Los libros de la periodista Olga Wornat sobre la vida privada de líderes políticos suelen encender polémicas. La biografía de la senadora Cristina Fernández, esposa del presidente de Argentina, Néstor Kirchner, no fue la excepción, aunque por motivos distintos.
En "Reina Cristina", el libro publicado en vísperas de las elecciones parlamentarias de octubre en Argentina, Wornat hace un retrato muy favorable de Fernández, uno de los puntales políticos del gobierno de centroizquierda, y algunos críticos se preguntan si esta vez se topó con una mujer cabal, autónoma, sin vicios ocultos, o si escribió la biografía por encargo.
Pero la respuesta está en el prólogo. La autora, que conoce al hoy matrimonio Kirchner desde los años 70 cuando eran jóvenes militantes universitarios, confiesa que este libro "es diferente a los anteriores". "No se trata de una denuncia de corrupción, de abusos o escándalos, ni de describir conductas privadas impúdicas de funcionarios públicos", anuncia de entrada.
"Este libro cuenta la historia de una mujer poderosa, con sus luces y sombras. Una mujer que conocí en su adolescencia ( ), a la que admiro con ojo crítico y con la que tenemos coincidencias y diferencias. Una mujer separada por un abismo de las esposas de presidentes desde 1983", remarcó.
Wornat escribió antes sobre Zulema Yoma y la chilena Cecilia Bolocco, la primera y segunda esposa respectivamente del ex presidente Carlos Menem (1989-1999), del mismo Partido Justicialista que Kirchner pero en las antípodas ideológicas.
Luego se radicó en México y publicó una biografía crítica sobre Marta Sahagún, secretaria primero y esposa luego del actual presidente de ese país, Vicente Fox, y un libro sobre los presuntos negociados de los hijos de esta mujer, de un matrimonio anterior, aprovechando su cercanía con el poder.
Con esos antecedentes, "Reina Cristina" era esperado con ansiedad por sus lectores, deseosos de conocer también esta vez detalles íntimos de la esposa de Kirchner, una mujer celosa de su privacidad. Especialmente porque no da entrevistas en Argentina desde pocos días después de la asunción de su marido al gobierno, en mayo de 2003.
Las críticas sobre la presunta falta de objetividad de Wornat se precipitaron porque el lanzamiento del libro coincidió con el tramo final de los primeros comicios legislativos que afrontó este gobierno, en momentos en que Fernández lideraba con holgura las encuestas de intención de votos en la oriental provincia de Buenos Aires, el distrito más populoso del país.
Finalmente, las elecciones del 23 de octubre le dieron un triunfo arrollador a Fernández, mayor aún de lo que anticipaban las consultas y reteniendo su banda en el Senado, aunque esta vez no por la austral provincia de Santa Cruz sino por la de Buenos Aires, pero difícilmente el libro haya contribuido a ello.
Con el resultado electoral, la esposa de Kirchner confirmó su presencia como una figura de peso en la escena política nacional, capaz de competir por la presidencia de Argentina en los comicios de 2007.
Wornat describe a Fernández como "indomable, inteligente, polémica, transgresora y ambiciosa como ninguna otra después de Eva (Duarte) Perón", la esposa del tres veces presidente y fundador del Partido Justicialista, Juan Domingo Perón (1895-1974). También afirma que se trata de una fémina batalladora, leal, generosa, honesta y muy preparada.
El libro dice más sobre el proyecto político de la pareja Kirchner-Fernández, casados hace 30 años, que sobre las intimidades de ella. Cuando se acerca más al personaje, lo hace para develar virtudes ocultas o para justificar algunas de sus conductas más controvertidas.
Wornat dice que cuando Kirchner sufrió una hemorragia intestinal, su esposa le prometió entre lágrimas que no permitiría que la prensa lo mostrara así. La escritora considera que ese episodio marcó un punto de inflexión en la relación con los periodistas del matrimonio, que ninguno de ellos da entrevistas ni ruedas de prensa.
Según el libro, desde muy jóvenes los Kirchner rechazaban mandatos de estructuras partidarias verticales. Desde que se conocieron actuaron en sociedad, pensando en un proyecto de largo plazo, cuenta Wornat.
