UNIÓN EUROPEA-IRÁN: Jugando con fuego nuclear

La amenaza de Irán de que reanudará actividades nucleares limitadas, pues la Unión Europea (UE) no cumplió con su promesa de proponer alternativas para su programa de desarrollo atómico, es parte de un peligroso juego de estrategia internacional.

El grupo de países europeos que negocian con Irán sobre la cuestión nuclear, integrado por Alemania, Francia y Gran Bretaña y conocido como UE-3, advirtió que ”cualquier movimiento unilateral” de Teherán sería ”innecesario y perjudicial”, y podría hacer ”muy difícil continuar” con las negociaciones.

Observadores en India, país que acaba de firmar un acuerdo sobre comercio nuclear con Estados Unidos, ven estas advertencias como parte de un juego de presión que podría tener un triste final.

En el centro de la mesa está la cambiante situación política en Irán, tras la sorpresiva elección de Mahmoud Ahmedinejad como presidente, y el malestar de Occidente por tener que tratar con un líder considerado ”de línea dura” en el islamismo.

Si el problema nuclear no es resuelto muy pronto, el peligro aumentará y el juego podría irse de control.

El riesgo inmediato es que la UE y Estados Unidos amenacen con llevar el tema al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas y pidan sanciones contra Irán, país que podría adoptar a su vez una postura más intransigente.

Irán se negó a extender la suspensión de sus actividades nucleares, que había aceptado en noviembre pasado hasta el 31 de julio, a cambio de que el UE-3 presentara propuestas concretas de alternativas a su plan de desarrollo nuclear, que según Teherán tiene fines netamente ”pacíficos”.

El UE-3 solicitó a Irán que extendiera el plazo seis días más, pero la petición fue rechazada.

”Este lapso podrá parecer muy corto y trivial, pero no lo es”, indicó Hamid Ansari, un ex embajador de India en Teherán y distinguido miembro de la Observer Research Foundation, de Nueva Delhi.

”Probablemente, el UE-3 desea escuchar un pronunciamiento sobre el tema nuclear de parte del presidente electo, quien asumirá al cargo el 6 de agosto” y reemplazará al reformista Mohammed Jatami, añadió.

No fue un accidente que la UE no cumpliera con el plazo del 31 de julio. Ansari señaló que, de acuerdo con informes ”que parecen confiables y sólidos”, el UE-3 elaboró un paquete de propuestas partiendo de la base de que un político ”moderado” como Ali Akbar Hashemi Rafsanjani, el otro candidato en los comicios iraníes de junio, sería electo presidente.

Pero los planes quedaron en la nada cuando ganó Ahmedinejad.

Ese paquete habría incluido una serie de acuerdos para garantizar el suministro de uranio levemente enriquecido para las proyectadas centrales nucleares iraníes y el levantamiento de las barreras a la venta de tecnología a Teherán.

A un lado quedó también la promesa europea de iniciar un serio diálogo de seguridad para un acuerdo de no agresión que pondría fin a la postura hostil hacia Irán del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, que incluyó a ese país, junto a Corea del Norte e Iraq, en el ”eje del mal”.

El hecho de que ese paquete de propuestas finalmente no se haya presentado también estaría relacionado con la diplomacia de la UE hacia Washington, que adoptó una postura más firme con Irán tras el triunfo de Ahmedinejad y la visita a Teherán del primer ministro iraquí Ibrahim al-Jaafari, quien intenta restaurar las relaciones entre los dos países, enfrentados en una guerra entre 1980 y 1988.

Washington no sólo quiere presionar a Irán para que adopte ”reformas democráticas”, sino que también podría estar considerando lanzar un ataque militar en su contra.

La revista estadounidense The Nation informó en su edición del 21 de julio que ”Bush dio al Departamento de Defensa su aprobación para que anticipe diversos escenarios de un ataque, si Teherán procede con sus actividades de enriquecimiento de uranio, vistas por Washington como una preparación para la creación de armas nucleares”.

En el artículo, escrito por el experto en asuntos de defensa Michael Klare, se asegura que altos funcionarios del gobierno de Bush promovían la idea de una invasión a Irán aun antes de la elección de Ahmedinejad.

Según la publicación The American Conservative, los planes de contingencia de Washington incluyen el uso de armas convencionales e incluso nucleares contra más de 400 objetivos iraníes.

Mientras, Teherán separó dos de los puntos clave de su programa de desarrollo nuclear. En la central localidad de Natanz estableció la fábrica encargada del enriquecimiento de uranio, mientras que en la también central Isfahan se encuentra la dedicada a la conversión de óxido de uranio sólido en gas hexafluoruro.

Por el momento, Irán sólo amenaza con reanudar las operaciones en la fábrica de Isfahan, claramente un paso previo a la actividad misma de enriquecimiento de uranio.

De todas formas, el gobierno iraní señaló que sólo quería continuar con el enriquecimiento de uranio para alimentar sus reactores de energía.

Teherán ha insistido en que tiene derecho a adquirir y desarrollar tecnología nuclear con fines pacíficos y que nunca procurará crear armas de destrucción masiva.

”Sobre este punto, todos los principales líderes iraníes son unánimes. Ni siquiera Rafsanjani podría cambiar el fuerte consenso que existe en Irán sobre la política nuclear”, sostuvo el analista Gulshan Dietl, de la Universidad Jawaharlal Nehru, de Nueva Delhi.

”Hay consenso en que Irán debe procurar energía nuclear y no hacer armas atómicas, al menos no por ahora. No hay razones para creer que hay diferencias importantes (entre los líderes iraníes) sobre esto”, añadió.

Estados Unidos sospecha que Irán, con grandes reservas de petróleo y gas, no necesita otro tipo de energía y en realidad sólo procura tener armas de destrucción masiva.

El UE-3 ha intentado mediar entre Estados Unidos e Irán, pero sus esfuerzos fracasarán si Washington toma una postura muy dura y aísla a Teherán.

Irán es signatario del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), que le permite desarrollar tecnología atómica sólo con fines pacíficos. Sus actividades están bajo supervisión de la Agencia Internacional de Energía Atómica.

Irán volvió a reivindicar sus derechos después de que Estados Unidos firmara un acuerdo excepcional con India hace dos semanas para reanudar el comercio de tecnología nuclear entre ambos países.

Washington consideró a India ”un país responsable con avanzada tecnología atómica” y prometió ”ajustar” el régimen internacional sobre control nuclear para permitir una más amplia gama de transacciones con Nueva Delhi.

Irán, como era de esperar, criticó ese acuerdo y acusó al gobierno de Bush de tener un doble discurso y de socavar el TNP, que no fue firmado por India.

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