Fernando Rodríguez es un joven venezolano recién casado, adoptó un niño de dos años, se inscribió en la universidad, trabaja tiempo parcial de chofer y con su esposa sostiene un puesto de venta de flores. «Para todo eso necesito un auto, por eso estoy en la fila de Venemóvil», dijo a IPS.
Venemóvil es un programa auspiciado por el gobierno con ensambladoras para exonerar del impuesto al valor agregado (14 por ciento) a la compra de vehículos compactos populares, que cuestan entre 8.000 y 9.000 dólares y son la punta de lanza del éxito comercial de la industria automotriz el último año.
Al igual que Fernando, muchos otros hacen "cola" en espera de que las distribuidoras de automóviles entreguen las 25.000 unidades ensambladas en los últimos cuatro meses. La Cámara Automotriz de Venezuela informó que entre enero y agosto se vendieron 136.196 vehículos nuevos, de todo tipo, 82 por ciento más que en el mismo período de 2004.
La banca registra un incremento mensual de 13 por ciento en créditos para vehículos, de 12 por ciento para viviendas y de seis por ciento en tarjetas de crédito.
También ha crecido el consumo de alimentos, al que los venezolanos destinan un tercio del ingreso familiar en promedio (en los estratos sociales bajos se dedica a ello hasta dos tercios), según la consultora privada Datanálisis.
Ese aumento en el comercio de alimentos se produjo, en parte, por la cobertura de 47 por ciento del mercado con los expendios del programa Mercal, lanzado hace dos años por el gobierno de Hugo Chávez para distribuir productos esenciales subsidiados.
Los descuentos en la compra por este plan se ubican entre 25 y 40 por ciento respecto de los valores en mercados privados, y se expenden unas 4.000 toneladas diarias de alimentos en 14.000 puntos de venta en este país de 26 millones de habitantes.
"Yo no diría que las familias de este barrio compran más alimentos ahora, pero sí que rinde más su dinero con ir al Mercal", comentó a IPS Elena Rodríguez, una habitante de El Observatorio, un sector popular del oeste de Caracas, y cabeza de un grupo familiar con ingreso de 270 dólares al mes, una vez y media el salario mínimo.
Por quedar más dinero en el bolsillo, al destinar menos a la compra de alimentos, se explica el relativo boom de compras de bienes como ropa y calzados, así como electrodomésticos y muebles, a la par de que prosperan restaurantes, distribuidoras de vehículos e inmobiliarias.
"Es que tenemos seis trimestres de crecimiento del producto interno bruto (PIB), con un incremento como no habíamos tenido nunca de los ingresos petroleros", explicó a IPS Albis Muñoz, jefa de la comisión de economía en la asociación de los comerciantes, ex presidenta de la central patronal Fedecámaras y conocida opositora del gobierno de Chávez.
Luis León, director de Datanálisis, comentó a IPS que todos sus grandes clientes privados tienen mayores números de ventas este año que el precedente.
Un portavoz del sector franquicias señalo a IPS que "los negociantes sagaces se están orientando hacia los productos de menor rendimiento por unidad colocada, pero que son de demanda masiva en los sectores populares, que mejoraron su capacidad de compra".
"Los bienes que se consumen más son los alimentos, vehículos, en general los del sector del comercio tradicional", apuntó Muñoz, quien explicó que eso se da "debido al alza de la liquidez, que cerró en diciembre de 2004 en 46 billones de bolívares (21.400 millones de dólares) y en septiembre llegó a 57 billones (26.500 millones de dólares)", señaló.
El Banco Central de Venezuela, emisor y de reserva, indicó que en el primer semestre de este año la economía creció 9,3 por ciento, luego de registrar un aumento de 17 por ciento en todo 2004. Ese comportamiento, señalaron sus expertos, "es propiciado por el incremento de 20,8 por ciento de la demanda agregada interna y, dentro de ella, 18,1 por ciento del consumo final privado".
El gran ariete de este incremento del consumo son los mayores ingresos petroleros, entre 30.000 y 35.000 millones de dólares anuales, al exportar Venezuela unos 2,5 millones de barriles diarios de crudo a un precio promedio este año de 43 dólares por unidad, frente a 32 dólares en 2004 y 26 dólares en 2003.
El presidente Chávez lanzó una decena de misiones sociales entre las que se destacan las de educación, que incluyen medio millón de becas a adultos que toman cursos de alfabetización o siguen estudios primario o secundarios. Cada beca equivale a la mitad del salario mínimo.
En paralelo, los precios de una veintena de alimentos esenciales están regulados, así como el de centenares de medicamentos, y el Estado controla algunas tarifas de servicios públicos y de operaciones bancarias.
También miles de cooperativas reciben financiamiento para adelantar proyectos, sobre todo de servicios en ciudades y campos. El Estado, junto con mantener el salario mínimo acorde con la inflación (11,6 por ciento en lo que va de 2005), ha saldado pasivos laborales en la administración pública por centenares de millones de dólares.
"Nuestra preocupación es que ese gasto no sea sostenible, porque en la medida en que no se incrementen el ahorro y la inversión es muy difícil poder mantener el incremento del PIB", alertó Muñoz.
"Lamentablemente, desde hace décadas, el dinero se gasta y la inversión, sumada la pública y la privada, no llega a 15 por ciento del PIB", agregó.
En esa dirección también apuntó el Banco Mundial, que en su informe de septiembre "¿Dónde está la riqueza en las naciones?" colocó a Venezuela entre los países con ahorros en rojo, pues se trata, como los también estados petroleros Gabón y Trinidad-Tobago, de un país que "consume más recursos de los que invierte".
En los años 70, cuando se triplicaron los precios del petróleo, Venezuela vivió un boom de petrodólares que hizo famosa a su clase media como consumista, pues se decía que los compradores llegaban a ciudades como Miami al grito de "está barato, dame dos", apenas traspasaban las puertas de un comercio cualquiera.
Ese clima está lejano, pero hay un obvio repunte del consumo. "¿Qué voy a hacer con el dinero?", dijo a IPS Estela, una abogada que dudaba entre dos televisores con pantalla líquida y costo en miles de dólares en Pabloelectrónica, un expendio atiborrado de compradores en el centro de Caracas.
"Para ver las películas de la televisión por cable vale la pena tener un aparato de éstos", sentenció.
Chávez emprendió en enero una campaña a favor de ideas socialistas. "Ser rico es malo", ha repetido el mandatario. Pero sus invectivas contra la propiedad privada y el consumo son desestimadas, según el más reciente sondeo de la encuestadora Datos, por al menos dos de cada tres de sus compatriotas.