La Organización de las Naciones Unidas (ONU) corre el riesgo de comenzar 2006 sin poder pagar los salarios a sus funcionarios, pues no hay acuerdo sobre su presupuesto cuando faltan menos de dos semanas para que venza el plazo para su aprobación.
"No estoy seguro de si la luz de este cuarto podrá seguir encendida", dijo a periodistas esta semana el secretario general de la ONU, Kofi Annan, para graficar la crisis financiera que se cierne sobre el organismo.
"En verdad espero que los estados miembros entiendan las consecuencias de una crisis presupuestaria y hagan algo para evitarlo", señaló en su conferencia de prensa habitual de fin de año.
La potencial crisis fue causada por las amenazas implícitas de Estados Unidos de que vetaría el presupuesto de la ONU para el período 2006-2007 si los estados miembros se niegan a respaldar sus propuestas para una profunda reforma administrativa del foro mundial.
Tradicionalmente, cada proyecto presupuestario bienal es aprobado por el consenso de los 191 países miembros.
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El embajador estadounidense en la ONU, John Bolton, propuso un presupuesto provisorio que cubriría los próximos tres meses y le daría a los estados miembro un plazo adicional hasta el 31 de marzo para aprobar las reformas.
Pero el Grupo de los 77 (G-77), conformado por 132 naciones en desarrollo, respondió que estaba en contra de someterse a plazos o tomar decisiones bajo presiones.
El mes pasado, Bolton incluso amenazó con tomar distancia del foro mundial si no se aprobaba la propuesta de reforma estadounidense.
"Para ser prácticos, los estadounidenses sostienen que o arreglamos a la institución (la ONU) o buscamos otro mecanismo para solucionar los problemas internacionales", dijo el embajador durante una conferencia en la Universidad de Wintage, en el oriental estado de Carolina del Norte.
La semana pasada, Bolton continuó con su tono amenazante y agresivo al señalar que la reforma de la ONU chocaba contra la "cultura de la inacción" que predomina entre sus integrantes.
En una implícita referencia a las declaraciones de Bolton, Annan dijo a periodistas que el ambiente dentro del foro mundial en los últimos días era "un poco tenso" y que había "cierta desconfianza".
"Hay un sensación de que están trabajando en una atmósfera de amenazas e intimidación", añadió.
"Pero, hablando francamente, creo que la única opción que tienen es sentarse y hablar con honestidad y sinceridad, y buscar un entendimiento. Pero para eso deben poner los intereses de la organización primero", afirmó Annan.
La ONU esperaba la aprobación de un presupuesto bienal por casi 4.000 millones de dólares, de los cuales Estados Unidos aporta 360 millones. La organización advirtió que, de no ser aprobado antes del 31 de este mes, se podría demorar el pago de salarios a sus funcionarios.
Aunque no lo exige la Carta de la ONU, aprobar el presupuesto bienal por consenso entre los miembros ha sido una práctica ininterrumpida desde los tiempos del presidente estadounidense Ronald Reagan (1981-1989), según funcionarios del foro mundial.
El G-77 se queja ante Annan que las reformas administrativas propuestas por Bolton son sobre todo impulsadas por los neconservadores de Washington, quienes intentan adaptar al foro mundial a la estructura de una empresa, en la que el secretario general pasaría a tener más poderes, como un jefe ejecutivo.
Esa propuesta reduciría la autoridad de la Asamblea General.
"Sé que hay ciertas diferencias entre el G-77 y otros grupos de países. Pero creo que todos quieren ver una reforma y todos quieren un avance de la ONU. Tengo esperanzas de que podré lograr un entendimiento y un acuerdo sobre el presupuesto" antes de fines de este mes, señaló Annan.
Bolton también presiona para crear un consejo que reemplace a la actual Comisión de Derechos Humanos de la ONU, criticada por incluir entre sus miembros a países como Libia, Sudán y Zimbabwe, cuestionados por su desempeño en esa materia.
En la conferencia de prensa de fin de año, realizada el miércoles, Annan discutió con un periodista británico que insistió con preguntas en torno a las investigaciones sobre casos de corrupción y fraude en la administración del plan humanitario "Petróleo por Alimentos" para Iraq, que involucraron al propio secretario general y a su hijo, Kojo.
Entre otras cosas, le preguntó cómo su hijo pudo adquirir un vehículo Mercedes Benz en Ghana al parecer para su propio uso pero sin pagar ningún impuesto al registrarlo con el nombre de su padre.
"Sé que todos ustedes están obsesionados por el auto. Mi hijo y sus abogados se ocupan de eso. Si quieren saber más, por favor dirijan sus preguntas a su abogado o a él. No soy ni su portavoz ni su abogado", respondió Annan, quien poco a poco fue perdiendo la paciencia.
"Creo que está actuando de modo descarado aquí", le dijo Annan al periodista James Bone, del periódico británico The London Times, uno de los que más ha investigado el escándalo sobre el programa Petróleo por Alimentos.
"Escuche, James Bone. Se ha comportado en esta sala como el grandulón de la escuela, por muchos meses y años. Es una vergüenza para sus colegas y para su profesión. Por favor, deje de comportarse así y por favor hablemos de otro tema más serio", replicó el secretario general.
Pero el presidente de la Asociación de Corresponsales de la ONU (UNCA, por sus siglas en inglés), Jim Wurst, le hizo saber a Annan que discrepaba con sus afirmaciones sobre Bone, quien se retiró de la sala antes de que terminara la conferencia de prensa.
"De parte de la UNCA, debo decirle que James Bone no es una vergüenza. Es un miembro de prestigio de la UNCA. Tiene todo el derecho de hacer preguntas", afirmó Wurst.
A lo cual, Annan contestó: "Estoy de acuerdo. Tiene el derecho de hacer preguntas, y vine aquí para contestarlas. Pero creo que nosotros también debemos entender que debemos tratarnos con respeto".
"Usted tiene el derecho de hacer todas las preguntas que quiera. Yo me reservo el derecho de negarme a contestar las que no quiero. Pero hay cierto comportamiento y cierta consideración mutua que ambos debemos respetar", añadió.