Venezuela, productor petrolero por excelencia, activó este martes la turbina número 50 en el complejo hidroeléctrico de Guri y con ello reafirmó su apuesta a abastecerse de energía limpia, aunque su red de distribución aún muestra severas grietas.
Las autoridades también encaran los riesgos que la depredación ambiental ocasiona en la cuenca del río Caroní, que abastece las presas Guri o Doctor Raúl Leoni, Caruachi y Macagua, más Tocoma (en construcción), a 600 kilómetros al sudeste de Caracas.
Estas plantas hidroeléctricas, que toman como denominador común el nombre de Guri al igual que el lago de 4.000 kilómetros cuadrados formado al represar el río, comenzaron a instalarse hace 42 años y hasta ahora lograron 12.500 megavatios-hora de capacidad de generación instalada y alcanzarán a 17.670 en la próxima década.
Guri y el complejo paraguayo-brasileño de Itaipú, con 12.600 megavatios de capacidad, escoltarán en los próximo 10 años como los mayores del planeta al chino de Tres Gargantas, en el río Yangtsé, que será capaz de generar 22.000 megavatios para un mundo que hoy produce más de 600.000 megavatios de hidroelectricidad pero tiene a 1.500 millones de personas sin acceso al fluido.
Todo el sistema de represas en el bajo río Caroní, entre los 10 y 110 kilómetros antes de entregarse al río Orinoco junto a Ciudad Guayana, "generará la electricidad que en plantas térmicas consumirían 750.000 barriles diarios de petróleo", explicó a IPS Daniel Machado, presidente de la empresa estatal Electrificación del Caroní (Edelca).
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Venezuela, exportador petrolero y con 26 millones de habitantes, consume unos 12.000 megavatios y toma 70 por ciento de los complejos de Guri, y la disponibilidad total de casi 18.000 megavatios, más la constante instalación de turbinas en las presas del Caroní —una cada 20 meses— le coloca, en el papel, en una posición confortable de abastecimiento.
Incluso unos 200 megavatios hora se exportan a Brasil y en ocasiones también a Colombia en una cantidad similar, aunque los tendidos de Guri actúan sobre todo de reguladores hacia la frontera.
Pero la principal distribuidora de electricidad entre la población, la empresa estatal Cadafe, deja por el camino aproximadamente 40 por ciento de esa electricidad que recibe de las generadoras, lo que representa pérdidas anuales de 500 millones de dólares, por causas que van desde empleo de redes obsoletas y defectuosas hasta robo del fluido por los usuarios.
Otro caso es Plantacentro, una central térmica con capacidad nominal de 2.000 megavatios hora en Morón, 150 kilómetros al noroeste de Caracas y también propiedad del Estado, que tiene varias unidades dañadas y opera sólo a 20 por ciento de su potencial.
Edelca misma se ufana de su eficiencia, pero Machado admite que no se alcanza a cobrar todo sino "sólo un 60 por ciento". "Tenemos clientes morosos", señaló.
Varias regiones del país, al nordeste y noroeste, padecen de apagones, "y entretanto la demanda nacional crece —siete por ciento en 2004 y 8,5 por ciento en lo que va de 2005— muy por encima de las previsiones y planes que adjudicaron a Edelca la atención de 60 por ciento de ese consumo", dijo a IPS su gerente de producción, Arturo Godoy.
Edelca se ha abocado a un plan de inversiones para modernizar la presa de Guri, a un costo de 480 millones de dólares, completar 12 turbinas en Caruachi —la número 10, que es la 50 del grupo, se activó este martes— a un costo de 150 millones de dólares cada una y desarrollar Tocoma, la cuarta presa en el bajo Caroní.
Tocoma agregará 2.250 megavatios al complejo y su construcción y equipamiento para que opere desde 2012 consumirá unos 3.000 millones de dólares, de los cuales se prevé que el Banco Interamericano de Desarrollo prestará 750 millones y la Corporación Andina de Fomento 600 millones de dólares.
"Estas son instalaciones hechas como para durar 100 años trabajando", se ufanó el jefe de operaciones en Caruachi, Luis León.
Cuando se complete el aprovechamiento del bajo Caroní puede avanzarse en proyectos para la parte alta del río, con un potencial de 5.000 megavatios hora, y de algunos afluentes para represas menores.
El Caroní es un portento hidroeléctrico, porque en sus 900 kilómetros de recorrido desciende a gran velocidad sobre un lecho rocoso a casi un kilómetro de altitud con un caudal medio de 5.000 metros cúbicos por segundo.
La cuenca del río, de unos 92.000 kilómetros cuadrados y con altos índices de precipitaciones que llegan a un promedio de 2.900 milímetros al año de lluvia y hasta 6.000 milímetros en algunas áreas, tiene 67 por ciento de su superficie cubierta de bosques y casi 86 por ciento son áreas bajo régimen de protección especial.
"Hemos padecido daños ambientales, por incursión ilegal de mineros y explotadores de los bosques que han dañado cabeceras de algunos afluentes y producido sedimentación que conspira contra la disponibilidad de agua necesaria para el lago de Guri", comentó Machado en su diálogo con IPS.
Godoy, sin embargo, sostuvo que, "aunque durante tres años hubo algo de sequía y el nivel de Guri bajó varios metros, la disponibilidad de agua desde 2004 es suficiente y hemos debido aliviar las represas". "Crisis no hay", recalcó.
El gobierno, sin embargo, "ha lanzado un plan para erradicar gradualmente la minería de toda la cuenca del Caroní", dijo a IPS la viceministra de Ambiente, Nora Delgado, dentro de un plan de manejo de la minería y bosques en todo el sudeste del país.
Julio Centeno, profesor de Ciencias Forestales en la Universidad de Los Andes, advirtió a IPS que "estudios desde hace más de 20 años han detectado que, como consecuencia de la actividad minera que conlleva deforestación y sedimentación, el Caroní ha estado bajo amenaza y con él la electricidad de Venezuela".
En una cuenca vecina del Caroní, la del río Cuyuní que lleva aguas a Guyana, centenares de mineros protagonizan un conflicto con bloqueo de vías y protestas contra concesiones de minas de oro entregadas a la firma canadiense Crystallex.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, anunció el lunes que revisará las concesiones mineras, sin dar mayores detalles, y creará una compañía estatal que se asociará con los pequeños buscadores de oro y diamante en la zona.
Sin embargo, el mandatario advirtió que, "si hemos de escoger entre el oro y el diamante, o el agua y los bosques, decidiremos a favor del ambiente".
Machado es optimista: "En Venezuela tenemos problemas de distribución, pero de generación y de transmisión no", e incluso Edelca incursionará, por orden del gobierno, en la producción termoeléctrica con dos plantas que agregarán 1.000 megavatios hora al sistema interconectado y se construirán en el nordeste y, quizá, en el noroeste.