no gubernamental sin fines de lucro con sede en Nueva York que promueve la idea de una civilización global e intenta resolver los conflictos entre las culturas y las religiones mediante encuentros y debates internacionales, dice su página en Internet.
Esta organización propuso además que el 11 de septiembre (fecha de los ataques terroristas contra Estados Unidos en 2001) sea oficialmente conmemorado como el "Día de la Civilización Global" y sirva para subrayar la urgente necesidad de paz en un mundo dominado por conflictos políticos, culturales y religiosos.
"Desde la perspectiva del presente, puede decirse que la creación de una confederación global de estados y civilizaciones es una utopía", dijo Yuri Yakovets, presidente del Instituto Internacional P. Sokorin y profesor de la Academia Rusa de Ciencias Naturales.
Por otra parte, "nada une más a los pueblos que la conciencia de la existencia de amenazas que nos afectan a todos como ocurre en el siglo XXI" dijo Yakovets, refiriéndose a la inestabilidad política, a los desastres naturales y al calentamiento global.
Frente al planteo de la OPCG, surge la cuestión de que las potencias del mundo no estarán dispuestas a ceder su soberanía a un gobierno mundial supranacional.
Para Shaohua, la respuesta a esta interrogante está en "poner de pie el esqueleto y luego ir gradualmente rellenándolo".
"Si la creación de la Unión Europea se hubiera postergado hasta haber alcanzado un consenso entre todos los estados europeos, o entre todos los ciudadanos de esos países, nunca se habría formado", dijo.
"De manera similar, si se pretende posponer el establecimiento de un gobierno mundial de coalición hasta que exista un consenso entre todos los mandatarios de todos los países del mundo, es claro que esto nunca acontecerá, y por lo tanto un gobierno mundial nunca asomará en el horizonte de la política mundial".
Shamsul Alam, un profesor de sociología de la University of Southern Oregon de Estados Unidos, nota que mientras la sociedad civil está cada vez más interconectada globalmente, los estados permanecen encerrados en sus fronteras territoriales.
Según Alam, el papel de la ONU debería ser reformulado para conectar el estado con la sociedad civil.
"El obstáculo que se interpone a la resolución de los grandes problemas globales son los propios estados", dijo por su parte Sergey Afanasev, miembro de la Academia Rusa de Ciencias Naturales.
"La ciencia moderna transcurre secretamente y en forma separada, y es por eso que no hemos encontrado la solución a los numerosos problemas globales", sostuvo.
William Beeman, experto en antropología lingüística de Brown University en Estados Unidos, apunta que "la gran diferencia es que ahora tenemos más tecnologías de comunicación".
O sea, la posibilidad de compartir conocimientos, de un entendimiento intercultural y de resolver los problemas políticos sería mucho mayor en el marco de un órgano centralizado, e incluso de una ONU reformada, sugiere Beeman.
El Primer Congreso Mundial de la Civilización Global se realizó en julio de 2001 en Sydney, Australia, fue de índole teórica y general, y adoptó una resolución en la que planteó la cooperación religiosa, cultural y política.
Tal como estaba planeado de antemano, la política ocupó el centro de las discusiones del segundo congreso de la OPCG.
Pero este encuentro dejó bien en claro que la reforma de la ONU no debería ser solamente política, sino que también debería promover el entendimiento cultural y religioso en el mundo.
Como dijo Michael Murphy, un misionero de Nueva Zelanda, al referirse a su propia experiencia: "No importa si uno proviene del Este, o del Oeste, del Sur o del Norte, todos tenemos las mismas necesidades y deseos de que nos entiendan, de paz y de felicidad".
El tercer congreso de la OPCG se realizará en 2009 en Jerusalén, y la religión será su tema central.