La corrupción es una piedra considerable en el camino de los países de Asia-Pacífico hacia el fin de la pobreza y del hambre, según el subsecretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kim Hak-Su.
Para empezar, la malnutrición en la región es una paradoja, pues aunque hay suficientes cereales, los "obstáculos institucionales" se interponen para que lleguen a niños y a pobres, dijo Kim a IPS.
"Hay problemas con el sistema de entrega de arroz y trigo", y la solución radica en "fortalecer a los gobiernos locales y descentralizar el proceso de distribución de cereales", afirmó Kim. "La gobernanza es un gran tema (en la lucha contra la pobreza). Nuestros estados miembros deben pensar en esto".
Se nota la voluntad para combatir la corrupción, pues muchos países de la región han firmado la Convención de la ONU contra la Corrupción, que entrará en vigencia el 14 de diciembre, pero será necesario mucho más, señalan informes de organizaciones no gubernamentales como Transparencia Internacional, con sede en Berlín.
Los países de Asia-Pacífico, empezando por Bangladesh, Indonesia y Filipinas, aparecen continuamente entre los 10 primeros en el barómetro de países más corruptos del mundo, que publica anualmente Transparencia Internacional.
Kim indicó que la presión estaba dirigida a los gobiernos, para que combatan la corrupción y lleven a cabo una descentralización de poder, para lograr los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio, acordados en septiembre de 2000 por la comunidad internacional.
Estos ocho objetivos incluyen reducir a la mitad la proporción de personas que padecen hambre e indigencia, lograr una educación primaria universal, promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil y materna en tres cuartos, revertir la expansión del sida y otras enfermedades, asegurar la sustentabilidad ambiental y establecer una alianza global para el desarrollo entre el Norte y el Sur.
Casi todas las metas tienen como plazo el año 2015.
"Se necesita un uso más efectivo de la asistencia oficial al desarrollo, lo que significa eliminar la corrupción y la fuga" de la ayuda, dijo.
Los comentarios de Kim tuvieron lugar después de la Cumbre Mundial 2005 de la ONU, celebrada en Nueva York entre el miércoles y el viernes de la semana pasada, en la que los líderes mundiales se reunieron para evaluar el progreso hacia las metas del milenio.
De seguir como ahora, Asia no tendrá un solo ganador de aquí a 10 años, informó Kim a la Asamblea General de la ONU. "La sustentabilidad ambiental está en problemas. Se la sacrifica a cambio de un gran crecimiento económico", sostuvo.
China e India, los gigantes cuyos registros determinan el éxito o el fracaso colectivo de la región, muestran la historia de contradicciones que caracteriza la lucha del continente asiático para lograr los Objetivos del Milenio.
Mientras ambos países han registrado un crecimiento económico impresionante en la última década, lo cual contribuyó a sacar a millones de la pobreza, inmensas cantidades de población siguen viviendo en pobreza extrema, condición que, según el Banco Mundial y otros organismos, implica vivir con menos de un dólar por día.
De acuerdo con el Banco Asiático de Desarrollo, hay 621 millones de personas, o casi 20 por ciento de la población de la región, que sobreviven con menos de ese ingreso. De esa cantidad, 327 millones viven en India, 173 millones en China y otros 77 millones en el resto de Asia meridional.
La malnutrición infantil es muy alta, con casi 47 por ciento de niñas y niños del sur asiático condenados a ese destino, mientras que en el sudeste asiático los menores desnutridos constituyen 29 por ciento del total.
En contraste, África subsahariana, mucho más atrás de Asia-Pacífico en crecimiento económico, tiene 31 por ciento de niños desnutridos.
La probabilidad de que las economías asiáticas en auge vayan al rescate de los pobres en los próximos meses es escasa, según un nuevo informe sobre "crecimiento de los desempleados" difundido esta semana por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Hay una creciente "brecha laboral" en Asia, según el informe de 74 páginas, dado que "la creación de nuevos puestos no ha acompasado el impresionante crecimiento económico de la región".
Entre 2003 y 2004, por ejemplo, el empleo en Asia-Pacífico aumentó apenas 1,6 por ciento, 25 millones de puestos de trabajo, en comparación con "el fuerte crecimiento económico de más de siete por ciento", agregó el informe
La tendencia global hacia una mayor privatización de los sistemas de salud en el mundo en desarrollo tampoco favorecerá a las familias pobres que experimentan el dolor de la mortalidad infantil.
"La motivación del sector privado es obtener beneficios económicos y no se involucrará (en el suministro de servicios de salud a los pobres) a menos que haya garantías de que puede obtenerlos", dijo Kim.
Los montos invertidos por los gobiernos en la salud pública siguen siendo bajos en la región. "Son de 11 dólares anuales por persona en países que no están en camino de lograr los Objetivos del Milenio", agregó Kim. "Y esto es un promedio, lo que significa que los pobres ni siquiera pueden obtener esa suma".
La cuestión de los sistemas sanitarios desfinanciados fue puesta sobre la mesa esta semana por funcionarios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), según los cuales cerca de 3.000 niños menores de cinco años mueren cada día en el Pacífico, la mayoría por "enfermedades neonatales comunes, como neumonía y diarrea".
"La mayoría de estas muertes infantiles podrían evitarse", proveyendo atención básica de la salud o derribando las barreras que impiden a las familias acceder a ella, según funcionarios de la oficina regional de la OMS para el Pacífico occidental.
India y China, sin embargo, tienen las mayores cifras de mortalidad infantil de la región. En India son 2,5 millones de menores de cinco años muertos por año y en China, 730.000, según la ONU.
Para Kim, el actual ritmo de crecimiento puede asegurar que la región logre los Objetivos del Milenio relativos a educación primaria universal y el combate al sida en algunas partes.
Pero se necesita un cambio de actitud para que las naciones que están más cerca de los Objetivos del Milenio ayuden a los países más pobres.
"Debemos generar más recursos dentro de la región. Los países más ricos deben asistir o invertir en los más pobres", recomendó Kim.