Una racha de asesinatos espeluznantes cometidos por jóvenes contra sus amigos o sus padres sacude el orgullo de Japón por supuestamente armoniosa sociedad. Los juegos de Internet están en el centro de las acusaciones.
"El delito y la creciente violencia juvenil constituyen una crisis social que se ha fortalecido durante los últimos años. Los niños japoneses necesitan más apoyo en una sociedad que ahora no tiene tiempo para ellos", dijo Keiko Okuchi, directora de Tokyo Schule, una de las primeras escuelas alternativas de Japón que atiende deserciones escolares.
Una encuesta del gobierno difundida este mes reveló un aumento de 33 por ciento (30.022 incidentes reales) de niños con comportamientos violentos, algunos de apenas seis años. Un registro de 336 casos de violencia estudiantil contra profesores fue informado en 2004, contra 253 casos registrados el año anterior.
Los actos comunes de violencia incluyen arrojar sillas a los profesores o tomarlos de sus ropas, todo lo cual está bastante alejado del respeto extremo que se supone los jóvenes deben prestar a maestras y maestros y hacia sus mayores en general.
La policía también dijo que en 2004 aprehendió a 219 jóvenes menores de 14 años, por presuntos delitos que incluían asesinatos, atracos y provocación de incendios.
En agosto, un joven de 16 años admitió ante la policía que en junio había apuñalado a sus padres hasta la muerte porque lo habían golpeado reiteradamente y lo habían hecho trabajar. El muchacho fue arrestado en un centro termal en el que se había hospedado luego del asesinato.
En febrero, otro adolescente de 15 años fue arrestado bajo sospecha de haber apuñalado a su hermano mayor, quien, según dijo, lo había intimidado durante años.
Okuchi señaló que esta ola de delitos monstruosos cometidos por menores reflejaba la frustración y el estrés de crecer en la sociedad japonesa, con poco acceso a una verdadera orientación, más allá de Internet.
"Nuestra experiencia muestra que más niños están pidiendo ayuda para tratar los problemas que enfrentan en el hogar y en la escuela. No tienen a nadie que escuche sus puntos de vista y los ayude", afirmó Okuchi, quien también dirige "Línea infantil", un servicio de asistencia psicológica telefónica frecuentemente consultado por menores, incluso de escuelas primarias.
En un intento de crear un ambiente más aceptable para la infancia, los activistas están invocando la Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1989, y firmada por Japón en 1994.
"Pese a firmar el documento internacional, Japón no ha hecho mucho para mantener su promesa de respetar los derechos de los menores", dijo Kiyoko Masui, que dirige la organización civil Prevención del Asalto Infantil (PAI), que enseña sus derechos a niñas y niños.
Las clases dictadas por PAI usan pequeños dramas y otros recursos visuales para explicar a los niños sus derechos, y les permiten denunciar prácticas que consideren están contra su desarrollo, pero estos asuntos no han sido incorporados a los programas escolares.
"El problema básico es que las autoridades se niegan a cambiar su postura, que está basada en una actitud verticalista. Los adultos piensan que saben qué es mejor para los niños y toman decisiones en su nombre sin consultarlos", explicó Masui.
La nueva Ley Juvenil, aprobada en abril de 2005, redujo el límite de edad de inimputabilidad penal a 14 años (antes era a los 16), un asunto que sigue siendo objeto de debate. Activistas por los derechos humanos alegan que esta medida no es la respuesta adecuada a la delincuencia.
El debate incluye el rol de los medios de comunicación, incluidos los contenidos violentos en Internet. Muchos especialistas creen que la red informática juega un papel crucial.
El profesor Takashi Sakamoto, experto en reforma educativa mediante tecnologías para la información y la comunicación, encabeza un nuevo plan para desarrollar juegos en Internet que fomenten actitudes positivas y desalienten el lado oscuro de los juegos en línea, que se ha probado estimula la violencia en los niños.
La popularidad de los juegos en línea es motivo para preocuparse, dado que, según las encuestas, los escolares japoneses pasan un promedio de tres horas por día jugando en sus computadoras.
La investigación de Sakamoto reveló que el continuo uso de juegos con contenido violento —por ejemplo los que los jugadores deben disparar y matar indiscriminadamente—, pueden tener efectos adversos en la mente infantil.
Al mismo tiempo, los juegos que incluyen una historia y presentan a fuerzas aliadas "benévolas" que se ayudan entre sí a luchar contra un enemigo común no necesariamente alientan el lado violento de los menores.
En septiembre, un adolescente de 17 años fue acusado de matar a un profesor y herir a otros dos en febrero, en la escuela primaria Chuo. Sus abogados dijeron que el joven no había tenido intención de asesinar y que había apuñalado a los profesores por sus problemas para relacionarse con los demás.
La incapacidad de discernir entre un asesinato virtual y la realidad, y las escasas habilidades de comunicación de la juventud son vinculados a los juegos de Internet. Esto llevó a algunos gobiernos locales a tomar medidas para prohibir ciertos vídeos por considerarlos dañinos.
Sakamoto cree que tales medidas no constituyen la respuesta apropiada. "Para desarrollar un ambiente seguro para los niños, el paso necesario es pedir a las empresas que desarrollen juegos informáticos educativos y eviten el contenido que los puede hacer violentos", afirmó.
Este enfoque es importante a una edad en las personas tienen un acceso cada vez más prematuro al mundo virtual, no sólo por Internet, sino por sus teléfonos celulares, que reciben cortos animados notorios por su contenido violento.
La Asociación de Internet de Japón informó de cientos de padres e hijos que llamaron para recibir asesoramiento sobre violencia y delitos exhibidos en muchos juegos en línea.