En un marco de encendida polémica sobre el futuro de la integración continental, quedó inaugurada este viernes en Argentina la IV Cumbre de las Américas. Mientras, un grupo de activistas se robaba la atención al provocar violentos incidentes.
En la apertura formal de la reunión en el oriental balneario de Mar del Plata, el presidente de Argentina, Néstor Kirchner, habló de las consecuencias "nefastas" de las políticas de ajuste que imperaron en la región en los años 90 y consideró que el mercado solo no contribuirá a reducir la pobreza. También advirtió que a América Latina "no le sirve cualquier tipo de integración".
"Hay que reconocer la diversidad existente entre nuestros países", sostuvo el mandatario en referencia a las discrepancias en torno al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), la iniciativa estadounidense que involucra a 34 países del continente, todos excepto Cuba.
Kirchner remarcó que "un acuerdo de libre comercio no puede ser un camino de prosperidad de una sola vía. Hay que tener en cuenta las asimetrías, los distintos niveles de desarrollo de los países del hemisferio".
En la inauguración del encuentro, a la que asistieron los mandatarios, sus cancilleres y otros funcionarios, participó además el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Miguel Insulza, e hizo uso de la palabra tras Kirchner el primer ministro de Canadá, Paul Martin, en razón de haber sido el anfitrión de la cumbre anterior, celebrada en 2001 en Québec.
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En discrepancia con el presidente argentino, Martin afirmó que la liberalización comercial en América no tiene como objetivo crear un lugar seguro para los negocios sino beneficiar a los trabajadores y consumidores. "Un comercio más libre permite que más gente pueda salir de la pobreza", precisó.
En momentos en que sea realizaba la inauguración de la cumbre, en la tarde de este viernes, activistas de ultraizquierda lanzaron piedras a los policías que custodian el área de acceso restringido de la reunión de gobernantes, dando el puntapié inicial a una serie de graves desmanes.
Los uniformados respondieron con balas de goma y gases lacrimógenos. Los disturbios se extendieron luego a otras calles de la ciudad, donde manifestantes quemaron una sede del Banco de Galicia, de capitales argentinos, destrozaron los escaparates de comercios y realizaron varios saqueos.
Los grupos de manifestantes que protagonizaron los hechos de violencia no habían participado, como así lo habían señalado antes, de la III Cumbre de los Pueblos, que se desarrolló y culminó de modo totalmente pacífico este mismo viernes antes de inaugurarse la reunión de gobernantes.
La Cumbre de los Pueblos, que reúne a defensores de los derechos humanos, partidos de izquierda, sindicalistas, indígenas y otras organizaciones sociales, comenzó sus actividades de discusión y reflexión el martes para finalizar con una multitudinaria marcha de repudio al ALCA y a la presencia en Argentina del presidente de Estados Unidos, George W, Bush.
La movilización incluyó un acto en el principal estadio de fútbol de la ciudad, donde habó el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y asistieron junto a los dirigentes sociales varios artistas latinoamericanos y el ex futbolista Diego Maradona.
La cumbre presidencial comenzó luego de que se conocieran las posiciones enfrentadas sobre el ALCA, pese a que este asunto no formaba parte de la agenda de la reunión.
La falta de acuerdo impide hasta ahora finalizar la elaboración de la declaración final y el plan de acción de la reunión, que tiene como lema "Crear empleo para reducir la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática".
Estados Unidos, Canadá y México, junto a un grupo de países de América Central, insistían este viernes en incluir en los documentos alguna mención acerca de la continuidad de las negociaciones por la creación del ALCA en el mediano plazo, mientras que Venezuela propone dejar definitivamente atrás el proyecto.
En su discurso ante organizaciones sociales y políticas, que brindó en el estadio de fútbol en la tarde de este viernes, Chávez advirtió que "en Mar del Plata está la tumba del ALCA". El proyecto fue "enterrado", dijo, por "los pueblos de América".
El presidente de México, Vicente Fox, fue el primero en arrojar la piedra en sentido contrario y desafió a Kirchner a realizar "un esfuerzo extraordinario" para evitar el fracaso de la cumbre. México había insistido en que los documentos fijasen una reunión para seguir negociando el ALCA, pero la propuesta no tiene aceptación.
Fox expresó su insatisfacción con el estado actual de los debates y sugirió, incluso, avanzar en un acuerdo comercial entre los 29 países del hemisferio que apoyan hoy el ALCA ya sea de modo directo o implícito, dejando a un lado a los que se resisten a aceptar ese esquema.
Entre unos y otro, los países miembros del Mercado Común del Sur (Mercosur), Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, plantean aplazar las negociaciones sobre liberalización del comercio hemisférico a la espera de avanzar en la Ronda de Doha, que tendrá una instancia crucial en la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), de diciembre en Hong Kong.
En este marco, el canciller de Brasil, Celso Amorín, llamó en rueda de prensa a "desdramatizar" y "desideologizar" la polémica a fin de alcanzar un consenso. No obstante, insistió en la posición del Mercosur, al advertir que no es posible profundizar en el debate sobre el libre comercio a un mes de la Ronda de Doha.
"Las negociaciones del ALCA dependen de lo que ocurra en la OMC", explicó. De todos modos, consideró, en clara referencia al planteo de Fox, que si hay países que quieren avanzar, nadie les niega el derecho a hacerlo. "Sólo queremos construir sobre una base real, no voluntarista", subrayó.
También el presidente de Chile, Ricardo Lagos, habló sobre las desinteligencias que traban el acuerdo final.
"El crecimiento económico y el comercio deben hacerse sobre reglas justas y los subsidios agrícolas no lo son", apuntó el mandatario de modo crítico en conferencia de prensa, en relación a los reclamos de los países del Sur por la política del Norte industrializado al respecto.
"El tema aquí no es si hay o no acuerdo de libre comercio sino sobre la base de qué reglas vamos a acordar, porque entre países de distinto nivel de desarrollo necesariamente tiene que haber asimetrías", dijo. "Cuando no hay reglas, las impone el más poderoso", alertó.
También aceptó Lagos la idea de avanzar por partes. Explicó que hay países que tienen más desarrollado el comercio exterior y pueden estar mejor preparados para una integración como la que plantea el ALCA.