UE: Derecha dividida por Islam y ampliación

Cuatro días no fueron suficientes para poner de acuerdo a la derecha de la Unión Europea (UE), dividida acerca de la futura dimensión de la comunidad y, más aun, respecto de sus relaciones con el mundo musulmán.

Para el moderado conservador británico Chris Patten, ex comisario europeo de Relaciones Exteriores (2000-2004) y ex gobernador de Hong Kong, "el gran reto es reconciliar Oriente con Occidente", opinión desestimada por el ex presidente del gobierno español, José María Aznar (1994-2004), quien replicó "no necesito reconciliarme con nadie".

"Creo en Occidente, nuestra civilización es mejor que las otras y estoy dispuesto a defenderla", expresó Aznar durante la reunión en Lisboa del Partido Popular Europeo (PPE), realizada entre el jueves y el sábado y prolongada informalmente hasta el domingo, y en la que el ex gobernante español asumió sin tapujos las posturas más radicales de la derecha europea.

"Creo en una Europa atlántica", de manera que el futuro de la UE debe orientarse en esa vía. "Otra Europa no es posible ni deseable" y hay que imponer límites geográficos. "La única causa del terrorismo islámico es el odio y su remedio no es la reconciliación". Será necesario "dar al club europeo una orientación atlantista y recuperar sus valores clásicos y cristianos", fueron algunas de las frases más polémicas de Aznar, del Partido Popular español.

Con palabras más comedidas, para reducir los efectos de lo que podía considerarse un ataque directo de Aznar a las aspiraciones turcas de ingresar a la UE, el presidente del grupo parlamentario del PPE, Hans-Gert Poettering, reconoció la existencia de "opiniones diferentes" sobre el punto. Pero "yo estoy convencido de que, en términos económicos, financieros y culturales, Turquía significaría una sobrecarga" para la comunidad de 25 países.
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El alemán Poettering se mostró partidario de "discutir los límites de la ampliación de la UE, basados en la capacidad de absorber nuevos miembros", porque "tenemos que definir las fronteras, hasta dónde podemos llegar".

El PPE dedicó cuatro días a debatir asuntos de la actualidad europea en la "Universidad de Verano", un grupo de reflexión en el que participan, además, el presidente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel Durão Barroso, el presidente del PPE, Wilfried Martens, y los ex primeros ministros Aníbal Cavaco Silva (1985-1995), de Portugal, y Carl Bildt (1991-1994), de Suecia.

El belga Martens explicó que "estas reuniones sirven para fomentar debates nacionales para una reflexión sobre la UE como poder en el mundo", y recordó que el PPE está en el poder en la mayoría de los países de Europa, si bien "debemos ganar la conducción política de Alemania, y espero que Angela Merkel será la nueva líder de ese país".

Merkel ganó las elecciones del 18 de este mes al frente de la alianza derechista de la democracia cristiana, pero no logró mayoría para formar gobierno y se ve obligada a negociar con sus adversarios socialdemócratas.

En las elecciones parlamentarias del domingo, en Polonia, partidos conservadores y liberales obtuvieron el primer y segundo puesto, según el escrutinio primario.

Algunos dirigentes del PPE consultados por los periodistas sobre las palabras de Aznar aceptaron emitir opiniones, pero bajo condición de anonimato.

"Es verdad que Aznar exagera en sus palabras, pero también se debe subrayar que muchos de los que aquí están dirían casi lo mismo, tal vez no de manera tan poco diplomática, si no tuviesen responsabilidades gubernamentales, partidarias o parlamentarias", dijo a IPS un delegado belga.

Un diputado alemán subrayó a IPS su total acuerdo con Aznar cuando afirmó que "la principal amenaza para Europa es el terrorismo islámico", pero marcó su desacuerdo con el español, pues éste no considera que la cuestión clave sea la urgencia de "una reconciliación entre Oriente y Occidente", sino el combate abierto y decidido "al odio que los fundamentalistas sienten por los occidentales".

"El terrorismo islámico es nuestra principal amenaza", porque "quiere destruir nuestra sociedad", y para eso "nos ha declarado la guerra, y hay que decidir si nos defendemos, y, si lo hacemos, si es para ganar, porque jugar al apaciguamiento no funciona. Ellos quieren acabar con lo que somos, no con lo que hacemos", expresó Aznar en otro pasaje de su discurso, en una muestra de abierta hostilidad a Patten.

Las palabras de Aznar, que se convirtieron en centro de las atenciones y conversaciones entre bastidores, incluyeron algunas recomendaciones a los dirigentes europeos, tales como la recuperación de "los valores clásicos y cristianos de la civilización europea" para aumentar la influencia de la UE, no como contrapoder de Estados Unidos, sino a su lado.

El presidente de la Comisión Europea, Durão Barroso, evitó entrar en este terreno espinoso y optó por dar atención a los aspectos económicos y sociales.

"La construcción europea tiene que estar abierta a los cambios del tiempo", en especial ejecutando reformas internas para enfrentar las transformaciones de la globalización, "porque 20 millones de desempleados es (una realidad) inaceptable desde el punto de vista social", expresó el ex líder conservador lusitano, quien preside el órgano ejecutivo de la UE desde hace un año.

El futuro de la UE, en opinión de Durão Barroso, está en "sacar el mayor provecho de los beneficios de la globalización", mediante más apertura interna, en las relaciones entre los Estados miembros y entre las instituciones y los ciudadanos. No se puede tener "una unión política sin una integración económica, las dos tienen que ir de la mano", en un marco de justicia social y competitividad, acotó.

El presidente de la Comisión estimó que el bloque podría beneficiarse de la globalización, pero para ello será urgente operar cambios en sus estructuras económicas y sociales para competir con mercados emergentes como los de India y China, que han demostrado su adaptación con facilidad a la economía de escala mundial.

La UE no puede resistirse a los cambios, "por lo que debemos adaptarnos", pese a que "irónicamente, ese es uno de los mayores peligros para Europa", pues se corre el riesgo de que surjan "corrientes populistas antieuropeas", concluyó Durão Barroso.

Contrariando a Aznar y a los delegados más radicales contra la expansión hacia el este, la ex vicepresidenta de la Comisión de la UE, la española Loyola de Palacio, apostó por la entrada de Turquía a la familia comunitaria, pero apoyó al ex líder de su Partido Popular en cuanto a que la UE debe caminar de la mano con Estados Unidos.

En la óptica de De Palacio,"es esencial para nosotros que un gran país islámico interiorice la modernidad del Islam", pero hizo especial hincapié en que para integrarse a la UE, los musulmanes "tienen que aceptar nuestra sociedad, y eso implica la secularización de la población y el Estado".

"El mejor instrumento para apoyar el proceso de secularización del Estado y la sociedad turca es proseguir las negociaciones, ya que sin eso su ingreso en la Unión es imposible", dijo y añadió que, "hay valores universales, como la igualdad, el Estado de derecho, la democracia, la justicia o la libertad, que están por encima de los relativismos culturales".

Sostuvo que la UE debía adaptarse a la realidad de hoy, que "no es la misma de ayer ni será la misma de mañana", por lo que se mostró partidaria de "apostar por una sociedad abierta" y sostuvo que "Europa tiene que liderar la globalización".

De Palacio estimó que el primer paso consistirá en que los jefes de gobierno de los 25 países acuerden cómo afrontar los retos del mundo globalizado, "que no podemos evitar, o nos adaptamos, o nos quedamos inmóviles".

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