Los atentados terroristas en India no detendrán el acuerdo con Pakistán para abrir la frontera en el disputado territorio Cachemira, con el fin de facilitar la ayuda a las víctimas del terremoto que sacudió la región el día 8.
Las sospechas sobre los ataques que el sábado acabaron con unas 60 vidas en la capital de India recayeron de inmediato sobre el grupo radical islámico Lashkar-e-Toiba (Soldados de Dios), que lucha por "liberar" la parte india de Cachemira e integrarla a Pakistán.
Pero Islamabad condenó los atentados y los calificó de "criminales actos de terrorismo".
La primera bomba mató al menos a 42 personas en el popular mercado de Sarojini Nagar, cerca del área de Chanakyapuri, donde se encuentran numerosas residencias de diplomáticas.
La segunda fue detonada casi en forma simultánea en la populosa zona de Paharganj, a pocos metros de la principal estación de tren de Nueva Delhi, muy frecuentada por turistas.
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Mientras, el conductor de un autobús público que se trasladaba por el barrio de Govindpuri, en el sur del capital, descubrió un portafolio abandonado dentro del vehículo, que tenía dentro una bomba de tiempo.
El chofer arrojó el explosivo fuera del vehículo de inmediato, pero no lo suficientemente rápido como para impedir que él y otras cuatro personas resultaran heridas.
Las zonas afectadas por los atentados fueron cerradas por la policía en la mañana del domingo, pero serán abiertas para la Diwali este martes, el "festival de las luces" de India, que simboliza el triunfo del bien sobre el mal.
Más de 200 personas resultaron heridas en las tres explosiones, muchas de ellas de gravedad, y autoridades hospitalarias temen que el número de muertos ascienda en los próximos días.
En Srinagar, capital de la Cachemira india, un hasta ahora ignorado grupo radical llamado Inquilab se adjudicó los ataques, pero la policía sospecha que sería sólo la fachada de grandes organizaciones proscritas en varios países, como Lashkar-e-Toiba o Jaish-e-Mohammed.
En rueda de prensa el domingo, el subjefe de policía indio, Jarnail Singh, señaló que había razones para creer que Lashkar-e-Toiba estaba detrás de los atentados.
A diferencia del pasado, el gobierno indio se resiste a responsabilizar directamente a Islamabad de atentados perpetrados por grupos radicales islámicos pakistaníes. Al parecer, Nueva Delhi no quiere comprometer el proceso de acercamiento bilateral iniciado en enero de 2004.
India y Pakistán se disputan el control de Cachemira desde 1947, cuando se independizaron del imperio británico. Se trata de una zona rica en petróleo y cuya población es mayoritariamente musulmana, al igual que Pakistán.
Esta disputa desencadenó tres guerras entre los dos países, por lo que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) creó una frontera provisional, denominada "línea de control".
En la parte bajo control indio, integrada enl estado de Jammu y Cachemira, actúan grupos separatistas que han perpetrado en los últimos años varios atentados.
Nueva Delhi acusa a Islamabad de respaldar militarmente a esos guerrilleros islámicos, pero el gobierno pakistaní sostiene que sólo les brinda "apoyo moral y diplomático".
La tensión aumentó en diciembre de 2001, cuando un grupo armado atacó el parlamento indio. Nueva Delhi responsabilizó a Islamabad, y estuvo a punto de estallar otra guerra.
Sin embargo, gracias a la mediación de Estados Unidos, la calma regresó hasta que los dos rivales de Asia meridional decidieron iniciar un proceso de acercamiento.
El primer ministro indio, Manmohan Singh, visitó el domingo a algunos heridos por las explosiones y dio un discurso televisado en el que subrayó su resolución a "luchar contra el terrorismo en todas sus formas".
También señaló que la policía poseía "algunas claves" sobre quiénes estaban detrás de las explosiones.
Los investigadores creen que los terroristas eligieron la fecha del sábado para los ataques debido a que ese día se esperaba la sentencia contra tres miembros de Lashkar-e-Toiba, un pakistaní y dos indios, por haber organizado un atentado en diciembre de 2000, que mató a dos soldados y un civil.
Sin embargo, la sentencia había sido postergada para este lunes. La justicia encontró culpable al pakistaní de varios delitos.
Grupos islámicos se resisten a que soldados indios atraviesen la línea de control en Cachemira para colaborar en las tareas de ayuda a sobrevivientes del devastador terremoto del día 8, con epicentro en esa provincia, que mató a unas 100.000 personas y dejó a otras 400.000 desamparadas.
Los sobrevivientes necesitan urgentemente alimentos, medicinas y abrigos, antes de que las temperaturas del invierno del Himalaya lleguen a su nivel más bajo a mediados de noviembre.
Tras la crisis de 2001, India movilizó sus tropas en la frontera con Pakistán y ambos países suspendieron sus vínculos aéreos y terrestres.
Pero desde que se inició el proceso de acercamiento el año pasado se lograron significativos avances. En abril fue reabierta la ruta de autobuses entre Srinagar y Muzaffarabad, capital de la Cachemira pakistaní..
Tanto Singh como el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, afirmaron que el proceso de paz era "irreversible", a pesar de que Nueva Delhi se sigue quejando de los grupos separatistas en Cachemira.
Inmediatamente después del sismo, India ofreció enviar suministros y equipos de rescate en helicópteros, pero Musharraf rechazó la propuesta arguyendo que no quería herir "sensibilidades locales".
Las especulaciones de que cientos de separatistas habrían muerto y sus campamentos habrían sido destruidos por el terremoto se disiparon luego de que un grupo suicida atacara un área de alta seguridad en Srinagar y matara en su casa al ministro de Educación de Jammu y Cachemira, Ghulam Nabi Lone, el 18 de este mes.
Sin embargo, pese a los ataques en Srinagar y las bombas en Nueva Delhi, ambos países anunciaron el domingo que abrirían la línea de control en cinco puntos para permitir el transporte de ayuda humanitaria, así como el traslado de cachemiros que deseen visitar a sus familiares al otro lado de la frontera.
"Se acordó que, por ayuda, rehabilitación y fines de reconstrucción, con autorización previa y dependiendo de la viabilidad, se podrán enviar artículos de asistencia en cualquier dirección y entregarlos a las autoridades locales", señala un comunicado conjunto divulgado en Islamabad.
Ambos gobiernos "acordaron la puesta en funcionamiento de estas disposiciones el 7 de noviembre de 2005 como una medida humanitaria", añade.
El sábado, Qayyum Khan, un importante líder político en la Cachemira pakistaní, instó a Islamabad a aceptar la oferta de ayuda india aun cuando suponga el ingreso de soldados de ese país en helicópteros.
"¿Qué es lo que queremos mantener en secreto de India a pesar de la presencia de Estados Unidos, la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y otras organizaciones internacionales en las zonas afectadas por el sismo", preguntó Qayyum, según reseñó la agencia de noticias pakistaní PPI.
Lo que importa es que "90 por ciento de los edificios privados y oficiales (en la Cachemira pakistaní) fueron destruidos", que "toda una generación de niños y niñas de quienes dependía nuestro futuro fue exterminada" y que, a menos que la ayuda humanitaria llegue a los sobrevivientes, habrá aun más tragedias, sostuvo.