La última oferta de recortes de aranceles y subsidios agrícolas formulada por la Unión Europea (UE) para las negociaciones multilaterales de comercio es «inaceptable», según organizaciones humanitarias y ambientalistas.
La Comisión Europea, rama ejecutiva de la UE, propuso el viernes reducir 46 por ciento su arancel promedio a las importaciones agrícolas y 60 por ciento el de los más onerosos.
También propuso una reducción de 70 por ciento a los subsidios para sus agricultores, que al año suman unos 76.400 millones de dólares. La UE, Estados Unidos y Japón asignan en total más de 250.000 millones de dólares anuales en subsidios para apoyar su producción agrícola.
Los aranceles y subsidios agrícolas son el principal escollo para un nuevo acuerdo internacional de comercio, pues abaratan artificialmente los productos europeos y, en consecuencia, dificultan el acceso a los mercados de los cultivados en países en desarrollo y deprimen los precios internacionales.
Las naciones del Norte industrializado han sido renuentes a establecer cifras y fechas para la reducción de estos subsidios en la Ronda de Doha de negociaciones, abierta en la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) celebrada en la capital qatarí en 2001.
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Las naciones ricas también exigen a los países del Sur que abran sus mercados a productos industriales y a los servicios a cambio de cualquier concesión en materia agrícola.
Los ministros de Comercio de los países de la OMC se reunirán en diciembre en Hong Kong con el objetivo de llegar a un acuerdo al respecto.
El comisario de Comercio Exterior de la UE, Peter Mandelson, consideró el sábado que la "audaz oferta" de recorte de aranceles y subsidios es "el límite" aceptable para el bloque.
Pero organizaciones no gubernamentales que defienden el desarrollo del Sur y el ambiente la consideraron "inaceptable".
"La propuesta europea es indignante y sirve a las grandes corporaciones antes que al pueblo y al ambiente", dijo a IPS la activista Alexandra Wandel, coordinadora del programa de comercio de la oficina en Europa de Amigos de la Tierra.
"La UE debe dejar de hacer ofertas condicionales y dejar de forzar la liberalización de los recursos naturales, los bienes manufacturados y los servicios esenciales en los países en desarrollo", añadió.
Wandel sostuvo que, la UE debe "detener de una vez por todas y en forma incondicional el comercio desleal subsidiado, que afecta a granjeros de todo el mundo, y en cambio garantizar la seguridad alimentaria y la agricultura sustentable".
La filial europea de Amigos de la Tierra señaló que la propuesta de la UE "no establece una fecha tope para la eliminación de los subsidios a la exportación, exime del recorte de aranceles a productos europeos sensibles y no menciona medidas de salvaguarda especiales demandadas por muchos países en desarrollo".
Por su parte, la organización humanitaria Christian Aid sostuvo que las condiciones establecidas por la UE a su oferta "convierten en una farsa" las promesas formuladas en Doha de concentrar la atención de la ronda de negociaciones en el desarrollo internacional.
"La UE tiene un arma sobre la cabeza de los países pobres en la OMC", dijo Claire Melamed, jefa de política comercial de Christian Aid.
"A menos que (los países del Sur) acepten liberalizar servicios vitales, no tendrán la reforma agrícola que les fue prometida en la OMC. Pero si liberalizan los servicios, no le podrán garantizar a sus ciudadanos el acceso a sectores clave, como transporte, energía y banca, que hacen posible el comercio", añadió.
Mientras, la organización humanitaria Oxfam señaló que la propuesta europea abre "cierta esperanza" de desbloquear las negociaciones comerciales antes de la reunión de Hong Kong, pero alertó que algunos detalles de la oferta podrían hacer que, a fin de cuentas, carezca de sentido.
"La UE todavía se niega a definir los productos sensibles que quiere exceptuar de los recortes de aranceles. Si estos son los mismos productos que son importantes para los países en desarrollo, la oferta perdería todo sentido", afirmó Celine Charveriat, jefa de la campaña "Make Trade Fair" ("Hagamos justo al comercio"), de Oxfam.