La ciudad natal de Buda, en Nepal, exuda paz en la tarde otoñal. Hace tanto calor que un lento paseo en la plataforma de meditación, en lo alto del templo, se convierte pronto en una danza de tejas asadas por el sol.
A unos metros de distancia, en el Jardín Sagrado, un obrero corta el césped con una máquina, esquivando los ladrillos centenarios que quedan de las estupas (monumentos funerarios budistas). Otro está tumbado a la sombra de uno de los muchos árboles.
Grupos de turistas pasan rápido a través de las estupas, de la Laguna Sagrada —donde Maya Devi tomó un baño antes de dar a luz a Siddhartha Gautama— y del Pilar Asokan.
Las inscripciones del pilar son consideradas la prueba del nacimiento del futuro Buda en este poblado de la llanura nepalesa, en la frontera con India, hace 2.549 años.
Tanto tiempo en el cual el mensaje de paz de Buda ha sido tan incesantemente predicado como poco practicado. De hecho, tal vez en ningún otro lugar del mundo ese discurso sea más pertinente hoy que en Nepal, donde 12.000 personas han muerto en un decenio de guerra civil.
El conflicto fue lanzado por insurgentes maoístas en nombre de justicia para la población rural. La mayoría de los muertos no eran combatientes.
A comienzos de este mes, el rey Gyanendra invocó las invocó las enseñanzas de Buda en un mensaje enviado a una reunión con la que se procuraba reanimar el comité internacional dedicado al desarrollo de Lumbini.
"En momentos en que el mundo parece profundamente sacudido por la violencia, crece la importancia del mensaje de paz, compasión, amor y tolerancia del señor Buda", dijo el monarca del único reino hindú del mundo.
El 1 de febrero, Gyanendra dio un golpe de Estado al disolver el gabinete ministerial, al que acusó de corrupción e incapacidad para controlar la insurgencia maoísta. El rey se comprometió a retornar a la monarquía constitucional dentro de tres años.
El 3 de septiembre, los maoístas declararon un cese del fuego unilateral de tres meses, pero el rey Gyanendra se negó a corresponderlo.
La lucha ha afectado la mayor parte de esta pequeña nación entre India y China. Pero Lumbini, lugar de peregrinación para budistas de todo el mundo, ha permanecido intocado.
"Lumbini es diferente de otros lugares de Nepal. La insurgencia no lo afecta. No se ha registrado ni un solo incidente: lo que está sucediendo aquí es algo hermoso ", dijo el principal arqueólogo de la localidad, Basanta Bidari.
"Maoístas y soldados acuden a los mismos templos, pero oran y después se van. Aquí no pelean", dice el conductor de rickshaw (coche de alquiler a tracción humana) Babu, parándose sobre sus pedales para subir la cuesta del largo camino hacia la Zona Monástica.
Según el "plan maestro" concluido en 1978, Lumbini se divide en tres zonas, cada uno de una milla cuadrada: la Zona del Jardín Sagrado, la Zona Monástica y el Nuevo Pueblo Lumbini.
En la primera se ubican los principales sitios históricos, en la segunda, monasterios construidos con la cooperación de países donantes, y en la tercera, distintas instalaciones turísticas, como hoteles y restaurantes.
Pero después de 27 años, apenas se terminaron un puñado de monasterios. Se estima que apenas se ha desarrollado 20 por ciento del plan maestro.
Por eso, luego de dos decenios de trabajar en Lumbini y en otros sitios arqueológicos cercanos, Bidari se dice "muy feliz" ante la reunión de donantes que se celebrará este mes en Nueva York.
"Si se reanima el comité, podremos presentar todos nuestros proyectos. Podrían enviarnos ingenieros, asesores financieros y también asistencia en metálico", afirmó.
Los sitios arqueológicos hasta ahora descubiertos representan apenas "la punta de un alfiler" de la historia enterrada en la Lumbini actual, aseguró Bidari.
Pero en la zona del Jardín Sagrado, el monje principal de uno de los templos manifiesta preocupación.
"Esta es una modalidad moderna de desarrollo, no una de tipo religioso y espiritual", dijo Vimalananda, sentado en los escalones que conducen al oscuro y fresco interior del templo. "Lo que necesitamos en Lumbini es más meditación y enseñanza del budismo y un mes dedicado cada año a la oración."
De otra manera, "ésta se convertirá en una ciudad atestada, no en una ciudad de paz".
El turismo jugará un gran papel en el futuro de Lumbini, de acuerdo con el plan maestro. El gobierno declaró 2006 el Año de Visita a Lumbini, y reveló un "circuito budista" de 200 kilómetros, en el cual los turistas recorrerán otros lugares cercanos, incluido aquel en que Buda conoció a su padre después de la Iluminación.
El gobierno asignó 1,1 millones de dólares al desarrollo de Lumbini este año, y restringirá la apertura de industrias, así como controlará la contaminación que causen las ya existentes, según funcionarios locales.
"Necesitamos turistas que pasen al menos una noche" en Lumbini, en lugar de aquellos que hacen una breve visita de día desde sitios sagrados budistas en India, dijo Bidari.
"Podríamos explicar historias detalladas para mantener el interés de los turistas el día entero. Yo podría hablar durante cuatro horas sobre el Pilar Asokan, si alguien tiene la paciencia", explicó.
El turismo crece con rapidez. En 2004, 37.892 personas visitaron la ciudad, mientras el año anterior fueron 28.053 y en 2002, 9.036.
El creador del plan maestro, Kenzo Tange, "quería desarrollar un lugar de tranquilidad, tan simple como lo era en el siglo VI antes de Cristo", sostuvo el arqueólogo. "Nos dedicamos a la fe y recibimos turistas de fe, que están en una búsqueda espiritual", sostuvo Bidari. (