Horas después de que la policía española interceptase una embarcación con 38 africanos indocumentados en el mar Mediterráneo, los gobiernos de España y de Francia anunciaron que presentarán al Consejo Europeo un programa conjunto sobre inmigración.
A la oleada de inmigrantes que continúa llegando a España, se agrega el eco de los africanos que fueron apresados en las últimas semanas al intentar ingresar a Ceuta, el enclave de este país sobre la costa sur del mar Mediterráneo, y abandonados en el desierto del Sahara por las fuerzas de seguridad del vecino reino de Marruecos.
El acuerdo migratorio se concretó este lunes, en el marco de la reunión sobre cooperación transfronteriza que mantuvieron el jefe del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, y el primer ministro de Francia, Dominique de Villepin en la nororiental ciudad española de Barcelona.
Mientras en el extremo sur de España continuaba la ola inmigratoria. La policía detuvo a 38 africanos en la madrugada de este lunes, cuando trataban de llegar a la costa de la provincia de Granada en una frágil embarcación. Más de la mitad de los ocupantes eran niños, niñas y adolescentes.
La iniciativa de ambos países será presentada el 27 de este mes en el plenario del Consejo Europeo, que conforman los ministros de los 25 países de la Unión Europea y es su principal centro de decisión política, convocado para ese día en Gran Bretaña.
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Horas antes de que se reunieran Zapatero y Villepin, el ministro del Interior francés, Nicolas Sarkozy, acusó al gobierno español de ser "un aprendiz de brujo" por su política de inmigración. A esa crítica se unió su homólogo alemán, Otto Schily, quien sostuvo que "las regulaciones masivas atraen a nuevos ilegales", lo que en España se califica de "efecto llamada".
Fuentes gubernamentales francesas reprochan a España que muchas personas procedentes de África subsahariana que entraron sin visa a este país después traspasaron la frontera de los Pirineos y ahora viven en Francia.
Según Sarkozy, 25.000 inmigrantes subsaharianos hicieron ese traspaso de país en los últimos seis meses.
Aunque el gobierno español, al igual que otros europeos, endurece su política en las fronteras, Zapatero sostiene que para regularizar la inmigración es indispensable impulsar dos alianzas, una llamada de Civilizaciones y la otra Contra el Hambre, además de apoyar los Objetivos de Desarrollo de las Organización de las Naciones Unidas para el Milenio.
Sólo el desarrollo y el combate efectivo contra la pobreza pueden hacer que la gente permanezca en sus países de origen, dijo Zapatero este lunes en rueda de prensa.
En términos similares se pronunció ante los periodistas Villepin, quien sostuvo que para evitar "una hemorragia migratoria" de personas africanas hacia Europa es necesario impulsar políticas de desarrollo efectivas y eficaces, tema que será abordado por el Consejo Europeo.
Pero los dos gobiernos también quieren que ese Consejo analice y apruebe nuevas medidas para el control de las fronteras europeas, con el objetivo de impedir el ingreso de quien no cuente con su autorización previa.
Por otro lado, un millar de organizaciones no gubernamentales que integran la Alianza Española contra la Pobreza subrayaron también este lunes que es la falta de voluntad política la que condena a la mitad de la población mundial a vivir en la pobreza, fuente indiscutida de los flujos migratorios desde los países en desarrollo hacia el Norte.
Para promover una lucha certera contra la pobreza, la Alianza ha convocado una campaña titulada "Otoño contra la pobreza", en la que tiene previsto concretar más de un centenar de acciones desde ahora hasta diciembre en una veintena de ciudades españolas, incluyendo conciertos, seminarios, actos en la calle, exposiciones y montajes audiovisuales.
Todo ello para recaudar fondos y a la vez concienciar a la ciudadanía sobre el problema.
Refiriéndose a la situación de los inmigrantes, también la Red contra la Pobreza se comprometió con las víctimas del hambre, del olvido y de la explotación, especialmente la que sufren "los más pobres entre los pobres", como calificó un portavoz de la misma a los países africanos desde los que fluyen
Los inmigrantes subsaharianos que en las últimas semanas se acercaron a la frontera de las ciudades españolas de Melilla y Ceuta, enclavadas en la costa sur del mar Mediterráneo, fueron apresados, trasladados al desierto y abandonados allí por orden del gobierno de Marruecos.
En ese intento por saltar la doble valla limítrofe de entre tres y seis metros, también murieron al menos 11 de ellos, algunos por disparos de las fuerzas de seguridad de ese país africano.
El primer ministro marroquí, Dris Jetu, negó ese abandono y acusó al Frente Polisario (FP) y al gobierno argelino de utilizar instrumentalmente la situación para hacer propaganda sobre el conflicto del Sahara occidental.
La soberanía de esa zona se la atribuye Marruecos, en tanto que el FP, apoyado por Argelia, lucha por su independencia desde que España abandonó en 1975 la que fuera su colonia.
Pero las palabras de Jetu son desmentidas por los hechos. Un reportaje realizado en el Sahara y publicado este lunes en el conservador diario ABC, de Madrid, recoge el testimonio de grupos de inmigrantes subsaharianos abandonados por las fuerzas marroquíes en el desierto. Un testimonio ratificado por varias organizaciones humanitarias que ayudan a sobrevivir a esas personas.
Mientras los gobiernos europeos, y en particular el español, prometen ayuda para el desarrollo a Marruecos junto con el pedido expreso de que refuercen el control de las fronteras para impedir el ingreso irregular de subsaharianos, las organizaciones no gubernamentales reclaman que la cooperación no lleve implícita o explícitamente condiciones policíacas.
Así lo señaló también el sociólogo francés Sami Näir, quien sostiene que "es necesario que Europa deje de exigir a terceros países, como Marruecos, resultados en materia de expulsión y que no vincule la ayuda al desarrollo a la aceptación de ese papel de gendarme".
Näir admite que no es posible detener los movimientos migratorios ni erradicar de la noche a la mañana la miseria y la desesperación que los produce. Pero sí, afirma el experto en temas migratorios, es posible e indispensable que se respeten los derechos humanos, pues "también los nuevos condenados de la tierra tienen derecho al Derecho".