El tramo más profundo y revelador de la investigación es el que cuenta la etapa de militantes universitarios en la Juventud Peronista de los años 70, de tendencia izquierdista. El matrimonio sufrió de cerca el asesinato de compañeros por razones políticas en vísperas del golpe de Estado, cuando estudiaban abogacía en la estatal Universidad de La Plata, la capital de la provincia de Buenos Aires.
De sus compañeros de entonces -entre ellos la propia Wornat— muchos desaparecieron antes y durante la dictadura militar (1976-1983) y otros que lograron sobrevivir pese a las persecuciones integran hoy el gobierno.
El libro narra que el matrimonio Kirchner-Fernández ocultó en su casa a compañeros de militancia política perseguidos y vivieron en pensiones de mala muerte en esa época.
Con estas experiencias es que Wornat relaciona el compromiso de Kirchner y su esposa con la defensa de los derechos humanos, sobre todo con la persecución de los delitos que quedaron impunes desde esa época trágica de la historia argentina que costó decena de miles de vidas, encarcelados, exiliados y la desaparición de 30.000 personas según organizaciones humanitarias.
Para eludir lo que consideraban una muerte segura a manos de la represión dictatorial, la pareja se refugió en Santa Cruz, la provincia de origen de Kirchner. Allí ejercieron como abogados, y amasaron una modesta fortuna, pero no pudieron evitar ser detenidos un tiempo por razones políticas ni los atentados explosivos contra su estudio.
El matrimonio tuvo dos hijos. El varón, de 28 años, vive en Santa Cruz, y cultiva un perfil bajo, muy distinto a los hijos de otros mandatarios latinoamericanos que suelen estar envueltos en diversos escándalos. La hija es aún una adolescente cuyo rostro es prácticamente desconocido para los medios periodísticos.
La pareja volvió a participar en política cuando la dictadura estaba en retirada, recuerda Wornat. De esa época data el Frente para la Victoria, el sello que ahora les permite liderar una transformación del Partido Justicialista a nivel nacional.
En el reparto del poder de la sociedad matrimonial, Kirchner apuntó siempre a cargos ejecutivos y ella a legislativos.
Según asegura la autora de la biografía, los dos son cuadros políticos de peso, pero no hay competencia entre ellos. Los dos "suman al proyecto". Los dos se profesan mutuo respeto y admiración, asegura.
Kirchner fue primero intendente de Río Gallegos, la capital de Santa Cruz, y tres veces gobernador de esa provincia, y Fernández, en tanto, fue diputada y senadora nacional por el mismo distrito, hasta que los vericuetos de la vida partidaria los catapultó en 2003 al centro de la escena del país.
Tras la asunción a la presidencia de Kirchner, ella se constituyó en la principal defensora del proyecto político centroizquierdista en el Senado. Fernández integra la llamada "mesa chica" de las decisiones y su opinión es valorada por el mandatario.
La senadora Fernández no reniega de ese papel sino que, por el contrario, se enorgullece de ello.
En el libro, ella refuta algunas de las críticas que se le hacen desde que su esposo llegó a la presidencia. También admite ser muy coqueta, tener un vestuario que parece infinito y confiesa no salir a la calle si no está arreglada "de la cabeza a los pies".
Sin embargo, niega que esa particularidad haya arrancado cuando su marido asumió el gobierno como sugieren sus críticos. "Siempre iba como una princesa", como dice en el libro una persona que la conoció en sus años de juventud.
Finalmente, Wornat asegura que su personaje no reivindica una agenda feminista y hasta es contraria al uso de esta categoría que, a su juicio, se contrapone al machismo. No obstante, su trayectoria es opuesta a la de una tradicional "primera dama".
"El término primera dama no me gusta, porque tiene una connotación vinculada a un rol de la mujer que no es el mío", sostiene Fernández.
Allí recuerda cuando una periodista le preguntó si pensaba renunciar una vez que su marido fuera presidente. Su respuesta está en línea con las que suele brindar la favorita para ganar las elecciones presidenciales de Chile, la socialista Michel Bachellet, divorciada y con hijos.
"Absurda pregunta. ¿Por qué tengo que renunciar yo? A las mujeres siempre nos preguntan ¿cómo haces con los chicos, cómo te das tiempo para cuidarlos? A los hombres ¿alguna vez les preguntan algo parecido? Esto es discriminación. Yo le dije a esa periodista: ¿por qué tengo que renunciar yo? ¿Por qué no renuncia el presidente?", desafió aguerrida.