BALCANES: Criminales de guerra serbios caen en la red

A estas alturas, los criminales de guerra serbios ya deben saber que, por más que corran, en algún momento serán atrapados.

Diez años después de finalizadas las guerras de secesión de Bosnia-Herzegovina y Croacia, y seis años después de que las fuerzas de seguridad serbias abandonaran la provincia de Kosovo, continúan siendo conducidos ante la justicia los acusados de participar en masacres.

Unas 250.000 personas murieron entre 1991 y 1995, durante las guerras en la que Yugoslavia se desgajó en los actuales estados independientes de Serbia y Montenegro, Bosnia-Herzegovina, Croacia, Eslovenia y Macedonia.

En las últimas semanas hubo una ola de arrestos en varios países.

La semana pasada, las autoridades canadienses anunciaron la detención y extradición de Dejan Demirovic, de 30 años, ex integrante del grupo paramilitar serbio "Escorpiones", tristemente célebre por sus crímenes de guerra contra los albanokosovares en 1999.

Demirovic es acusado de haber participado en la ejecución de 14 personas, incluidos seis niños y niñas, en la localidad de Podujevo.

Sasa Cvijetan, también integrante del grupo, fue sentenciado a 20 años de prisión por el mismo crimen en un tribunal de Belgrado. Fue durante ese mismo juicio, el año pasado, cuando se descubrió que Demirovic estaba escondido con sus padres en la sudoriental ciudad canadiense de Windsor.

"Llevar criminales de guerra ante la justicia es la tarea más importante hoy para la región", dijo a IPS la directora del Centro de Ley Humanitaria de Belgrado, Natasa Kandic.

"Debe terminar de una vez la confusión de la gente común, que no sabe si los ejecutores eran héroes de guerra o asesinos sin escrúpulos. Reconocer los crímenes de guerra es el punto de partida del proceso de reconciliación en los Balcanes", añadió.

Los tristes recuerdos de la guerra están muy presentes en la población de la ex Yugoslavia.

"Hace poco se cumplieron 13 años desde que me convertí en una mujer sin nacionalidad, sin nombre y sin hogar. Estoy feliz de que el hombre que causó eso esté entre rejas", afirmó Nerma Jelacic, periodista de Sarajevo de 28 años, al conocer la detención de Milan Lukic.

El serbobosnio Lukic, de 37 años, había sido condenado en ausencia a 20 años de prisión. Su grupo paramilitar, denominado Vengadores, encerró en 1992 a 140 hombres, mujeres y niños musulmanes en una casa del pequeño poblado de Visegrad, en Bosnia-Herzegovina, y le prendieron fuego.

El primo de Lukic, Sredoje, acusado del mismo crimen, fue detenido a comienzos de este mes en Rusia. Ambos serán llevados ante el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, con sede en La Haya, Holanda.

Nerma Jelacic, que huyó de Visegrad con su madre cuando comenzó la masacre de musulmanes y estuvo 10 años refugiada en Gran Bretaña, afirmó que la detención de Lukic era algo muy importante para ella.

"Es una localidad pequeña, y el único nombre mencionado, con miedo, en conexión con los crímenes era el de Milan Lukic", escribió en su columna del influyente diario Danas, de Belgrado.

"Regresé a Bosnia en 2003, pues las raíces son muy profundas. Busqué a Milan Lukic porque se decía que vivía entre Serbia y Bosnia. Tenía que saber por qué hizo eso, por qué unas 3.000 personas de mi pueblo habían sido asesinadas. Lamentablemente, no lo pude encontrar", añadió.

Argentina fue el refugio de otro sospechoso de crímenes de guerra, Nebojsa Minic, buscado por la ejecución de decenas de albanokosovares en 1999. Fue detenido a comienzos de este año y extraditado a Serbia. Era el propietario de una cadena de restaurantes en la occidental ciudad argentina de Mendoza.

Mientras, 13 serbiobosnios fueron detenidos en la sudoccidental ciudad estadounidense de Phoenix acusados de haber dado información falsa a las autoridades de inmigración 10 años atrás.

Algunos de ellos procedían de la oriental localidad bosnia de Srebrenica, donde más de 8.000 musulmanes fueron ejecutados en 1995 por el ejército serbiobosnio.

"Es indignante que personas incluidas en las listas de más buscados hayan obtenido papeles y pasaportes, franqueado estrictas leyes de inmigración y se hayan podido alojar en cualquier lugar", indicó a IPS el analista político Dejan Anastasijevic.

La mayoría de los países adoptaron severas reglas para el visado de serbios en 1991, año en que el ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic rechazó todas las propuestas internacionales para la paz y precipitó la guerra en los Balcanes.

Los pasaportes de muchos sospechosos de crímenes de guerra detenidos en el exterior fueron emitidos, en muchos casos con nombres falsos, antes del 5 de octubre de 2000, cuando cayó Milosevic.

"Es obvio que esas personas estaban al tanto de los peligros y se les proveyó de todos los elementos necesarios para escapar", dijo a IPS Bozo Prelevic, un abogado de Belgrado.

El dinero con que contaban era el que robaron durante años en la guerra, añadió.

Por ahora, los dos principales líderes serbios acusados de crímenes de guerra, Radovan Karadzic y Ratko Mladic, siguen fugitivos.

Durante las guerras de secesión, la mayoría de los serbios creyeron la propaganda del régimen de Milosevic, según la cual los serbios en Croacia y en Bosnia-Herzegovina se limitaban a defender a los serbios residentes en esos territorios.

El Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia fundada por la ONU fue considerada, en ese contexto, parte de la conspiración antiserbia. Este cuerpo judicial se estableció en 1993, cuando las atrocidades cometidas contra no serbios afloraron durante la guerra.

La situación cambió luego de la salida de Milosevic del poder en octubre de 2000, su arresto y su entrega al Tribunal Penal Internacional en La Haya, en junio de 2001. El ex dictador continúa allí, afrontando procesos por crímenes de guerra y genocidio.

Pero a pesar de todo, muchos serbios aún creen lo que se les dijo durante el régimen de Milosevic. Pocos creen que se haya cometido crímenes de guerra contra no serbios.

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