El alcalde no colocó la piedra fundamental sino que, orgulloso, dio el primer mazazo para derribar el Muro Cromático, una obra del artista plástico Carlos Cruz-Diez que se extiende por dos kilómetros alrededor del puerto de La Guaira, junto a la capital de Venezuela.
"Se trataba de una aberración arquitectónica, que impedía la relación del puerto con las comunidades", se ufanó el alcalde Alexis Toledo, tras anunciar que en su lugar se colocará una larga reja para permitir a los guaireños ver lo que ocurre en el puerto.
Sobre la pared erigida para poner las instalaciones portuarias a salvo de la curiosidad de los vecinos, Cruz-Diez, el mayor artista plástico viviente venezolano, pintó en 1991 una de sus elaboraciones cromáticas, como donación para los habitantes de esa ciudad.
"Pero el puerto más bien parecía una cárcel, y quisimos integrarlo con la ciudad. Además, tiene ya tantas interrupciones a lo largo de sus 2.000 metros que difícilmente puede hablarse de un mural", dijo el ingeniero del puerto, Elías Alvarado.
El mural sufrió el vandalismo de quienes garabatearon sobre él graffiti o lo empapelaron con propagandas, y también se afectó y derrumbó en algunos tramos con las lluvias y deslaves que azotaron en diciembre de 1999 el litoral venezolano sobre el mar Caribe, que dejaron miles de muertos y cuantiosos daños materiales.
"El pueblo del litoral reclamaba su vista al mar y los espacios portuarios", insistió ante IPS Francisco Zaragoza, de la Dirección de Cultura del estado de Vargas, vecino a Caracas, pero además el artista no aceptó que la obra se reformara", agregó.
Cruz-Diez es autor de numerosas policromías que le han dado renombre internacional, y de piezas integradas a la arquitectura, como el piso del aeropuerto de Caracas, el de la sede de la Unión de Bancos Suizos en Zurich o el bajo techo de la galería de la estación de San Quentin, en Yvelines, en la zona metropolitana de París.
Una fisiocromía suya de doble faz adorna el Parque Olímpico de Seúl, otra Oloron Sainte Marie (Francia), en tanto otra serpentea en el Jardín Botánico de Puerto Rico.
Desde París, donde reside, el octogenario artista sostuvo que "la restauración de la obra hubiese sido mucho más económica que la destrucción del muro y la construcción de una reja. Pudo hacerlo el equipo de mi taller, y varis compañías de pintura hubiesen donado los insumos necesarios".
"En 1991 me pidieron que diera una solución urbana a esa zona, que es vehicular de alta velocidad (la principal vía de La Guaira sigue el perímetro del muro) y por eso diseñé ese mural", apuntó.
La demolición "representa una política de destrucción del patrimonio cultural nacional. Las obras de Jesús Soto o Alejandro Otero —dos cinetistas ya fallecidos— son las que introdujeron a Venezuela en el mundo del arte mundial", dijo Cruz Diez.
La obra de Soto "Esfera Caracas", a base de tubos y colocada a la vera de la principal autopista caraqueña, fue desvalijada presuntamente por recicladores de metal durante 2004. Igual suerte corrió el "Abra Solar", de Otero, con 70 metros de láminas y enclavada en la céntrica Plaza Venezuela de la capital.
Según Cruz-Diez, obras como las perdidas "forman parte de la memoria artística nacional y tratar de borrarlas es dejar a la nación sin memoria, y un pueblo sin memoria no es capaz de evolucionar".
Pero el alcalde Toledo insistió. "No cederemos ante el chantaje artístico", pues el muro "atenta contra el derecho del pueblo para apreciar las operaciones aeroportuarias" y además, "las partes de la obra que tras el vandalismo y los deslaves aún muestren fracciones de mural serán colocadas en otras áreas del puerto", explicó.
El artista replicó, a través de una radio local, que su Muro "se trata de una animación urbana con base en el color, que no fue concebida para que la cortaran, luego, en pedazos. No es un cuadro que puedes cambiar de un lugar a otro. En eso sí creo que deberían tomar en cuenta mi opinión. Si lo derrumban, destrúyanlo por completo", enfatizó.
La Asociación Venezolana de Artistas Plásticos emitió un comunicado de solidaridad con el pintor: "Estamos en presencia de un 'articidio'. La ley de Derecho de Autor dice que el artista tiene, incluso frente al adquiriente del objeto material de la obra, el derecho de prohibir toda modificación que pueda poner en peligro su decoro o reputación".
El curador Luis Pérez-Oramas sostuvo, indignado, que "la historia de la barbarie en Venezuela tendrá, entre muchas y para siempre, una imagen inconfundible: un piquete de obreros levantando sus mazos contra el muro cromático de Cruz-Diez.
"La demolición ostensiva y espectacular no deja ninguna duda acerca de la agresividad del militarismo en contra de las artes", dijo por su parte el crítico opositor Perán Erminy, en alusión a la condición de oficial retirado del alcalde, del gobernador de Vargas, Antonio Rodríguez, y del propio presidente Hugo Chávez.
Cuando el alcalde acudió a derribar un trozo de muro, jóvenes seguidores le acompañaron. "Ahora todos podremos ver el puerto", dijo Rubén Mayora, en tanto para Luis Gómez "este mural le robó al guaireño la identidad portuaria".
El profesor Juan Páez dijo a IPS que "se van a ver almacenes y contenedores para que la gente sepa como funciona el puerto, pero es absurdo que aleguen que derriban la obra para ver el mar, porque las personas que habitan la zona viven en cerros desde donde el mar se ve perfectamente".