ESPECIAL-OMC: Hong Kong entre la alfombra roja y el acoso policial

Después de meses de rumores de que los críticos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) iban a hacer estragos durante su conferencia ministerial en Hong Kong, los activistas se dicen víctimas de una campaña de hostigamiento lanzada por las autoridades.

En la protesta organizada este martes contra la Sexta Conferencia Ministerial de la OMC, de la que tomaron parte miles de personas, la policía arrojó gas pimienta a manifestantes.

Pero ya en el aeropuerto comienzan los primeros obstáculos para quienes llegan a Hong Kong con el fin de hacer escuchar sus reclamos y protestas contra la agenda de la OMC, que sesiona desde este martes hasta el domingo sobre el espinoso asunto de la liberalización comercial, sobre todo en la agricultura.

Para los delegados ministeriales y altos funcionarios, hay desplegada una alfombra roja. El resto de los visitantes debe soportar trámites engorrosos, tratamientos irrespetuosos y abusivos y largos interrogatorios.

Entre los que fueron apartados para ser interrogados se hallaban el agricultor y activista francés José Bové, tres cultivadores tailandeses y cuatro prominentes dirigentes de la sociedad civil filipina.
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Entre estos últimos se encontraban los líderes del movimiento de izquierda de Filipinas, de su principal organización feminista y un importante dirigente sindical.

"Empezaron a registrar y a revolverme las maletas", dijo Elisa Dita Lupi, del partido de mujeres Gabriella de Filipinas.

"Luego apartaron y escribieron una lista de los materiales contra la OMC que yo llevaba, como panfletos, volantes y calcomanías, y hasta me dieron la impresión de que me los iban a confiscar, aunque luego se tranquilizaron y me dejaron recoger y guardar mis cosas", relató.

Norma Binas, dirigente del Centro del Movimiento de Trabajadores 1 de Mayo de Filipinas, dijo que al pasar por el puesto de control de pasaportes fue señalada para ser interrogada.

Luego, Binas fue escoltada por 10 agentes de policía armados con metralletas a una sala especial para interrogatorios donde "me dejaron sola".

Según Binas, cuando llegaron los interrogadores le empezaron a preguntar por las actividades políticas de su organización.

"Les dije que había venido (a asistir a) los talleres de trabajadores", explicó.

"Entonces, la policía me preguntó si tenía una invitación, y les respondí que estaba en Internet. Están todos invitados, puede fijarse usted mismo".

Binas dijo que la interrogaron por seis horas.

"Tenían un cuestionario de dos páginas, y me preguntaron si estábamos envueltos en actividades contra la globalización en nuestro país. Yo les expliqué la situación de los trabajadores de Filipinas, y que protestar es lo mínimo que pueden hacer para no perder su fuente de ingresos", relató.

Finalmente, todos los activistas retenidos en el aeropuerto fueron dejados en libertad, aunque la agencia de noticias Associated Press informó que autoridades francesas debieron intervenir para conseguir la liberación de Bové y su salida de la terminal aérea.

Pero los hostigamientos en el aeropuerto fueron sólo el comienzo. Una vez que los activistas llegaron a la ciudad se encontraron con una batería de medidas de seguridad.

Una fuerza policial de 9.000 efectivos fue desplegada en el lugar donde se realiza la conferencia. Los policías patrullan a pie la zona las 24 horas.

En los últimos días, la policía colocó una malla de alambre a lo largo de todos los pasajes para peatones, las tapas del sistema de alcantarillado fueron soldadas, y se instalaron montañas de barricadas por todos lados, que necesitaron camiones enteros para ser transportadas.

También se erigió un cordón de varios kilómetros de largo con barreras de 3 metros de alto huecas, llenas de agua, para controlar a los manifestantes en el perímetro de la zona de exclusión en torno al centro de convenciones de Hong Kong.

También hubo incursiones y redadas policiales en los lugares donde están acampando los activistas.

La Asociación de Trabajadores Inmigrantes de Indonesia, que ayudó a organizar una manifestación pacífica de miles de trabajadoras domésticas contra la OMC el 11 de diciembre, es visitada varias por día por la policía.

"Dicen que están buscando inmigrantes ilegales, algo que antes nunca les interesó", dijo una de las organizadoras que prefirió no dar su nombre por temor a ser deportada.

"Todos están muy preocupados. Tienen miedo. No estamos haciendo nada malo, entonces ¿por qué la policía hace estas cosas?", se preguntó.

Frente a la puerta de su oficina la policía estacionó una camioneta con cinco agentes, que están allí casi permanentemente, dijo esta misma persona. "No es razonable", manifestó.

"Dicen que están ahí sólo por seguridad. Pero todo aquí es pacífico, no sé para qué vienen tantas veces al día. No tienen ningún motivo", añadió.

La policía teme que durante la conferencia estalle el mismo tipo de violencia que caracterizó a anteriores conferencias de la OMC, en especial la de Seattle (en 1999, Estados Unidos) y busca no correr ningún riesgo de que se repita.

La policía de Hong Kong aumentó las medidas de seguridad en todo el territorio.

En comentarios vertidos durante el fin de semana, el director ejecutivo del territorio de Hong Kong, Donald Tsang Yam-kuen, minimizó las acusaciones de acoso y maltrato policial.

"Esta es la primera vez que en una conferencia de la OMC se permite que las organizaciones no gubernamentales ingresen al centro de convenciones y estén lado a lado con los delegados" que participan en las negociaciones, dijo al periódico South China Morning Post.

Pero las organizaciones a las que Yam-kuen se refería eran en realidad un relativamente pequeño número de prestigiosos institutos de expertos (o "think tanks"), a los que sí se les permitió entrar al centro de convenciones.

"Esto demuestra la actitud de los anfitriones así como de la propia OMC respecto del intercambio de puntos de vista", añadió el director ejecutivo.

Las estrictas medidas de seguridad no escaparon al ojo avizor de Amnistía Internacional, que promueve el respeto de los derechos civiles y políticos en todo el mundo.

En una carta abierta a Lee Siu-kwong, el jefe de la seguridad de Hong Kong, la presidenta de la oficina de Amnistía en Hong Kong, Si-si Liu Pui-san, expresó su preocupación por el trato que la policía dispensa a los manifestantes.

No tratan a los activistas con "sensibilidad y en correspondencia con los estándares internacionales en materia de derechos humanos en lo referido a la libertad de asociación, de reunión y de expresión", dijo Amnistía.

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