El boicot de la mayor parte de la oposición a las elecciones parlamentarias de este domingo en Venezuela pone la lucha política en un laberinto, en cuyos tramos iniciales los contrincantes se moverán absolutamente a tientas.
La unicameral Asamblea Nacional de 167 escaños quedará casi toda en manos del oficialismo, que incluso podría capturar todos los asientos, según las consultas de opinión de voto. La correlación de fuerzas actuales es de 89 bancas para los seguidores del gobierno de Hugo Chávez y 79 para los partidos opositores.
La Asamblea, "además de unicameral será monocolor, pero sobre la base de una abstención muy elevada, lo que implica una baja representación y señales de una democracia enferma", señaló a IPS José Vicente Carrasquero, profesor de postgrado en Ciencias Políticas en la Universidad Simón Bolívar.
Es que las consultas de Datanálisis, Hinterlaces y Consultores 21 ubican la abstención en más de 70 por ciento de los 14,5 millones de habilitados para sufragar, casi igual indicador de los comicios regionales del 9 de agosto, donde el chavismo ganó 80 por ciento de los cargos en disputa, y 11 puntos porcentuales más que en el referendo de 2004 sobre el mandato de Chávez, que éste ganó con 59 por ciento de votos.
Para la politóloga Maryclen Stelling, "el retiro de los partidos políticos (opositores) puede ser un verdadero suicidio, porque pierden su esencia y objetivos al renunciar a competir por el poder", en tanto que la Asamblea "se teñirá completamente de rojo (color distintivo del chavismo) y eso no es bueno para la democracia".
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Cuando faltaban cuatro días para las elecciones, los partidos de oposición, el socialdemócrata Acción Democrática (AD), el socialcristiano Copei y los derechistas Proyecto Venezuela y Primero Justicia, decidieron retirarse del proceso y deshicieron la alianza que unificaba sus candidaturas junto a las de partidos menores.
El alegato para tomar esa decisión drástica fue su desacuerdo con normas y mecanismos de votación y el deseo de sintonizarse con buena parte de la opinión opositora, reacia a sufragar, según se explicó.
"Asistimos a un desmoronamiento de los partidos de oposición, donde reina la incertidumbre después de esta especie de carrera desordenada hacia ninguna parte", dijo a IPS Leopoldo Puchi, secretario general del centroizquierdista Movimiento al Socialismo (MAS), que participará en los comicios
"La oposición no tiene una estrategia ni siquiera para el cortísimo plazo, de lo que hará el lunes o la semana próxima, por ejemplo, y tampoco el oficialismo da buenas señales, con sus respuestas destempladas y su negativa a buscar soluciones políticas a esta crisis política", agregó.
El MAS no se retiró del proceso electoral y sufre el desmantelamiento de la alianza, lo cual hizo que quedara con pocos nombres compitiendo por escaños en algunas regiones del país.
Andrés Velásquez, líder del grupo izquierdista Causa Radical y quien se mantiene como candidato por el sudoriental estado de Bolívar, deploró que las principales fuerzas de oposición se retirasen, pues "no entiendo cómo podemos dejarle el terreno libre a Chávez". "Es un gran error entregarle el testimonio democrático y la fuerza del voto", sostuvo.
El ex líder socialista Teodoro Petkoff, posible rival de Chávez cuando dentro de un año se elija presidente, estimó que "ni la imagen nacional ni la internacional del gobierno se refuerzan con una Asamblea avasallada, a la soviética o a la cubana".
En el bando oficialista, el vicepresidente José Vicente Rangel lamentó el retiro de partidos opositores de la contienda, la que a su juicio "no es una decisión autónoma, sino teledirigida desde Washington".
Tanto el gobierno como la democracia, dijo Rangel, "necesitan una oposición seria, responsable, apegada a las reglas del juego".
"Una de las grandes tareas que tiene planteado el pueblo venezolano es recomponer la oposición, y el 4 de diciembre puede ser el punto de partida para el renacer de partidos políticos distintos a estos que defraudan a la democracia", insistió Rangel.
Henry Ramos, secretario general de AD, dijo este viernes, durante un acto de retiro de sus candidatos, que no les "importa lo que diga el gobierno". "Por supuesto, estamos calculando los riesgos de nuestra decisión y quizá surjan otras fuerzas o dirigentes, o el gobierno construirá una oposición a su medida", apuntó.
Días atrás, Ramos justificó el retiro de AD de la contienda, pues "existen otras formas de lucha legales y democráticas, no necesariamente parlamentarias", que no especificó.
Las grandes marchas callejeras de la oposición que se registraron entre 2002 y 2004 desaparecieron prácticamente desde el referendo sobre el mandato presidencial de Chávez, que ganó el presidente en agosto de 2004, y la oposición casi se redujo al uso del parlamento y de los medios de comunicación privados como tribunas.
El Estado venezolano, según la Constitución de 1999, tiene cinco poderes: Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Electoral y Ciudadano, éste último integrado por el Fiscal General, el Contralor y el Defensor del Pueblo.
Chávez cubre con su gente todos los puestos del Poder Ejecutivo, tanto nacional como en las gobernaciones regionales y alcaldías, la cúpula del Poder Judicial, cuatro de cinco cargos en el Poder Electoral, la mayoría del parlamento y los magistrados del Poder Ciudadano.
Ese poderío se ha sustentado en victorias con entre 55 y 70 por ciento de los sufragios válidos en los nueve comicios realizados desde las primeras elecciones en las que participó Chávez, en 1998.
Pero ahora se presenta "una elección que no se parece a ninguna otra de Venezuela", recordó el analista político Eleazar Díaz Rangel, y la previsible victoria por "forfait" (no presentación) del contrario abre las puertas a una desconocida y laberíntica fase del enfrentamiento político que se sostiene en Venezuela.