Un abismo parece marcarse entre lo que piensa la ciudadanía sobre el presidente de México, Vicente Fox, y la opinión de los opositores políticos y analistas. En el primer círculo el mandatario recupera niveles de apoyo, pero en el segundo se hunde.
Usando armas publicitarias como la realización de encuestas diarias, periódicas campañas de marketing, cuidados extremos de la imagen y hasta las artes de una bruja, Fox logra 16 meses antes de terminar su mandato de seis años más de 60 por ciento de apoyo a la gestión, que lo ubica entre los presidentes con mejor evaluación de América Latina.
Sin embargo, cualquier persona que abra los periódicos locales y escuche o vea los noticieros en radio y televisión encontrará que la mayoría de los analistas políticos y dirigentes de la oposición califican con bajas notas al gobierno.
"Hay algún grado de esquizofrenia en México. Lo que dice el llamado círculo rojo (el de analistas y observadores) es diferente a lo que percibe el verde (la población)", señaló a IPS el politólogo Alberto Gordillo, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Cumpliendo un rito instaurado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó sin interrupciones de 1929 a 2000, Fox acudió el jueves al parlamento para rendir el informe anual de su trabajo. Lo hizo tras una intensa campaña publicitaria en medios de comunicación, que elevó entre dos o tres puntos porcentuales su nivel de aceptación popular, según encuestas.
Pero las simpatías crecientes que obtiene no le sirvieron hasta ahora para negociar con el Congreso legislativo, donde su Partido Acción Nacional no tiene mayoría.
En su mensaje al parlamento, el mandatario mexicano llamó por enésima vez a los opositores a concertar políticas y nuevas leyes, y a reconocer los avances que dice haber conseguido el país.
En el Poder Legislativo, que junto a la policía es la institución de la democracia peor calificada por los ciudadanos en diversas encuestas, aún permanecen congeladas las propuestas del gobierno de reformas profundas en materia de legislación energética, del trabajo, tributaria, para administrar justicia y otras.
Para Jorge Chabat, investigador del Centro de Investigación y Docencias Económicas, lo que sucede es que el mandatario no ha tenido oficio político para negociar sus propuestas.
Este analista cree que los observadores y la población evalúan a Fox de forma similar. "Creo que el presidente es percibido en general como un buen hombre, pero muchos pensamos que no ha sido efectivo al momento de gobernar, y ahí es donde saltan las críticas generales si se leen algunas encuestas con detalle", explicó a IPS.
El primer trimestre de gobierno mostró a Fox con un nivel de aprobación superior a 70 por ciento, uno de los más altos entre sus pares de América Latina. Es que su gestión, a la que llegó con la promesa de fundar un nuevo México, generó grandes expectativas en el país y en el exterior.
Este mes, cinco años después, las encuestas de diarios locales, como Reforma y el Universal, y firmas independientes, indican que el mandatario tiene una nivel de aprobación de entre 60 y 62 por ciento de los consultados, entre tres y cuatro puntos porcentuales más que en julio.
Ese resultado lo ubica cerca del apoyo que recogen el presidente Ricardo Lagos en Chile, pero debajo de sus pares Tabaré Vázquez en Uruguay, Néstor Kirchner en Argentina, Álvaro Uribe en Colombia y, en particular, de Hugo Chávez en Venezuela, que tienen más de 70 de apoyo ciudadano.
En el otro extremo de esta tabla de popularidad, con respaldos que van de 10 a 15 por ciento de los entrevistados en cada uno de sus países, se encuentran Alejandro Toledo en Perú, Nicanor Duarte en Paraguay y Oscar Berger en Guatemala, según datos de encuestas realizadas en los últimos meses y comparadas en México por la firma privada Mitovsky.
Gordillo y otros observadores reconocen que hay tendencia entre los opositores y un sector de los analistas a juzgar con dureza a Fox y a dudar de cada una de sus afirmaciones.
Un ejemplo de esas dudas es la que expresan políticos opositores y muchos analistas respecto de la reducción de la pobreza en México en los niveles que sostiene el gobierno, en coincidencia con evaluaciones realizadas por el Banco Mundial, la Comisión Económica para América Latina y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Unos 5,5 millones de los 104 millones de mexicanos salieron de la pobreza extrema entre 2000 y 2004, una caída que va de 24,2 a 17,6 por ciento en ese lapso, según un estudio presentado el 24 de agosto por el Banco Mundial.
La suspicacia que despierta en algunos círculos la gestión Fox también se presenta cuando, apoyado por datos, el gobierno indica que los programas de vivienda social son hoy los más amplios e importantes de la historia del país y que la educación avanza de forma consistente.
Lo mismo pasa cuando se refiere a la estabilidad económica del país, el déficit cero en las finanzas públicas, el hecho de que la moneda local se mantenga fuerte y que los niveles de inflación y tasas de interés sean ahora los más bajos de la historia reciente.
Fox ha sido un fracaso y ha llevado al país a la pobreza, juzgó el líder del PRI y aspirante a candidato presidencial, Roberto Madrazo.
En cambio, Leo Zuckermann señala que Fox es un "presidente que conecta con la gente". Proyecta una imagen de "gobernante honesto, bonachón, bien intencionado, cualidades que explican en gran medida su popularidad", apuntó.
En las últimas dos semanas, el mandatario mexicano apretó el acelerador en su búsqueda de mayor popularidad con una campaña en los medios de comunicación en la que se presentó como "el primer presidente" realmente demócrata de la historia moderna de México.
El afán por ganarse el apoyo de la gente fue una característica del presidente desde que inició su gestión en diciembre de 2000. La oficina de la Presidencia que hace encuestas diarias y planea estrategias de marketing político es una de las más activas de la administración actual.
Entre los que apoyan a Fox en la búsqueda de apoyo está Rebeca Moreno, directora de logística de la esposa del presidente, Marta Sahagún.
Moreno, que acompaña al equipo del mandatario desde que era candidato, presume tener facultades paranormales y, según fuentes sin identificar, realizaría ritos de brujería para atraer la buena suerte y el apoyo social hacia el mandatario.