La intensificación de las relaciones económicas entre Brasil y Venezuela acompaña los primeros pasos de la Comunidad Sudamericana de Naciones, de cuya instauración los gobernantes de ambos países fueron los más entusiastas promotores.
La firma de los acuerdos entre la empresa brasileña Petrobrás y su congénere Petróleos de Venezuela (Pdvsa), para la construcción de una refinería en Brasil y la exploración conjunta de yacimientos venezolanos, agrega una nueva dimensión a un acercamiento más amplio, en curso hace varios años.
Los cinco convenios de asociación entre las dos firmas estatales, firmados en la víspera al comienzo de la primera Reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Sudamericana de Naciones, representan inversiones por 4.700 millones de dólares en los dos países.
El principal proyecto a ejecutar es la refinería que costará 2.500 millones de dólares y deberá procesar 200.000 barriles diarios de petróleo a partir de 2011 en el Puerto Suape, ubicado en el nororiental estado brasileño de Pernambuco.
La elección de Pernambuco se debió, además de factores económicos, a una preferencia del presidente venezolano Hugo Chávez, quien siempre recuerda que de ese estado era natural José de Abreu e Lima, que luchó 14 años al lado de Simón Bolívar por la independencia de Venezuela y Colombia.
La nueva refinería, con aportes de capital iguales de Petrobras y de Pdvsa, se ubicará a medio camino entre Venezuela y la principal área brasileña productora de petróleo, como es la cuenca marítima de Campos, cercana a Río de Janeiro.
Se informó que, una vez puesta en funciones, la planta aumentará en 10 por ciento la capacidad actual de refinado de petróleo de Brasil, facilitando además el abastecimiento del nordeste brasileño.
Además, tendrá una importancia adicional, como es la de procesar crudo pesado de ambos países, para producir principalmente combustible para motores diesel y gas licuado, derivados que Brasil aún necesita importar, mientras le sobra gasolina para exportar.
El petróleo pesado es comercializado a precios inferiores que el liviano en los mercados internacionales, por eso es mejor refinarlo y exportar sus derivados, explicó el presidente de Petrobrás, Sergio Gabrielli.
Las 10 refinerías de Petrobras, construidas antes de 1980, no procesan completamente ese tipo de crudo.
La asociación petrolera brasileño-venezolana ocurre con "200 años de retraso", como afirmación de la autonomía sudamericana, dijo el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
De hecho, esa cooperación habría sido mas útil en las décadas pasadas, ya que ahora Brasil se acerca al autosuficiencia petrolera, comentó a IPS Argemiro Procopio, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Brasilia.
Empero, los negocios entre los dos países se incrementaron en muchas áreas en los últimos años, en coincidencia con las afinidades ideológicas entre los gobiernos de Lula y Chávez.
Las exportaciones brasileñas a Venezuela, que habían alcanzado 1.092 millones de dólares en 2001, retrocedieron alrededor de 40 por ciento en los dos años siguientes a causa de la recesión económica provocada por la crisis política y una prolongada huelga en Pdvsa contra medidas adoptadas por Chávez.
Sin embargo, en 2004 se recuperaron con creces, alcanzando 1.464 millones de dólares, y en los ocho primeros meses de este año ya sumaban 1.370 millones de dólares.
Los automóviles y sus componentes, teléfonos celulares y los alimentos son los sectores que más impulsan ese crecimiento de las exportaciones brasileñas al vecino país, aunque también se hacen notar los artículos necesarios para la modernización o reconstrucción de la agricultura, que reflejan el proceso interno actual de Venezuela.
En una economía basada en el petróleo, la agricultura fue abandonada y el país importaba 88 por ciento de los alimentos que consumía antes de que Chávez llegara al gobierno, precisó Joao Pedro Stédile, un coordinador del Movimiento de los Sin Tierra (MST) de trabajadores rurales brasileños que visitó Venezuela en los últimos días.
El MST está colaborando con la recuperación agrícola del país vecino, donde "falta todo", semillas, equipos, tecnología e incluso población campesina, según Stédile.
En ese proceso, la industria brasileña vende mucha maquinaria agrícola. La exportación de cosechadoras, por ejemplo, se multiplicó por 10 entre 2003 y 2004, mientras la de tractores se cuadruplicó.
La infraestructura de varios sectores es donde las inversiones venezolanas, favorecidas por los altos precios internacionales del petróleo, permiten ampliar la presencia brasileña.
La constructora Odebrecht, una de las beneficiadas por esta expansión, construye dos líneas del tren subterráneo metropolitano de Caracas y una tercera en Teques, además de puentes sobre el río Orinoco, que atraviesa Venezuela, y un sistema de irrigación cerca de la noroccidental ciudad de Maracaibo.
Venezuela aparece también como una alternativa, aunque lejana, de abastecimiento de gas natural para Brasil, ante las incertidumbres del suministro desde Bolivia, donde Petrobras hizo grandes inversiones en la exploración y producción del combustible, pero que ahora fue gravado por el aumento de impuestos en ese país.
Es sólo una idea en estudio inicial, explicó un portavoz de Petrobras, ante la noticia publicada por el diario brasileño O Estado de Sao Paulo hace tres semanas, informando sobre el proyecto de un gasoducto de 8.000 kilómetros que, partiendo de Venezuela, abastecería varias partes de Brasil y alcanzaría también a Argentina y Uruguay.
Esa obra no es factible a corto y mediano plazo, pero será probablemente inevitable en un futuro lejano, cuando América del Sur tenga una amplia red de gasoductos nacionales, similar a la europea, comentó a IPS Giuseppe Bacóccoli, un experto en energía de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
La seguridad de abastecimiento energético exige variadas redes y fuentes de abastecimiento y Brasil no puede quedar dependiendo, por ejemplo, de uno solo gran proveedor como ocurre hoy con Bolivia, argumentó.. (
