La victoria de Evo Morales en las elecciones presidenciales de Bolivia puede hacer que el cerco tejido por Estados Unidos contra sus rivales en la región se revierta y un anillo nacionalista y de izquierda acorrale a su principal aliado, el gobierno de Colombia.
Morales, un líder indígena de izquierda manifiestamente contrario a Washington y afín a los gobiernos de Hugo Chávez en Venezuela y de Fidel Castro en Cuba, es el primer boliviano elegido presidente con más de 50 por ciento de los votos desde la recuperación democrática en ese país hace dos décadas, lo que le otorga una fuerte base de apoyo a su mandato.
Su triunfo "no sólo es un estímulo al movimiento indígena de Ecuador, sino también al de Perú. A corto plazo, la teoría del cerco que pregona el Pentágono (ministerio de Defensa de Estados Unidos) se transformará en un cerco contra Colombia", dijo a IPS el politólogo Alberto Garrido, catedrático de asuntos internacionales en la venezolana Universidad de Los Andes.
En el pasado en Bolivia "gobernaron oligarquías de espaldas al pueblo". "El triunfo de Morales va a encarnar las reivindicaciones postergadas durante siglos de los indígenas, y se proyectará en otras regiones donde hay un altísimo componente indígena entre las poblaciones", dijo, por su parte, el canciller de Venezuela, Alí Rodríguez.
A su vez, el vicepresidente José Vicente Rangel estimó que la victoria de Morales "es un revés para algunos círculos de poder en Estados Unidos", pero "aquí no hay ninguna conspiración, es Washington el que tiene montada una permanente contra cualquier proyecto progresista y democrático de América Latina".
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Dada la cercanía política de Morales y Chávez, Rangel dijo que "es difícil cuantificar la influencia que pudo tener en la caudalosa votación" del líder boliviano, y afirmó que "por muy complacido que esté, el gobierno de Venezuela no pretende manipular y no se va a involucrar en la política ni en el gobierno de Evo Morales".
Según Garrido, hasta ahora la efervescencia política y las crisis de gobernabilidad en los países del arco de la cordillera de los Andes han sido manejadas por Washington con criterios de estrategia externa y de intereses petroleros que se expresan en el Departamento de Estado (cancillería), pero si sigue la suma de reveses entrará en acción el Pentágono.
"Seguramente hay una gran discusión en la Casa Blanca sobre qué hacer con todo este panorama", dijo Garrido, pues "Morales no va a dar marcha atrás, va a gobernar con la gente en las calles que ha sido siempre la base de su fuerza para impulsar reformas rápidas y radicales, aún más radicales que las de Chávez", opinó.
Este lunes, mientras el ministro venezolano de Energía, Rafael Ramírez, informaba de la exitosa asociación de la firma estatal Petróleos de Venezuela con compañías privadas que operan 31 campos para producir 500.000 barriles diarios de crudo, Morales anunciaba que su gobierno anulará las concesiones de gas natural otorgadas por sus predecesores.
Ese solo anuncio hizo bajar 2,19 por ciento la cotización en bolsa de las acciones de la petrolera española Repsol, que tiene concesiones sobre campos que contienen un cuarto de las reservas bolivianas de gas natural. También se afectarán la empresa brasileña Petrobras, la francesa Total y la británica BG.
Mientras Chávez guardaba silencio este lunes, Rangel sostuvo que "el pueblo boliviano votó por una inmensa reivindicación histórica, indígena, y contra la política neoliberal", y estimó que "pueden aparecer fenómenos en otros países, a los que no se aplica el clisé de izquierda pero representan reivindicaciones nacionales, patrióticas". Ese podría ser el caso del movimiento indígena en Ecuador, que representa a un tercio de la población, cuya movilización ha llevado al derrocamiento de varios gobiernos en los últimos años y es una pieza clave para la gobernabilidad de ese país.
Pero implica mirar también a Perú, donde el gobierno de Alejandro Toledo es el primero del grupo andino que pacta un tratado de libre comercio con Estados Unidos, una opción de la que abominan Chávez y Morales.
Mientras, avanza la candidatura del militar retirado Ollanta Humala, del Partido Nacionalista del Perú, quien ya escolta a la socialcristiana Lourdes Flores en las encuestas de intención de voto para los comicios presidenciales de abril, y sus adversarios le endosan obtener apoyo político y hasta financiero de Chávez, lo que desmienten los señalados tanto en Caracas como en Lima.
En cambio en Colombia, que también elegirá presidente el año próximo, el presidente de tendencia derechista Álvaro Uribe luce una sólida opción de ser reelegido.
En tanto, el mes pasado se reunieron en Quito los jefes de estado mayor de las fuerzas armadas de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú con sus pares de Brasil y del Comando Sur de Estados Unidos, siendo patente la exclusión de Venezuela.
Los jefes castrenses pasaron revista a su cooperación contra flagelos como el narcotráfico, la guerrilla y el terrorismo, lo que analistas como Garrido interpretan como parte del cerco que Washington quiere tender sobre Venezuela y, sobre todo, ahora que el Plan Colombia, de lucha antidrogas y contrainsurgente, se extiende como Plan Andino.
Pero la victoria de Morales y el avance de corrientes radicales, nacionalistas o izquierdistas en otros países andinos puede dar una vuelta de hoja a ese cerco y convertirlo en un cercado sobre Colombia, el aliado de Washington en la región.
Por añadidura, Bolivia puede incorporarse rápidamente de modo pleno al Mercado Común del Sur (Mercosur), como ya formalmente lo hizo Venezuela, que selló su adhesión al grupo que fundaron Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, aunque aún sólo con voz y son voto.
El argentino Carlos "Chacho" Álvarez, presidente de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur, anunció que propondrá "incorporar a Bolivia como miembro pleno, para reforzarlo y aumentar la solidaridad entre los países de la región", tras destacar que la amplia victoria de Morales le garantiza apoyo para estabilizar el país.
El escritor alemán Heinz Dieterich, radicado en México y considerado un ideólogo del "chavismo", dijo que la victoria de Morales constituye "un salto cualitativo en la correlación de fuerzas en América Latina", y que el país del altiplano "dará un paso importante para formar parte del Mercosur".
Con Morales en el gobierno de Bolivia se reforzarían el bloque que resistió la reactivación de la negociación para crear el Área de Libre Comercio para las Américas, impulsada por Washington, y los ejes políticos que con distintos matices enfrentan a Estados Unidos, el frontal que va de La Habana a Caracas y el moderado de Brasilia, Buenos Aires y Montevideo.