En un clima de creciente desinterés político, el izquierdista Andrés López Obrador, el conservador Felipe Calderón y el priísta Roberto Madrazo se aprestan para la campaña electoral en busca de la presidencia de México en diciembre de 2006.
Las encuestas dan el primer lugar a López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), con 36 por ciento de la intención de votos, seguido a ochos puntos porcentuales de distancia por Madrazo, del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que tuvo el poder en sus manos casi todo el siglo XX, y por Calderón, del gobernante Partido Acción Nacional (PAN).
Según el cronograma, los candidatos iniciarán formalmente sus campañas en enero y las cerrarán en junio, poco antes de las elecciones programada para el 2 de julio.
Pero, más allá de las consultas, los analistas políticos no se atreven aún a declarar como favorito a ninguno de los tres con mayor adhesión y vaticinan una fuerte disputa con muchas descalificaciones, jugadas bajo la mesa y gigantes olas de propaganda en los medios de comunicación.
La puja es para suceder a Vicente Fox, del PAN, quien en 2000 puso fin a siete décadas sin interrupción de gobiernos del PRI. Pero los nuevos comicios, que consolidará la transición política pacífica que México conquistó hace cinco años, se realizará sin un entorno de crisis económica, problema que fue recurrente entre los años 70 y 90.
Aunque aún faltan ocho meses para las elecciones presidenciales, las críticas y los insultos entre candidatos van subiendo de tono, mientras surgen voces que advierten un crecimiento del desinterés ciudadano en participar en los procesos políticos.
De las elecciones legislativas generales de 1997, cuando el PRI perdió por primera vez la mayoría absoluta en el Congreso, a las estatales de mediados de este año, el promedio de votación de los ciudadanos en México cayó de 65 a 49 por ciento del padrón, según un estudio patrocinado por el estatal pero independiente Instituto Federal Electoral (IFE).
En las últimas elecciones presidenciales que llevaron a Fox a la presidencia y que marcaron un hito en la historia de México, el abstencionismo de los votantes fue de 36 por ciento, tres puntos porcentuales mayor que el registrado en 1994, cuando ganó el priísta Ernesto Zedillo.
"Si la política sigue el rumbo de los enfrentamientos y la falta de acuerdos, el abstencionismo crecerá aún más, lo que no es nada bueno para una democracia joven como la mexicana", dijo a IPS Vladimir Arias, politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En julio de 2006, alrededor de 70 millones de mexicanos, incluidos quienes residen en el extranjero, estarán habilitados para votar, derecho que se ejerce en este país de manera voluntaria.
Fuera de los candidatos de los tres principales partidos podrían surgir otros desde agrupaciones políticas más pequeñas, como el Verde Ecologista o el del Trabajo, pero los observadores no les dan ningún chance.
El IFE anunció que hará una intensa campaña en los medios de comunicación para alentar la concurrencia a las urnas de los ciudadanos y pidió a los postulantes que se conduzcan con propiedad y privilegien la presentación de propuestas en sus discursos. Advierte, además, que el abstencionismo es una "amenaza para la democracia".
Empero, los líderes mantienen la ruta de las descalificaciones por ahora. "Es normal, el roce entre los políticos, lo malo es que en México no se pasa luego hacia los acuerdos", sostuvo Arias.
En la actual legislatura ninguno de los tres principales partidos políticos tiene mayoría propia y tampoco pudieron durante el actual gobierno concertar acuerdos para reformar leyes que se consideran centrales para el futuro del país y que abarcan materias de energía, trabajo, administración tributaria y justicia.
López Obrador se llama a sí mismo "rayito de la esperanza" y califica a sus contrincantes como neoliberales a los que no les importa la gente.
Este candidato de la izquierda, que se destaca por su vida austera y alejado de cualquier lujo, fue hasta julio alcalde de la capital del país, cargo en el que enfrentó una fuerte oposición y críticas del gobierno de Fox.
A sus 52 años, este político con una licenciatura en Ciencias Políticas fue hasta los años 80 un fiel militante del PRI, para luego separarse junto a otros dirigentes para fundar el PRD. Como alcalde, el máximo cargo público que ha alcanzado, fue ampliamente apoyado por los capitalinos.
Sin embargo, aunque se autocalifica de izquierda, el indígena Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), asentado en el sudoriental estado de Chiapas, sostiene que el PRD no es más "que la mano izquierda de la derecha (tal vez ni eso)" y López Obrador un "personaje ambicioso y siniestro".
Por su parte, Calderón cree que López Obrador es el candidato a vencer y lo tilda de populista, mesiánico y maniqueísta.
Para el postulante oficialista, se trata de un candidato "del otro PRI" y es peligroso, pues a su manera de ver "no entiende el mundo", entre otras cosas porque "nunca salió del país".
Calderón, de 43 años, es una sorpresa en la contienda. En elecciones internas de su partido, celebradas en septiembre y octubre, le ganó al favorito según los analistas, el ex ministro (secretario) de Gobernación (Interior), Santiago Creel.
Dirigente de su partido desde joven, ex legislador y ex ministro de Energía del actual gobierno, Calderón es un abogado con estudios de postgrado en administración pública en la universidad estadounidense de Harvard.
"Es un representante de la peor derecha y está ligado al fracaso de Fox, ojalá que lo frenen", dijo a IPS Modesto Correa, un militante y dirigente del PRD en la capital.
El tercero en discordia, Madrazo, es un ex legislador y gobernador en los años 90 de Tabasco, estado ubicado en la costa del golfo de México. A sus 53 años, este abogado con estudios de urbanismo en la estadounidense Universidad de California, sostiene que sus contrincantes son unos incapaces y que sólo él tiene la experiencia para gobernar.
Está ligado a los más antiguos dirigentes del PRI, que fueron quienes manejaron los hilos del poder en México durante siete décadas, muchos años bajo acusaciones de corrupción y autoritarismo.
López Obrador y Calderón lo consideran un político corrupto y traicionero a este candidato priísta que logró su postulación luego de un proceso de elección entre militantes y simpatizantes.
El único aspirante a suceder a Fox que no es producto de una elección interna es López Obrador, pues nadie en el PRD le disputó esa posición…
Aunque el ex alcalde lidera las encuestas, todos los candidatos tienen posibilidades de triunfo en 2006, no hay nada seguro por ahora, aseguró el politólogo Leo Zuckerman, del Centro de Investigación y Docencia Económicas.