La católica Compañía Hijas de la Caridad destinará a proyectos de lucha contra el sida en Mozambique, el hambre en Eritrea y efectos del tsunami en India los 50.000 euros (60.000 dólares) recibidos este viernes en España como premio Príncipe de Asturias de la Concordia.
Evelyne Franc, superiora general de la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, Siervas de los Pobres, dijo a IPS que también trabajan en esos tres países y en otros 90 en iniciativas de cooperación y contra la violencia, "porque sin paz y solidaridad nunca lograremos un mundo justo, libre y equitativo".
También fueron galardonados la francesa Simone Veil, ex presidenta del Parlamento Europeo, con el premio de Cooperación Internacional, el intelectual italiano Giovanni Sartori, con el de Ciencias Sociales, y a instituciones culturales de Francia, Italia, Gran Bretaña, Alemania, Portugal y España, el de Comunicación y Humanidades.
A su vez, el premio Príncipe de Asturias a la Investigación Científica y Técnica le fue entregado al neurólogo portugués Antonio Damasio, el de Letras a la brasileña Nélida Piñón, el de Los Deportes fue para el piloto español de automóviles fórmula uno Fernando Alonso, y el de las Artes para las bailarinas Maya Plisetskaya, de Rusia, y Tamara Rojo, de Canadá.
Los premios fueron entregados por Felipe de Borbón, heredero del trono de España y Príncipe de Asturias, quien desde 1980, cuando se creó la Fundación que lleva ese nombre es su presidente de honor.
La compañía católica galardonada con el Premio a la Concordia fue creada por San Vicente de Paúl hace 372 años, cuenta hoy con 21.000 monjas que realizan tareas de cooperación en 93 países, en especial, en aquellos con menor desarrollo económico y social.
El jurado consignó, al decidir su voto, que lo hizo "por su excepcional labor social y humanitaria en apoyo de los desfavorecidos, desarrollada de manera ejemplar durante casi cuatro siglos".
La monja Franc, doctorada en derecho, manifestó a IPS que siempre tiene presentes las palabras del fundador de su Compañía y citó una frase que, como otras, guía sus acciones: "Pronto verás que la caridad pesa mucho más que el caldero de la sopa y el cesto del pan, pero conserva tu dulzura y tu sonrisa".
Tras esa frase, Franc recordó la conclusión de San Vicente: "No todo consiste en dar el caldo y el pan; eso pueden hacerlo los ricos. Tú eres la pobre sierva de los pobres, la Hija de la Caridad, siempre sonriente y de buen humor. Ellos son tus amos, amos terriblemente susceptibles y exigentes, así que cuanto más feos y sucios sean, cuanto más injustos y groseros te parezcan, tanto más amor deberás darles. Únicamente por tu amor, sólo por tu amor, te perdonarán los pobres el pan que les des".
Por su parte, Veil, quien cuando era adolescente en la segunda guerra mundial fue encarcelada por los nazis en el campo de concentración de Auschwitz y años después fue la primera mujer en alcanzar la presidencia del Parlamento Europeo, señaló que la paridad de sexos todavía está lejos de ser alcanzada.
La también ex ministra de Salud de Francia compartió con otros galardonados una conferencia de prensa en Oviedo, la capital de la noroccidental comunidad autónoma de Asturias, donde se realiza cada año la ceremonia de entrega de estos premios.
Piñón coincidió con lo expresado por Veil y luego afirmó que "el arte muchas veces nace de la flor del mal", destacó que la Academia de Letras brasileña también es machista, pues en ella sólo hay cuatro mujeres sobre un total de 40 académicos de número.
Veil subrayó, además, su coincidencia con los postulados de las Hijas de la Caridad en cuanto al combate contra el hambre y la pobreza en el mundo. Porque, explicó, "la media de ingresos en los países del Norte es 37 veces superior a la de los países más pobres, donde se mueren de hambre, pero saben como vivimos nosotros y, por tanto, es normal que intenten emigrar".
Ante esta situación y en relación con los problemas que a menudo surgen en las fronteras europeas, opinó que sólo se puede afrontar la inmigración del Sur fomentando y permitiendo el desarrollo de esos países.
"Para acabar con la inmigración masiva hay que ayudar al desarrollo de los países que viven en la miseria", precisó. Y terminó formulando un compromiso personal: "Hasta en mi lecho de muerte seguiré luchando contra lo injusto", afirmó con énfasis Veil.
Empero, Sartori no coincidió con Piñón y Veil pues, sostuvo ante un grupo de periodistas, que no hay solución para el tema de la inmigración, porque "es terrible tener frontera con esa gente, pero no hay nada que hacer".
Considerado un intelectual de izquierdas, Sartori se pronunció también sobre un tema político que aún se debate en España, como es la legalización de los matrimonios entre parejas homosexuales, a partir de una iniciativa del gobierno presidido por el socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
Al preguntárselo sobre ello, su respuesta fue contundente: "No creo que para ser socialista haya que permitir el matrimonio homosexual".
Franc recibió el premio acompañada por otras monjas, para simbolizar el carácter universal de las Hijas de la Caridad. Con ella estuvieron Rosa María Miró y Asunción García, de España, Marie Yonide Midy, de Haití, Jaisamma Joseph, de India, Chinye Christine Uwaechie, de Nigeria, Yuriko Imoto, de Japón.
El premio a los institutos europeos fue recibido por los directores de la Alianza Francesa, la italiana Sociedad Dante Alighieri, el British Council, el alemán Instituto Goethe, el portugués Instituto Camões y el Instituto Cervantes, de España.