La OTAN vuelve a Serbia seis años después de bombardearla. Pero esta vez, el gobierno le dio la bienvenida a la poderosa alianza militar de Occidente, mientras la oposición nacionalista manifestó su rechazo.
Serbia permitió el libre pasaje por su territorio de soldados de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) hacia sus bases en la vecina Bosnia-Herzegovina y la meridional provincia serbia de Kosovo.
Durante una década, miles de soldados pertenecientes a misiones de paz de la OTAN han estado apostados en esos territorios.
El acuerdo fue ratificado por un estrecho margen en el parlamento de Serbia y Montenegro la semana pasada, tras meses de controversia. Muchos continúan oponiéndose a la decisión.
"Permitirle a la OTAN atravesar el país cuando sus comandantes quieran equivale a la ocupación de Serbia", dijo Dragan Todorovic, del ultranacionalista Partido Radical Serbio (SRS).
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"Nosotros reconstruimos este país después de ser destruido por la OTAN en 1999, y luchamos contra ellos sólo para permitir otra forma de ocupación ahora", se lamentó Todorovic.
Periódicos ultranacionalistas publicaron en sus portadas títulos como, por ejemplo, "OTAN, con licencia para matar serbios", y advirtieron que los soldados de la alianza pueden "disparar, matar o dañar a los ciudadanos de Serbia" sin consecuencias legales.
Legisladores del Partido Socialista del derrocado presidente Slobodan Milosevic —hoy sometido a proceso por crímenes de guerra y genocidio en el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia con sede en La Haya— propusieron un referéndum sobre el acuerdo con la OTAN.
Según los socialistas, más de 55 por ciento de la población serbia se opone al acuerdo.
Los 33 legisladores del Partido Radical Serbio y el Partido Socialista votaron en contra del acuerdo, firmado el 18 de julio por el secretario general de la OTAN, Yaap de Hoop Scheffer, y el ministro de Relaciones Exteriores de Serbia y Montenegro, Vuk Draskovic.
El acuerdo obliga a la OTAN a informar a Belgrado de las rutas y horarios del pasaje de sus soldados por Serbia, pero sin especificar el equipamiento o las armas que transportarán.
Los efectivos extranjeros gozarán de inmunidad legal, y la alianza occidental no será responsable de ninguno de los daños que eventualmente ocasione durante el tránsito.
El Partido Radical Serbio sigue siendo el más popular del país, luego de la década de guerras de secesión de la antigua Yugoslavia en los años 90 y a pesar de la caída del régimen de Milosevic, el 5 de octubre de 2000. El mismo partido apoyó a los socialistas de Milosevic en las guerras.
Cuando la OTAN bombardeó Belgrado para desalentar la represión de Milosevic contra la etnia albanesa que constituye la mayoría de la población de Kosovo, el Partido Radical Serbio decidió deportar de la provincia a todos los no serbios. Unos 800.000 albaneses debieron abandonar sus hogares.
Además de Milosevic, extraditado en 2001, el líder del Partido Radical Serbio, Vojislav Seselj, está procesado ante el Tribunal Penal Internacional en La Haya.
Tras la caída de Milosevic se abrió una turbulenta etapa en que se introdujo lentamente la democracia y la transición a una economía de mercado. El proceso impulsó la popularidad del Partido Radical Serbio.
Serbia continúa profundamente dividida en torno del curso que el país ha seguido en los últimos cinco años. Para radicales y socialistas, la OTAN todavía es el enemigo que, sin necesidad, devastó al país en 1999, causando la muerte de unas 2.500 personas.
Pero el gobierno no lo ve así. "La ratificación del acuerdo con la OTAN es una prueba adicional de que nos estamos transformando en un país democrático que respeta las leyes", dijo a IPS el representante de Serbia y Montenegro ante la alianza, Branko Milinkovic.
"Este país ha asumido considerables reformas, incluso en materia de defensa, y el acuerdo es sólo una verificación adicional del nuevo curso. Además, el contexto político ha cambiado notoria y completamente desde 1999", agregó.
El acuerdo "es un avance en cuestiones de seguridad y un paso en la dirección correcta", dijo a IPS, por su parte, el analista militar Aleksandar Radic.
"A ellos se les hace más fácil tener un acceso rápido para el paso de refuerzos en momentos de crisis, si ocurren en el 'vecindario' (Bosnia-Herzegovina y Kosovo). Por otro lado, muestra que Serbia y su ejército se han distanciado de la política de los años 90 y quieren unirse por lo menos al programa Asociación para la Paz de la OTAN", añadió.
En ese programa participan numerosos países que antes de los años 90 integraban el bloque encabezado por la hoy disuelta Unión Soviética. Bosnia-Herzegovina y Serbia y Montenegro son los únicos países de la región que aún no se afiliaron, a pesar de los intentos de Belgrado por integrarse tras la caída de Milosevic.
Las autoridades dispusieron el retiro de la mayoría de los militares serbios involucrados en las campañas militares para impedir la secesión de Croacia, Bosnia-Herzegovina y Kosovo. el ejército, que antes contaba con 150.000 efectivos, se redujo a menos de la mitad.
"No es necesario pensar que esto es una pérdida de soberanía o que Serbia puede ser usada como territorio para agredir a otros países. Ya se firmaron acuerdos similares entre la OTAN y otros países en la región, como la neutral Suiza", dijo Milinkovic.
"Esto nos acerca a la comunidad de naciones de la que estuvimos excluidos durante una década", agregó.
Serbia y Montenegro fueron expulsadas de todas las instituciones multilaterales en los años 90, incluso de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización para la Seguridad y la Cooperación de Europa (OSCE), que los predecesores de Milosevic habían ayudado a establecer.
La reincorporación a las organizaciones de la comunidad internacional solo fue posible tras la caída de Milosevic.