Chechenia celebró sus primeras elecciones parlamentarias desde que el gobierno central de Rusia tomó hace seis años el control de la república e inició un «proceso de pacificación», pero los comicios están lejos de ser una solución a la crisis.
Grupos islamistas que demandan la independencia de esta república ex soviética hoy integrada en la Federación Rusa continúan sus enfrentamientos con las fuerzas de Moscú, sin importarle la inminente investidura del nuevo parlamento, que se celebrará el 14 de este mes.
Rusia Unida, el partido respaldado por el Kremlin y que domina la Duma (cámara baja del parlamento ruso), obtuvo una clara mayoría en la votación, celebrada el 27 de noviembre. Los resultados oficiales indican que se alzó con 65 por ciento de los cerca de 600.000 votos.
"La continua atmósfera de miedo en la población alimenta la preocupación de que los derechos básicos de libertad de expresión y asociación seguirán sin ser respetados en Chechenia, dijo a IPS la investigadora de Amnistía Internacional para Rusia y las repúblicas ex soviéticas, Victoria Webb.
El jefe de la misión observadora en Chechenia de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, Andreas Gross, señaló que la población de la república aún está atemorizada pues "el verdadero poder no reside en las autoridades electas", sino en las fuerzas de seguridad.
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"Esto crea una situación que hace difícil para las personas ejercer libremente su derecho al voto. Cuando tienes mucho temor, es difícil ser buen ciudadano y elegir un parlamento", agregó.
La república caucásica de Chechenia, de predominio musulmán, debe su importancia estratégica a su ubicación entre los mares Negro y Caspio —en el paso entre Europa, Asia y África—, así como a sus reservas de petróleo y los oleoductos, gasoductos y rutas que atraviesan su territorio.
La respuesta de Moscú cuando Grozny se declaró independiente y soberana tras la disolución de la Unión Soviética en 1991 no se hizo esperar: el entonces presidente ruso Boris Yeltsin lanzó de inmediato una guerra contra la república secesionista.
En 1995, Grozny, la capital chechena, estaba casi totalmente destruida. La cantidad de muertos a causa de la violencia política desde 1994 asciende a 150.000.
Tanto los insurgentes chechenos como el gobierno ruso han sido acusados de diversos actos de terrorismo: bombardeos indiscriminados, secuestros y atentados con explosivos contra civiles e incluso utilización de gases tóxicos por parte de las fuerzas militares del gobierno.
Un cuestionado referéndum convocado por Moscú en 2003 reafirmó la permanencia de Chechenia en la Federación Rusa. El presidente Vladimir Putin anunció entonces que la guerra de más de 10 años había llegado a su fin.
"La situación política, caracterizada por frecuentes casos de secuestro, detenciones arbitrarias y asesinatos, combinada con las posturas de línea dura del Kremlin, no permiten que haya elecciones libres y justas", dijo a IPS el portavoz en Rusia de la organización humanitaria Human Rights Watch, Alexander Petrov.
"Francamente hablando, para Rusia es mejor (que Chechenia tenga) un sistema de gobierno constitucional y no funcional simpatizante con el Kremlin y un nuevo parlamento dominado por leales que sigan instrucciones de Moscú. Las elecciones tuvieron muy poco en común con un verdadero proceso político", sostuvo.
Mientras, los líderes de la oposición también cuestionaron los comicios.
"Nada va a cambiar si se siguen permitiendo violaciones a los derechos humanos y las fuerzas federales acosan a los civiles", dijo a IPS el portavoz del Comité de la Duma para Políticas Federales y Regionales, Sergey Reshulsky, del Partido Comunista.
"El nuevo órgano legislativo deberá construir una sociedad donde los derechos humanos sean respetados, y que tome en cuenta las crecientes demandas y las tradiciones del pueblo", afirmó.
A pesar de la continua corrupción, la pobreza, el crimen, el extremismo islámico y los persistentes enfrentamientos con los rebeldes, las autoridades del Kremlin insisten en que Chechenia está en el camino de la recuperación y la estabilidad.
"Las elecciones formalmente concluyen la reconstrucción del sistema constitucional republicano. Chechenia vivió un acontecimiento político crucial al elegir su parlamento", afirmó Putin.
Sin embargo, reconoció que "se necesitan más acciones para poner en práctica los planes del gobierno ruso y de las autoridades chechenas para concretar la recuperación social y económica".
Por su parte, el presidente checheno Alu Alkhanov admitió en una conferencia de prensa en Grozny que era muy difícil tener "elecciones democráticas ideales" luego de "12 años de anarquía y desorden", y sostuvo que pasarían muchos años para que la república tenga comicios verdaderamente democráticos.
Pero "lo importante es que avanzamos hacia la democracia, hacia la justicia", añadió.