Sin un respiro para superar el mal trago de Hong Kong, los países en desarrollo acometerán desde los primeros días de enero el reto de recuperar terreno perdido en la Sexta Conferencia Ministerial de la OMC celebrada a mediados de este mes en esa ciudad asiática.
Hong Kong fue una oportunidad desperdiciada para equilibrar el comercio hasta ahora desfavorable a los pobres, resumió Jeremy Hobbs, director ejecutivo de Oxfam Internacional.
Martin Khor, director de otra organización no gubernamental, la Red del Tercer Mundo, con sede en Malasia, estimó que el resultado de la conferencia fue desventajoso para los países en desarrollo.
Con ese antecedente, la OMC (Organización Mundial del Comercio) reemprenderá en las próximas semanas las negociaciones de la Ronda de Doha, un proceso de mayor liberalización de los intercambios dominado por postergaciones y fracasos desde su lanzamiento hace cuatro años, en la capital de Qatar.
El programa de actividades de la OMC para las semanas iniciales de 2006 aún no está definido, pero se descuenta que la disputa por mayores beneficios del comercio se reanudará de inmediato con la elección de las autoridades de los órganos subsidiarios.
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La presidencia rotativa por regiones del consejo general, el cuerpo clave en el control del sistema multilateral y de las propias negociaciones, pasará de la diplomática keniata Amina Mohamed a un representante de los países industrializados, en una sucesión que se opera tradicionalmente en el mes de febrero.
Pero antes, en enero, los jefes de delegaciones de los 149 estados miembros sostendrán consultas informales para designar a los presidentes de los órganos subsidiarios responsables de la administración corriente, como son los consejos del comercio de mercancías, de servicios y de propiedad intelectual, o los comités de agricultura, acceso a mercados y normas de origen, entre otros.
En forma simultánea, corresponderá elegir a los presidentes de los comités especiales encargados de las negociaciones, organismos que asumen una participación clave en períodos como en el actual, en que la OMC intenta profundizar la apertura de los mercados.
Hobbs mencionó, por ejemplo, el papel que le cupo antes del encuentro de Hong Kong al presidente del comité de negociaciones de servicios, el representante mexicano Fernando de Mateo, quien produjo un proyecto de texto en la materia que "se ajustaba a las propuestas de la Unión Europea, a pesar de la oposición de los países en desarrollo".
Como resultado, en Hong Kong se concertaron nuevas formas de negociación para los servicios, en un marco plurilateral y en discusiones por sectores de actividad y por los modos de suministro.
Las negociaciones del comercio de servicios se caracterizaban por mecanismos bilaterales de ofertas y solicitudes de aperturas de mercados en sectores determinados. En adelante funcionará también un método de negociaciones plurilaterales complementarias que las empresas del sector calificaron de "un trampolín provechoso" para la liberalización.
Por lo menos dos países, Cuba y Venezuela, expusieron sus reservas al texto final sobre servicios presentado entre el 13 y el 18 de diciembre en Hong Kong. Para dejar sentadas sus objeciones antes de la aprobación del documento, la viceministra venezolana de Relaciones Exteriores para América del Norte, María Pilar Hernández Domínguez, tuvo que trepar arriesgadamente al estrado, dijeron activistas de la sociedad civil.
Los nuevos métodos acordados alteran el sistema de flexibilidades hasta ahora existente, que permiten a los países en desarrollo liberalizar solamente los sectores que escogen y con un alcance que les conviene, criticó Khor en diálogo telefónico con IPS.
En contraste, Robert Vastine, presidente de la estadounidense Coalición de Industrias de Servicios, reconoció que el acuerdo sobre negociaciones plurilaterales "satisface los objetivos" que Estados Unidos se había fijado al comenzar la conferencia de Hong Kong.
Las exportaciones anuales de servicios de Estados Unidos ascienden a 340.000 millones de dólares, con un superávit de 50.000 millones. Las posibilidades de crecimiento de esas exportaciones y de las inversiones en estos rubros son enormes, insistió Vastine.
El sector servicios abrirá con probabilidad el fuego en la nueva batalla por el comercio que se circunscribe prácticamente a un enfrentamiento entre naciones ricas y pobres. El texto aprobado en Hong Kong establece que a fines de febrero los países miembros deberán presentar sus solicitudes de apertura de mercados.
Pero antes de esa fecha puede haber alguna orientación más precisa para la marcha de las negociaciones de Doha, pues las autoridades de Suiza procuran realizar una consulta entre ministros de comercio de un número reducido de países, aprovechando la presencia de algunos de ellos en las sesiones del Foro Económico Mundial, que se celebrará en la estación invernal de Davos entre el 25 y el 29 de enero.
De todas maneras, Hong Kong ya estableció un plazo preciso, el 30 de abril, para la concertación de un acuerdo sobre las modalidades de las negociaciones en los temas de agricultura y de bienes industriales.
Las modalidades aluden a los parámetros en los que se realizará la última etapa de la negociación, cuando se discutan los porcentajes de la reducción de las distorsiones al comercio.
También en esos dos temas, agricultura y aranceles industriales, el saldo de Hong Kong para los países en desarrollo ha sido magro.
Khor interpretó que las naciones del Sur cedieron en aspectos críticos, como servicios y bienes industriales, sin obtener ganancias significativas en el paquete de desarrollo, propuesto para atender las necesidades de los países menos avanzados.
A su vez, Hobbs dijo que los textos "de tono apagado" sobre bienes industriales y servicios son "perjudiciales al desarrollo".
En materia de bienes industriales, la declaración afirma que "adoptamos una fórmula suiza" —mecanismo para reducir los aranceles que impone mayores rebajas a los derechos de importación más altos— y añade "con coeficientes", lo que abriría la posibilidad de emplear un dispositivo más favorable a los países en desarrollo, como proponen Argentina, Brasil e India.
Pero otra interpretación señala que esa redacción es más taxativa que el texto del borrador salido de Ginebra, donde se decía que la fórmula suiza solo era "una hipótesis de trabajo".
La agricultura volverá a ser la piedra del escándalo en la negociación de Doha pues todos los fracasos desde enero de 2002 han sido atribuidos a las diferencias entre países en desarrollo exportadores actuales o potenciales de bienes agrícolas, y la mayoría de las naciones industrializadas que protegen con elevadas subvenciones esa actividad.
La declaración de Hong Kong contiene ganancias menores en agricultura, como el establecimiento del año 2013 para poner fin a las subvenciones a las exportaciones agrícolas, opinó Hobbs en un documento de evaluación de la conferencia.
El reclamo de los países africanos productores de algodón contra las subvenciones de los países industrializados, en particular Estados Unidos, encontraron escaso eco en Hong Kong y volverán a escucharse en las próximas semanas en Ginebra.
La declaración final de la conferencia ministerial propone la eliminación en 2006 de las subvenciones a las exportaciones de algodón. Empero, esas subvenciones solo representan alrededor de 10 por ciento del total del apoyo proteccionista que Estados Unidos concede cada año a ese sector, por un monto de 4.000 millones de dólares.
La etapa de negociaciones que se avecina transcurrirá bajo la misma influencia de grupos privados de presión que actuaron en Hong Kong y del plazo inamovible, junio de 2007, en que expirará la autorización del Congreso de Estados Unidos para que el gobierno de ese país concierte acuerdos comerciales sin necesidad de revisión legislativa detallada.
De todas maneras, las negociaciones de Doha están amenazadas de parálisis, y los países ricos tienen que procurar, por deber moral y por sus propios intereses, un mundo sin pobreza ni hambre, dedujo Hobbs.