Gran parte de América Latina y el Caribe reclama a las potencias ricas que desmonten subsidios y protecciones a la agricultura. La región busca ampliar el éxito de sus exportaciones agropecuarias, que sin embargo ha dejado una cosecha interna poco halagüeña.
En los últimos años, el sector agrícola logró, especialmente gracias a las exportaciones, tasas de crecimiento "más que aceptables", indica un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), difundido a fines de octubre.
Sin embargo, eso no alcanza para celebrar, pues se trata de un repunte concentrado en pocos países, productos y mercados y que no sirvió para atenuar la pobreza rural.
"Estamos frente a una modalidad de crecimiento modernizante pero excluyente", sentencia el documento "Panorama 2005, el nuevo patrón de desarrollo de la agricultura en América Latina y el Caribe", producido por la Cepal.
"Concentrar el desarrollo agrícola en las exportaciones ha sido un fracaso para la región desde el punto de vista social y alimentario, y puede aun empeorar si los países desarrollados desmontan sus cuestionados subsidios agrícolas", dijo a IPS la activista uruguaya Silvia Ribeiro, representante de la no gubernamental Action Group on Erosion, Technology and Concentration (ETC), con sede en Canadá.
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El crecimiento agropecuario, con algunos altibajos, alcanza desde 2001 tres por ciento anual o más, lo que supera el promedio de crecimiento de toda la actividad económica, precisa el documento de la Cepal.
No obstante, la mayor parte de los 43 millones de personas que trabajan directamente en la agricultura son pobres, y en las zonas rurales, donde viven alrededor de 120 millones, el problema se agrava al punto de que la mitad de los niños son indigentes.
Se calcula que en la región hay 96 millones de indigentes (quienes no pueden satisfacer sus necesidades básicas de alimentación), de los cuales 45 millones viven en áreas rurales, o sea 37 por ciento de la población total de esas zonas.
Aunque la región exporta ahora más bienes agropecuarios, la población rural sigue reduciéndose. En 1970 representaba 42,6 por ciento del total, en 2001 bajó a 24,2 y se prevé que caerá a 20,5 por ciento en 2010 y a 18,1 por ciento en 2020.
La estructura productiva esta "fuertemente concentrada en pocos productos entre los que destacan la ganadería bovina, las frutas, la soja y la carne de ave y cerdo, todos ellos vinculados a los mercados externos", apunta el estudio de Cepal.
"Esta nueva modalidad de crecimiento sectorial muestra grados de vulnerabilidad no despreciables por cuanto su dinamismo descansa en un pequeño grupo de productos, concentrado en pocos países, en pocos productores y en pocos mercados", añade.
Según la representante de ETC, los países están cosechando más para exportar y obtener mayores ganancias, y menos para alimentar y obtener mejoras sociales.
El sector agrícola representa alrededor de ocho por ciento del producto interno bruto de América Latina y el Caribe. En esta región, casi 800 millones de hectáreas se destinan a actividades agrícolas, de las cuales 80 por ciento corresponden a la ganadería, 15 por ciento a cultivos transitorios y el resto a plantaciones permanentes.
De acuerdo con Cepal, la agricultura regional experimentó en los últimos años un desarrollo que la situó "en la frontera internacional". Tal modernización se concentró en productos de bajo grado de elaboración, pero de alto contenido tecnológico, como la soja transgénica que se planta en Argentina y en Brasil.
Otros productos que elevaron su rendimiento son la caña de azúcar, el trigo, las frutas y las hortalizas. También hay mejoras importantes en la ganadería, en especial del sector bovino, seguido de la producción de carne de aves, leche de vaca y carne de cerdo.
La investigación de la Cepal expone algunos de los problemas ligados a los modelos exportadores, consideró Ribeiro.
De acuerdo con la agencia de la Organización de las Naciones Unidas, el valor de las exportaciones de productos agropecuarios primarios e industrializados de la región creció en los años 2000 a 2004 a un ritmo más acelerado que el de las ventas totales al exterior.
Tal repunte se alcanzó gracias "a las ventas extra-regionales y con socios no tradicionales (por ejemplo China) con los que, por lo general, la región no cuenta con acuerdos comerciales vigentes o con un acceso preferencial", indica el estudio.
Ribeiro vaticina que "si prosperan los reclamos de que los subsidios agrícolas disminuyan en los países ricos, la región se volcará a producir aún más productos agrícolas de exportación".
Así, se acentuaría el modelo de producción excluyente, concentrador y de poco beneficio social que prima en la agricultura y el sector rural de América Latina y el Caribe, advirtió la activista.
El desmantelamiento de los sistemas de protección a la agricultura, estimados en más de 250.000 millones de dólares anuales —80 por ciento de los cuales aplican Unión Europea, Estados Unidos y Japón— es una demanda de muchos países en desarrollo, liderados por el Grupo de los 20 (G-20), integrado por varias naciones latinoamericanas y que encabezan Brasil, China e India.
Este es uno de los asuntos más delicados en las negociaciones de la Organización Mundial del Comercio y una de las barreras para avanzar hacia el Área de Libre Comercio de las Américas propuesta por Washington, pues Estados Unidos se niega a desmontar los apoyos a sus agricultores.
La Cepal indica que la emigración desde las áreas rurales a las urbanas, especialmente de los jóvenes, sigue viento en popa. "Las zonas rurales están perdiendo capital humano y emprendedor y, al mismo tiempo, padeciendo desequilibrios demográficos y envejecimiento".