Ante la pregunta, el agricultor Sompal Chaudhuri, del septentrional estado indio de Uttar Pradesh, dirá que la OMC, siglas en un idioma que no entiende, tiene algo que ver con la menguante demanda del aceite fabricado con la mostaza que él cultiva.
Más allá de eso, la OMC y la sopa de acrónimos que la acompañan —TRIPS, TRIMS, NAMA, RoO, ATC, GATS y SPS— no tienen ningún sentido para él. "Sólo espero que nuestros babus (burócratas) entiendan estas cosas y nos consigan un buen acuerdo", confió Chauduri.
"Pero —se lamentó— parecen saber poco sobre agricultura y tienen aun menos interés en el comercio."
Para el secretario general de la organización no gubernamental internacional Consumer Unity & Trust Society, Pradeep S. Mehta, "las complejidades de la OMC no son siquiera comprendidas por personas bien educadas".
También Mehta, cuya organización se especializa en el estudio de las negociaciones en la OMC (Organización Mundial del Comercio) desde la ciudad india de Jaipur, se las ha visto en figurillas.
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En una ocasión, por ejemplo, un alto funcionario del gobierno indio le preguntó qué significaba "acquis". "También quedé perplejo", manifestó Mehta, quien buscó la palabra en sus diccionarios especializados.
A su vez, realizó otras consultas en las que concluyó que el término francés "acquis" ("adquirido") alude a la totalidad de la normativa jurídica de la Unión Europea.
Sobre esta temblorosa base terminológica se construyen las negociaciones multilaterales por la liberalización del comercio internacional de bienes y servicios, en las que se decide el futuro de miles de millones de personas.
Pero la jerga es inevitable, dijo Mehta. "Cada disciplina demanda experiencia y trata con asuntos inherentemente complejos, incluso esotéricos, y no pueden simplificarse más allá de cierto punto", explicó.
En el contexto de la OMC, palabras que en apariencia son sinónimos tienen implicaciones legales diferentes, y sus significados deben ser rastreados en los anales de jurisprudencia.
"La jerga es inevitable", anotó el economista Bibek Debroy, autor y editor de ocho libros sobre las negociaciones de la OMC desde 1992. "Pero su uso no es contradictorio con la simplificación de los asuntos comerciales para una audiencia más amplia."
Véase, por ejemplo, la fórmula inglesa "non-paper" ("no-documento"), aparentemente incongruente o contradictoria para referirse a un trozo de papel con un texto pero empleada con frecuencia como técnica diplomática.
Cuando los negociadores de un país de la OMC presentan un "non-paper", significa que presentan una posición sobre un asunto particular pero no muy sólida, que podría cambiar en el transcurso de las negociaciones.
El uso excesivo de jerga en las negociaciones con frecuencia siembra la perplejidad de grandes sectores de la población afectada por los acuerdos en ciernes, advirtió Biswajit Dhar, profesor del Centro de Estudios de la OMC de Instituto Indio de Comercio Exterior en Nueva Delhi.
"Los países industrializados intentan salirse con la suya en las negociaciones empleando palabras y frases que no pueden ser fácilmente comprendidos por representantes de países menos desarrollados", aseguró Dhar.
Muchos de los 148 países miembros de la OMC carecen de recursos y expertos dedicados a estudiar y comprender los complejos factores que determinan la dirección y el flujo del comercio mundial. Por lo tanto, sus delegados no tienen una participación de pares con los otros.
Los países industrializados tuvieron éxito al imponer restrictivos derechos de propiedad sobre productos farmacéuticos y criterios de seguridad alimenticia a los productos exportados por naciones pobres, lo cual las priva de acceso a los mercados del Norte, sostuvo Dhar.
Mehta considera que no será simplificar el entramado de normas de la OMC sin simplificarlas. "Hace cuatro años, tradujimos un libro sobre el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT, el proceso que concluyó con la fundación de la OMC) del inglés al hindi, y fue en extremo difícil", recordó.
En estos momentos, el gobierno indio hace mucho más que en el pasado para difundir sus posiciones en la OMC, al menos a través de sus sitios en Internet, dijo Debroy.
El experto advirtió que aun las asociaciones industriales deberían ir más allá de las grandes ciudades para explicar sus razones a la población de pequeños poblados.
Muchas veces, los agricultores ven en la prensa especializada términos sobre asuntos que les afectan directamente —como la "fórmula suiza", por ejemplo— pero que les resultan incomprensibles.
Las organizaciones de la sociedad civil son, tal vez, las mejor ubicadas para explicar esas cuestiones al público, según Debroy. Pero, con ese fin, deberían diferenciar entre hechos y opiniones, noticias y puntos de vista, y, con frecuencia, no lo hacen, se lamentó.
Todos los participantes en las negociaciones deberían tomar conciencia de que hay un déficit en comunicación respecto de la OMC, que conduce a malentendidos y hasta a la "propagación de falsedades", según Dhar.
En muchas ocasiones, la OMC es retratada como un villano o se la responsabiliza de todo tipo de males del mundo en desarrollo, incluso de suicidios de agricultores endeudados en el meridional estado indio de Andhra Pradesh.
"Aun cuando algunos de nosotros creemos que el sistema de la OMC ha tendido hasta ahora a beneficiar al Norte industrial más que al Sur en desarrollo, esta opinión tiene matices", explicó.
Para Dhar, la OMC aún tiene el potencial de defender el interés de los países en desarrollo y equilibrar el comercio mundial.
Pero con ese fin, debería asegurarse de que los representantes de los países menos avanzados tengan la facultad de negociar con los del Norte de igual a igual. Algo a lo que la jerga de la OMC no es ajena.