Los esfuerzos por derribar la barrera digital que detiene a los pobres fracasarán si los gobiernos no consiguen limar sus diferencias sobre la gobernanza de Internet, afirmaron diplomáticos en Naciones Unidas
Mandatarios y expertos de todo el planeta se reunirán en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, que se celebrará en Túnez entre este miércoles y le viernes.
Uno de los objetivos de ese encuentro es negociar el futuro control técnico, legal y político de la red informática global.
Muchos países quieren cambiar el sistema actual, pero Estados Unidos no se muestra dispuesto a aceptar ninguna modificación en la red creada en la década de los 60 en ámbitos de gobierno y académicos de ese país.
Se teme que las negociaciones no lleguen a nada concreto.
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El punto más contencioso de todos los que se abordarán en la Cumbre es el papel de Washington en la supervisión y control de la estructura de direcciones de Internet, conocida como sistema de nombres de dominio (DNS por sus siglas en inglés).
La actual estructura de nombres y direcciones de Internet es la que permite que millones de usuarios de computadoras en todo el planeta se puedan comunicar entre sí.
El sistema de direcciones es administrado por la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números (ICANN, en inglés), una organización privada sin fines de lucro con sede en California, vinculada al Departamento (ministerio) de Comercio de Estados Unidos, pero constituida por miembros procedentes del mundo de las corporaciones, la ciencia y la sociedad civil.
Pese a que existen algunos matices de diferencia, tanto el bloque de países en desarrollo (liderado por China, India, Brasil y otros) como la Unión Europea señalan que Internet debería estar gobernada por un organismo internacional de modo que haya distintos países e intereses representados en los procesos de toma de decisiones.
Muchos países en desarrollo prefieren que el gobierno de Internet sea controlado por un organismo internacional como la propia ONU.
Los europeos proponen "un modelo cooperativo" con la ICANN, y apunta a crear un foro donde todos los gobiernos, organizaciones civiles interesadas y empresas puedan discutir sobre el rumbo de Internet.
Washington, sin embargo, persiste en su oposición a este tipo de propuestas, argumentando que el sistema de controles técnicos actualmente supervisado por la ICANN es la mejor forma de garantizar la seguridad y la estabilidad de la red.
"Importante como es la discusión acerca de la gobernanza de Internet, no creo que nadie piense que esto va a resultar en una computadora más o un teléfono celular más en las áreas rurales de África, América del Sur, Asia o cualquier otra parte del mundo", dijo David Gross, representante de Estados Unidos que encabezó las delegaciones de ese país en las anteriores reuniones sobre informática y telecomunicaciones.
El plan de acción adoptado en la primera fase de la Cumbre, celebrada en Ginebra en diciembre de 2003, fijó una serie de metas para ampliar el acceso a las tecnologías informática y de telecomunicaciones en las áreas rurales, los hospitales, las bibliotecas y las universidades de los países en desarrollo.
También se trazaron objetivos para el acceso a Internet de los gobiernos locales, para que los contenidos estuvieran disponibles en todos los idiomas, y para que los programas de educación primaria y secundaria tomaran en cuenta los desafíos de la sociedad de la información.
Los países en desarrollo argumentan que para alcanzar esas metas es preciso que haya cambios en el gobierno y la administración de la red. Estados Unidos, sin embargo, insiste en dejar todo como está porque, en su opinión, el actual sistema ya está produciendo resultados positivos.
"Cuando echo una ojeada al mundo, pienso que hemos progresado mucho en todas estas áreas", dijo Gross. "Aunque, por supuesto, todavía queda mucho por hacer".
Se estima que un sexto de la población mundial, unos 1.000 millones de personas, tienen acceso a Internet.
Mientras la amplia mayoría de la población que no puede conectarse a la red vive en países en desarrollo, también hay millones de personas en el mundo industrializado que tampoco pueden usar Internet por razones económicas.
En las últimas reuniones preparatorias de la Cumbre de Túnez, los diplomáticos de los países en desarrollo insistieron sistemáticamente en que la gobernanza de Internet debía ser más transparente e inclusiva para contribuir a fomentar el desarrollo económico y social.
"El control de la red no puede ser una prerrogativa de ningún grupo de países o accionistas", dijo la diplomática brasileña Maria Luiza Viotti, en un foro de la ONU en Nueva York.
"Los gobiernos tienen mucho en juego, y las inquietudes de los países en desarrollo tienen que ser tomadas en cuenta", añadió.
Los delegados de Estados Unidos se manifestaron contrarios, arguyendo que si ciertos gobiernos toman parte de la administración de Internet, se erosionará la libertad de expresión y de opinión política independiente.
Michael Gallagher, el asesor en cuestiones de Internet del presidente estadounidense George W. Bush, cree que los países que desean cambios en la gobernanza de Internet apuntan al único "elemento central", el DSN, en un intento de ejercer su control.
"Están en busca del mango de la sartén, y piensan que el DSN es la explicación del sentido de la vida", sostuvo
"Pero el sentido de la vida está dentro de las fronteras de sus propios países, y en las políticas que ellos mismos desarrollan".
La Unión Europea y Canadá comparten muchas preocupaciones de Estados Unidos respecto del control de Internet por parte de los gobiernos. Pero, al mismo tiempo, también están cansados de la hegemonía estadounidense.
Los analistas afirman que todavía es prematuro vaticinar si la Cumbre será un fiasco, pero a la vez estiman muy probable que concluya sin la firma de ningún acuerdo significativo.
"Sería una tontería sin asidero en la realidad creer que Estados Unidos no seguirá jugando un papel protagónico en cualquier futuro gobierno de Internet", sostuvo Irmran Chaudhry, un experto en tecnologías de la información de la Universidad George Mason en Virginia.
"Parece poco plausible que Estados Unidos ceda terreno a un organismo regulador auspiciado por la ONU", continuó.
"En este sentido, es probable que esta discusión no sea más que un ejercicio inútil, porque no importa cuántas propuestas le hagan llegar al secretario general Kofi Annan, todas estarán sometidas al poder de veto que en los hechos ejerce Estados Unidos", concluyó el experto.
Otros temen que este escenario lleve a que China, Rusia, Brasil y otras naciones pongan en marcha su propia versión de Internet.
"Necesitamos una plataforma donde los líderes del mundo puedan ejercitar su pensamiento acerca de Internet", dijo la comisaria europea para la Sociedad de la Información y los Medios de Comunicación, Vivian Reding, al periódico británico The Guardian.
"Si ellos tienen la impresión que Internet está dominada por una sola nación y que no pertenece a todas las naciones, entonces puede que Internet se derrumbe", concluyó.