SRI LANKA: Monjes budistas van a las urnas

Monjes budistas cingaleses y fuerzas «patrióticas» de Sri Lanka se lanzaron esta semana a respaldar al primer ministro Mahinda Rajapakse para las elecciones presidenciales del 17 de noviembre.

Aun antes de la convocatoria oficial a las urnas, formulada el martes, Rajapakse había sellado una alianza con el Partido Legado Nacional (JHU), liderado por monjes budistas.

Pocas horas después de confirmarse la convocatoria a las urnas, representantes de la Convención Nacional Budista exigieron al gobierno srilankés que presentara un proyecto de ley contra la conversión religiosa, con lo que introdujeron el asunto en la agenda electoral.

La alianza que impulsa a Rajapakse también integra a representantes de la mayoría étnica cingalesa e izquierdistas, como el Partido Marxista Nacionalista y la coalición que encabeza ese sector, el Frente de Liberación Popular.

La semana pasada, el gobernante visitó inesperadamente la convención del Movimiento Patriótico Nacional cerca de Colombo y dijo, en medio de aplausos, que pretendía "salvar a la nación para las futuras generaciones".

Setenta por ciento de los 19 millones de habitantes de Sri Lanka son budistas cingaleses, mientras 18 por ciento son tamiles, la mayoría hindúes, quienes predominan en el norte y el este. Los musulmanes son 7,5 por ciento y los cristianos, ocho por ciento.

Rajapakse se opone al proceso de paz patrocinado por Noruega que, en 2002, logró poner fin a los combates entre el ejército srilankés y los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil, determinados a constituir un estado propio en el norte y el este del país, para lo que tomaron las armas hace dos decenios.

El líder del Partido Nacionalista Marxista y portavoz del Frente de Liberación Popular, Wimal Weerawansa, dijo luego de esa alocución que las elecciones presidenciales se habían convertido en una batalla entre traidores y fuerzas patrióticas.

"Se ha trazado la línea entre esas dos fuerzas, y no hay lugar para los moderados", sentenció Weerawansa.

Rajapakse, un nativo del sur del país que suele lucir los tradicionales sarong (falda) y kurta (blusa) blancos y un chal rojo sobre los hombros, es identificado por la mayoría budista cingalesa de las áreas rurales.

En contraste, su principal adversario, Ranil Wickremasinghe, es un miembro educado en el extranjero de la anglófila elite dominante, que está comprometido con el proceso de paz patrocinado por Noruega y que podría derivar en la constitución de una confederación.

El movimiento "patriótico" que apoya a Rajapakse niega tener un carácter racista o chauvinista, como afirman organizaciones no gubernamentales internacionales y la prensa nacional e internacional.

Este sector asegura que su objetivo es salvar al país de las fuerzas de la globalización, a la que consideran impuesta desde el exterior.

El Partido Nacionalista Marxista se opone a las privatizaciones, en especial si quienes adquieren esos bienes son extranjeros, y también a las campañas de evangelización desarrolladas por iglesias cristianas.

Pero el principal punto de su plataforma es el rechazo a cualquier interferencia extranjera, incluso en el proceso de paz. Rajapakse se ha comprometido a derrotar a los Tigres y a desactivar el proyecto de confederación, en caso de ser elegido.

"En todo el país, la gente se levanta contra la industicia. No creo que sea correcto llamar budismo a eso", dijo a IPS el joven monje budista y legislador del Partido Legado Nacional Athuraliya Ratana.

"Lo que sucede es que el pueblo se moviliza y usa nuestro lenguaje y legado cultural como base para su lucha", explicó Ratana. "El budismo no es oración, sino un modo de vida que desaparece bajo la globalización, que nos roba nuestro modo de vida y sistema social. Debemos proteger nuestros valores y nuestra cultura."

Ratana se hizo conocer en el concierto mundial cuando, en una conferencia de donantes internacionales, rechazó con un discurso apasionado la posibilidad de establecer un mecanismo conjunto entre el gobierno y los Tigres para la distribución de la asistencia a las víctimas del tsunami de diciembre.

La demanda de la comunidad internacional equivalía a la improbable firma de un acuerdo entre Estados Unidos y la red terrorista Al Qaeda para la reconstrucción de Iraq, sostuvo el monje budista.

"Este mundo cobra forma a través de la competencia y la economía de mercado, basada sobre las necesidades exteriores de la gente. Sentimos la necesidad de cambiar esa mentalidad. Creemos que, por su composición liberal, la filosofía budista puede resistirse a la economía neoliberal occidental y al fundamentalismo cristiano e islámico", afirmó.

El partido de Ratana ha acusado a iglesias cristianas a las que califica de "ultrafundamentalistas" de usar el trabajo social y de caridad como presión para la evangelización.

A comienzos de septiembre, el Partido Legado Nacional creó la Asamblea de Monjes de Sri Lanka, con el fin de desarrollar un movimiento de base que apelara a los templos no solo como centros espirituales sino también para la actividad tendiente al desarrollo.

El esquema incluye la creación de instituciones de microcrédito cerca de los templos. El partido ya ha pedido donaciones a budistas ricos de Colombo.

Lo que llevó a los religiosos budistas a lanzarse a la política fue la evangelización cristiana. Los monjes que ingresaron al parlamento fueron quienes presentaron un proyecto de ley que prohíbe la conversión.

Ahora, los ciudadanos comunes y profesionales educados son atraídos cada vez con más fuerza por el Partido Legado Nacional.

"Noventa por ciento de la gente que vive en condiciones de pobreza son budistas, y si la intención es ayudarlos debemos impartirles educación y valores", argumentó P. N. Meegaswatta, consultor en tecnología de la información y ex ejecutivo televisivo.

"Los budistas cingaleses sienten haber sido postergados por sucesivos gobiernos. Por eso se están agitando", añadió.

El director del Departamento de Ciencia Política y Políticas Públicas de la Universidad de Colombo, Jayadeva Uyangoda, consideró que el temor de los nacionalistas cingaleses al éxito del "proyecto tamil" —la secesión del norte y el este— puede influir sobre el electorado, y que los intelectuales capitalizan ese miedo.

Los Tigres pueden haber contribuido a la movilización nacionalista y budista al atacar símbolos religiosos, como el Templo de los Dientes y el árbol sagrado Bo en Anuradhapura, así como asesinando a monjes. (

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