La insatisfacción ante algunas decisiones del gobierno de Brasil, que entienden erróneas, no impidió a miembros de organizaciones de la sociedad civil que hicieran una evaluación positiva de la segunda Conferencia Nacional de Medio Ambiente.
Es "un proceso importante de participación social y de aprendizaje de todos los actores involucrados", aunque los resultados "quedan por debajo de nuestros anhelos", resumió ante IPS Adriana Ramos, coordinadora de Política y Derecho Socioambiental del no gubernamental Instituto Socioambiental.
Dentro de 10 años, es decir cinco conferencias más, podrá ser "la instancia suprema de deliberación sobre política ambiental" en Brasil, de manera que ese Ministerio y el Consejo Nacional de Medio Ambiente serán órganos ejecutores o reguladores, sostuvo la activista.
Una crítica de los ambientalistas es que el gobierno adoptó decisiones contrarias a las recomendaciones de la primera conferencia ambiental, que tuvo lugar hace dos años, especialmente al liberar la siembra de soja genéticamente modificada e impulsar el proyecto de desviar aguas del río Sao Francisco hacia el nordeste semiárido.
Pero 70 por ciento de las propuestas aprobadas en 2003 se cumplieron o están en ejecución, aseguró la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, quien recibió fuertes aplausos al inaugurar la conferencia señalando que la política ambiental es responsabilidad de todos los sectores del gobierno y debe ser diseñada con la participación de toda la sociedad.
El encuentro que congregó entre el sábado y el martes en Brasilia a más de 2.000 participantes, 1.500 de los cuales eran delegados de los 27 estados del país y de distintos sectores, aprobó cerca de 800 resoluciones que competen al Ministerio de Medio Ambiente y a otros órganos o niveles de gobierno.
Los encuentros preparatorios, que movilizaron 86.000 asistentes en municipios y en los estados, elaboraron 3.800 propuestas, pero muchas inaprovechables por redundancia, localismo, inadecuación.
Esta Conferencia Nacional de Medio Ambiente no produjo avances en la misma proporción de la primera, de 2003, según Ramos, porque muchas propuestas eran repetitivas o genéricas, reflejando el desconocimiento de sus autores sobre medidas ya puestas en marcha, como los programas oficiales de educación ambiental y de ampliación de áreas de protección permanente.
Las insuficiencias no se debieron al "corto" intervalo de dos años, como opinó el coordinador general de la Conferencia, Pedro Ivo Batista, sino a la insuficiente preparación, concentrada en los cuatro últimos meses.
Faltó una comunicación permanente sobre las cuestiones ambientales para que la población acompañe su evolución y tome conciencia de los problemas y alternativas, arguyó Ramos, antelo cual criticó a la prensa por omitir el carácter ambiental de desastres y las muchas muertes por el derrumbe de viviendas precarias en los cerros y la escasez de aguas en las grandes ciudades.
La ausencia en la conferencia de sectores del gobierno brasileño de Luiz Inácio Lula da Silva también afecta la eficacia de los encuentros, al no comprometer todo el gobierno con la aplicación de las resoluciones, acotó.
La polémica permaneció principalmente en el caso de la transposición del río Sao Francisco, con los ambientalistas que reclaman la revitalización de la cuenca antes de su desviación de 1,4 por ciento del flujo fluvial, mientras el gobierno pretende construir los canales inmediatamente.
Pero los activistas presentes en la conferencia apoyaron el proyecto gubernamental de Gestión de Bosques Públicos, cuya aprobación enfrenta resistencias en el Senado. La legislación permitirá conceder áreas forestales para la explotación sustentable de sus recursos por empresas privadas por hasta 60 años.
Esa es la forma de contener la deforestación, al regularizar la situación de control de la tierra y detener la invasión de espacios estatales en la Amazonia para realizar actividades depredadoras, señaló a IPS Rubens Palacios Soria, asesor técnico del Grupo de Trabajo Amazonico, una red de más de 600 organizaciones no gubernamentales (ONG) y de comunidades locales.
La conferencia es un aprendizaje para constituir un "choque de realidad" en el movimiento ambientalista y social, al reconocer las dificultades del gobierno para ejecutar una política ambiental que medie entre los "conflictos de intereses" de los distintos sectores, evaluó el activista.
Los programas ambientales no corresponden a "políticas de todo el gobierno", pues a veces se oponen al Ministerio de Medio Ambiente, en su lucha por la sustentabilidad y la inclusión social de las "poblaciones tradicionales" amazónicas, a otras carteras que defienden a los sectores de los negocios agropecuarios y exportador o a la construcción de grandes centrales hidroeléctricas, señalo a modo de ejemplo.
Las conferencias promovidas por el actual gobierno izquierdista de Lula son "positivas", por la participación social que lleva madurez a las relaciones entre gobierno y la sociedad civil, en momentos de tensión y de criticas a las autoridades por "la forma, la metodología y el ritmo" de su política ambiental, sintetizó Soria.
Los empresarios que participaron de este encuentro criticaron la escasa atención que obtuvieron de parte de las ONG y de los movimientos sociales, que suman 50 por ciento de los delegados a la conferencia.
Al sector empresarial le tocó 30 por ciento y al gobierno el 20 por ciento restante, según Claudio Langone, viceministro de Medio Ambiente.
Muchos empresarios ignoran el tema, pero no se debe confundirlos con todo el sector que tiene miembros verdaderamente preocupados con los problemas ambientales y cuya participación en este proceso "es fundamental e interesante", opinó Ramos.
La tensión es entre ambiente y desarrollo tradicional, en un momento de nueva "efervescencia" en el área ambiental, entre la Conferencia sobre Cambios Climáticos de las dos últimas semanas en Montreal y la de la Convención de Biodiversidad, fijada para marzo en la meridional ciudad brasileña de Curitiba, observó Langone a IPS.
Particularmente en Brasil, el desafío es incorporar la dimensión ambiental en el próximo programa de inversiones, que comprende los grandes proyectos de desarrollo en los años venideros, concluyó.