DESARROLLO: Ayuda internacional japonesa atada a EEUU

Las conversaciones entre Japón y Estados Unidos para elaborar una agenda común de ayuda al desarrollo atará aun más a Tokio a los intereses políticos de Washington, y significará una ofensiva más por la apertura económica en los países del Sur.

Así lo advirtieron académicos y activistas japoneses, preocupados por esta iniciativa impulsada por la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Condoleezza Rice, y que empezó a ser negociada a fines del mes pasado.

Un funcionario de la cancillería japonesa explicó a IPS que las conversaciones están centradas en alcanzar dos objetivos: crear un ambiente para aumentar la inversión privada en los países del Sur en desarrollo y brindar capacitación laboral para jóvenes.

"Ambos aspectos son clave para el crecimiento económico de los países en desarrollo", dijo el funcionario, y señaló que este proyecto ayudará a que esas naciones reduzcan sus tarifas y otras barreras comerciales para impulsar el comercio internacional y la inversión extranjera.

"Apenas hemos tenido la primera reunión para hacer un bosquejo. El próximo paso es definir los detalles", añadió.

Japón es el segundo mayor donante, con 8.860 millones de dólares en 2004, detrás de Estados Unidos, quien destinó 19.000 millones de dólares en ayuda oficial al desarrollo (ODA) el año pasado.

La combinación de ambos presupuestos representa 40 por ciento de la asistencia mundial al desarrollo.

"Japón y Estados Unidos son las dos mayores economías del mundo. La iniciativa de trabajar juntas dejó a los países más pequeños, dependientes de la ayuda internacional, sin estrategias de desarrollo alternativas", dijo Keisuke Oohashi, profesor de desarrollo internacional de la Universidad Keisen.

Oohashi sostuvo que el enfoque adoptado por Washington y Tokio en la ayuda pone más presión en los países del Sur para que abran sus mercados y permitan la privatización de sectores clave, como la educación y la salud.

"Yo siempre he defendido un sistema de ayuda bajo la égida de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que representa mejor la necesidad de los países en desarrollo, más que la colaboración bilateral", indicó.

Oohashi también alertó sobre el peligro de la politización de la asistencia japonesa, pues a partir de ahora seguirá los intereses de Washington.

Por su parte, el economista Hisashi Nakamura, de la Universidad Ryukoku, sostiene que Tokio nuevamente está cediendo a la presión de Washington.

"No estoy seguro de que la colaboración bilateral vaya a funcionar, ya que ambos países tienen políticas de ayuda diferentes. Pero Tokio, obviamente, no puede darle la espalda a esta propuesta", señaló.

Nakamura explicó que la ayuda japonesa tiene la prioridad de desarrollar la infraestructura local de los países beneficiados, mientras que Estados Unidos se enfoca más bien en apoyar el intercambio tecnológico.

La cancillería, sin embargo, negó que Tokio esté actuando bajo presión estadounidense.

"Japón mantendrá los principios que rigen su ODA y brindará una ayuda que respetará las metas y deseos de los países beneficiados. No hay miedo a una dominación de Estados Unidos", subrayó el funcionario consultado por IPS.

Además, sostuvo que la colaboración entre ambos países permitiría el intercambio de experiencia y reducir la superposición de programas.

Algunos analistas señalan que la colaboración bilateral podría a su vez estimular la cooperación entre organizaciones no gubernamentales de los dos países.

La asistencia japonesa al desarrollo ha menguado en los últimos siete años debido a la recesión económica, y es posible que disminuya aun más en el futuro debido a que el gobierno del primer ministro Junichiro Koizumi prevé adoptar una serie de reformas estructurales.

Mientras, activistas presionan a Tokio para que cumpla con la meta de destinar 0,7 por ciento del producto interno bruto a la ODA.

Los países del Norte industrializado se comprometieron en 1970 a volcar ese porcentaje a la ayuda al desarrollo, pero sólo Dinamarca, Holanda, Noruega y Suecia han cumplido la promesa.

Bélgica y Finlandia se proponen alcanzar tal meta en 2010, Francia y España en 2012 y Gran Bretaña en 2013.

La cancillería japonesa aseguró que mantendrá su ODA para combatir la pobreza y colaborar con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio. La coordinación con Estados Unidos será de vital ayuda para esto, subrayó.

Los Objetivos incluyen metas en materia de mejora de la salud, los servicios de agua y saneamiento, la educación, la equidad de género y el ambiente.

La promesa de Japón de concentrar su ayuda en Asia y duplicarla para los países africanos se mantiene, añadió el funcionario. (

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