En Alemania reina la incertidumbre pues las elecciones generales del domingo terminaron con un empate técnico entre los conservadores y la alianza gobernante de socialdemócratas y verdes. Sólo la creación de una «gran coalición» parece ser la salida.
Ninguno de los partidos fue capaz de inclinar a la mayoría de los alrededor de 50 millones de alemanes que acudieron a las urnas.
La gobernante coalición "rojiverde", del canciller (jefe de gobierno) Gerhard Schroeder, no pudo cosechar el respaldo necesario para asegurarse un nuevo período de gobierno e impulsar con comodidad un polémico plan de reformas económicas.
La coalición llegó al poder por primera vez en 1998 y está integrada por el Partido Socialdemócrata (SPD) y el Partido Verde.
Schroeder fue superado por la conservadora Angela Merkel, de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), aliada con la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), que sin embargo tampoco logró formar la mayoría que vaticinaban las encuestas.
Los resultados preliminares indican que la coalición CDU-CSU obtuvo 35,2 por ciento de los votos, mientras que el SPD cosechó 34,3 por ciento, el Partido Demócrata Liberal (FDP) 9,9 por ciento, el Partido de la Izquierda 8,6 por ciento y el Partido Verde 8,1 por ciento.
Merkel, quien nació en una familia protestante de la otrora República Democrática Alemana (RDA) y escaló hacia los altos mandos de la CDU luego de la reunificación del país hace 15 años, reconoció no haber podido lograr una mayoría y prometió que tendería la mano a otros partidos para conformar una "gran coalición" de gobierno.
"Tenemos un muy claro mandato, y asumo ese mandato con todo mi poder", dijo Merkel en una entrevista televisiva el domingo.
"Ahora necesitamos formar un gobierno estable", había dicho poco antes en la sede central de su partido.
Sin embargo, Schroeder aseguraba en el mismo momento que los resultados lo confirmaban en el gobierno.
"Siento que he ganado el apoyo para liderar un gobierno estable por los próximos cuatro años", dijo ante un grupo de partidarios.
Es posible que las elecciones generales del domingo estuvieran condicionadas por la resistencia de algunos alemanes a tener a una mujer como jefa de gobierno.
Lo cierto es que, en los últimos debates televisivos durante la campaña, los socialdemócratas y los verdes no fueron muy gentiles en las discusiones con la candidata conservadora.
Tanto Schroeder como representantes del Partido Verde, del ministro de Relaciones Exteriores Josckha Fischer, dejaron siempre la impresión de que dudaban de la capacidad política de Merkel, a pesar de que esta física de profesión demostró perspicacia y ambición al sortear todos los obstáculos para llegar a liderar la CDU.
Merkel prometió crear empleos e impulsar el crecimiento económico con un programa de reducción de impuestos y liberalización del mercado laboral que iría más allá del polémico paquete de reformas de Schroeder, conocido como Agenda 2010.
Para disgusto de Fischer, los verdes han sido relegados de su posición como tercer partido en el parlamento al quinto lugar, detrás del FDP, en el tercero, y el Partido de la Izquierda, en el cuarto.
El Partido de la Izquierda se formó como una alianza entre una facción escindida del SPD y el Partido del Socialismo Democrático, sucesor del comunista Partido de la Unidad Socialista, que gobernó la RDA durante más de cuatro décadas, desde el fin de la segunda guerra mundial hasta la reunificación, en 1990.
El Partido de la Izquierda surgió en el contexto de una especial coyuntura en la historia de este país, consolidado como la quinta economía del mundo, pero cuyo crecimiento es el más lento en la zona del euro, conformada además por Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal.
Ni el SPD ni la alianza CDU-CSU han ocultado su ansiedad por el crecimiento del nuevo partido izquierdista, liderado por Oskar Lafontaine y Gregor Gysi.
Lafontaine presidió el SPD entre 1995 y 1999, y se retiró de sus filas en junio de este año. Ahora sostiene que el Partido de la Izquierda es la única alternativa al neoliberalismo.
Gysi, por su parte, dejó el SPD tras ocupar durante un año el puesto de senador en el gobierno municipal de Berlín.
Cualquiera sea la forma que adopte la nueva coalición gobernante, tanto el SPD como el CDU-CSU han dejado en claro que no están dispuestos a incluir al Partido de la Izquierda.