El Estado no lleva a cabo un conjunto de políticas ya prometidas para alentar la igualdad racial en Brasil, sostuvo este miércoles en Brasilia el movimiento negro en la Marcha Zumbi + 10.
La manifestación de este miércoles conmemoró una protesta de 1995 realizada para recordar los 300 años de la muerte de Zumbi, líder del Quilombo de Palmares, una suerte de estado independiente constituido por esclavos negros escapados, que perduró más de un siglo en el Nordeste de Brasil.
En la fecha en que se supone Zumbi fue asesinado en 1695, el 20 de noviembre, se celebra el Día Nacional de la Conciencia Negra, como afirmación de la lucha de las poblaciones afrodescendientes en Brasil.
Los habitantes negros, sumando a los mestizos, alcanzan 45 por ciento de los más de 184 millones de brasileños. Soportan el mayor desempleo y más cantidad de homicidios, analfabetismo y pobreza que el resto de la población, comprobando el componente racial de la conocida desigualdad social de este país, dijo a IPS uno de los coordinadores de la marcha, Marcio Alexandre Gualberto.
Para superar tales desigualdades será necesario invertir 67.200 millones de reales (poco más de 20.000 millones de dólares) en educación, vivienda y saneamiento básico, según el estudio "Costo del racismo en Brasil", realizado por la coordinación de la Marcha Zumbi + 10 y basado sobre estadísticas oficiales.
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Esas inversiones y las políticas públicas deben centrarse en la población negra, estableciendo cuotas étnicas en las universidades, en el mercado de trabajo y también en la representación política, concediendo "tratamiento distinto a quienes no son iguales", o no tendrán eficacia, sentenció Gualberto, periodista negro y editor de la revista electrónica Afirma.
Por eso, uno de los principales reclamos de la marcha es la creación del Fondo de Promoción de la Igualdad Racial, que establece planes y recursos presupuestarios para programas a favor de las etnias discriminadas.
El Fondo está previsto en el proyecto de Estatuto de Igualdad Racial que tramita el Congreso legislativo, pero soporta resistencias en el Senado, y su exclusión restaría eficacia a la nueva legislación, según Edson Cardoso, otro coordinador de la marcha.
Un Atlas Racial del país, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Universidad Federal de Minas Gerais, apuntó que son afrodescendientes 65 por ciento de los pobres y 70 por ciento de los indigentes brasileños, mientras el analfabetismo en ese sector es de 17,2 por ciento, contra 7,5 por ciento entre los blancos.
La violencia también refleja la desigualdad. En Brasil, hay más víctimas de homicidios entre los jóvenes de 12 a19 años, de los cuales mueren asesinados cerca de 14.000 al año, la gran mayoría negros, según un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
"Hay racismo y mucho en Brasil", por eso hay más desempleo y muertes entre los negros, y "el gobierno nada hace", observó a IPS Dircileia Vieira, quien viaja dos horas en autobús para llegar a su trabajo de portera en un edificio de clase media en Río de Janeiro. "Algunos residentes del edificio no me saludan, quizás por ser negra", se quejó.
Antes, Vieira vivía en una favela (barrio hacinado y marginado) cerca del trabajo, pero los frecuentes tiroteos la hicieron mudarse a un vecindario distante. "Mi hija de 19 años no logra un empleo, pese al esfuerzo que hace y a estar concluyendo la enseñanza secundaria".
Además de empleos y más escuelas, los afrodescendientes necesitan viviendas, pues de los que viven en las calles "casi todos son negros", acotó.
La marcha de Brasilia reclamó, además de la aprobación del Estatuto y del Fondo, una cuota de 25 por ciento para estudiantes negros en las universidades públicas, la legalización de la propiedad de las tierras de los quilombos (comunidades de descendientes de los esclavos) y la efectiva aplicación de la ley que determina la enseñanza de historia africana y afrobrasileña en las escuelas.
Las reivindicaciones negras "son revolucionarias, porque exigen cambios profundos en la estructura del país", ya que se trata de crear condiciones de vida digna para "la mitad excluida", opinó Gualberto, aclarando que una medida aislada no soluciona el problema, cuando se necesita un conjunto de acciones articuladas.
Algunos avances se lograron en los últimos años, como la creación de la Secretaría Especial de Promoción de la Igualdad Racial, con rango de ministerio, y la inclusión de la cultura africana en la enseñanza regular, pero poco se hace en la práctica, lamentó el activista.
Las escuelas no están preparadas para enseñar historia afrobrasileña, "los profesores son formados en una concepción blanca de la historia de Brasil", sostuvo. En la política, los negros están "subrepresentados", casi todos los parlamentarios son blancos y muchos sostienen que "no hay racismo en Brasil", acotó.
La Marcha Zumbi + 10 contó con 5.000 a 7.000 participantes procedentes de los 27 estados brasileños, en "un hecho simbólico", destacó Gualberto. Hace diez años, la manifestación había reunido a 30.000 personas.
Es que el movimiento se dividió. Otra marcha contra el racismo tendrá lugar el martes 22 en Brasilia, organizada por la Central Única de Trabajadores, cercana al gobernante Partido de los Trabajadores.
Ese será un acto de "apoyo al gobierno", acusó Gualberto, argumentando que la Marcha Zumbi + 10 es independiente y está programada hace dos años, como manifestación de numerosas organizaciones del movimiento negro.