Una audaz obra teatral sobre la ola de asesinatos a intelectuales opositores en 1997 estuvo más de un mes en cartel en la capital de Irán antes de ser censurada por el nuevo gobierno. Fue poco tiempo, pero suficiente para causar un profundo impacto.
Esos 30 días, entre las elecciones y la investidura del nuevo presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad como presidente, el 6 de este mes, fueron como una suerte de vacaciones para los intelectuales iraníes, siempre vigilados de cerca por las autoridades de esta república islámica.
No es habitual en Teherán ver a jóvenes de clase media acudir en masa al Teatro de la Ciudad, el más importante de la capital. En este caso, la gran atracción era la última tazieh (tragedia teatral tradicional) de Bahram Baizaee, uno de los mayores dramaturgos de su generación.
Baizaee, de 67 años, no tiene reparos en admitir que el objetivo de su obra era refrescar la memoria del público sobre seis intelectuales opositores que fueron linchados, apuñalados, asesinados a tiros o estrangulados.
El gobierno entonces atribuyó los ataques a elementos hostiles dentro el Ministerio de Inteligencia.
En 1998, agentes de inteligencia acusados de los crímenes fueron llevados a un tribunal y juzgados a puertas cerradas. Algunos fueron condenados a prisión en 2001.
Mientras, Naser Zarafshan, abogado de familiares de las víctimas, fue sentenciado a cinco años de prisión por deslealtad, sedición y revelación de información clasificada, pues habló sobre los asesinatos entrevistado por la emisora estadounidense Voice of America.
Para Baizaee, el recuerdo de las víctimas persistirá para siempre, y no existe mejor forma de homenajear a sus amigos que a través de una obra de tazieh, un género teatral en persa muy similar a la antigua tragedia griega, aunque, por lo general, con temática sagrada chiita.
La palabra persa tazieh literalmente significa luto y consolación, pero entre los chiitas se emplea para referirse a una caja de madera y como metáfora del ataúd.
La obra de Baizaee tiene un largo título que se puede traducir como Psicodrama para recordar la pasión de Navid Makan y su esposa, la arquitecta Roukhshid Farzin.
Algunos criticaron la obra por ser demasiado explícita en sus alusiones a los poderes que estuvieron detrás de los asesinatos de 1997, pero la mayoría elogiaron el trabajo de Baizaee.
No creo que la obra vaya a ser prohibida, pues muchos diputados y funcionarios del Ministerio de Cultura estaban entre los espectadores y no expresaron ninguna objeción, señaló confiado Reza Shmisa, quien acudió a una de las primeras funciones.
Pero se equivocó. Apenas asumió Ahmadinejad, considerado un líder de mano dura, el espectáculo fue censurado.
La obra, dividida en 20 pequeños majils (equivalente a los actos en las obras teatrales occidentales), se centra en los pensamientos del poeta Navid Makan justo antes de que fuera asesinado a golpes por tres hombres cuando se dirigía a su hogar.
Makan y su esposa acababan de enviar a su hijo Nima, de 14 años, a un lugar seguro en el exterior, y estaban preocupados por los últimos asesinatos de sus amigos e integrantes de una red de disidentes políticos.
Sus enemigos lo engañaron y la garantizaron que estaría a salvo, pero cuando Makan se trasladaba a su casa el día del cumpleaños de su esposa, a quien le llevaba un ramo de flores, fue interceptado y asesinado.
El libreto es tan cercano a la realidad que me asombraría mucho si a Bahram Baizaee le dieran un permiso para hacer otra obra teatral o película. Quizás piensa que ya es demasiado viejo como para preocuparse por su carrera, sostuvo Thoraya Barari, contadora de una compañía privada.
Al término de la última función, cuando el director de relaciones públicas del Teatro de la Ciudad felicitaba al director y a los actores por su desempeño, un espectador preguntó por qué la obra había sido censurada, pero nadie le quiso responder.
Frank, un profesor de inglés en Teherán, quedó tan impactado con la obra que tuvo que tomar varios sorbos de vodka para poder ir a dormir esa noche, según contó a IPS.
A mi juicio, la obra es un manifiesto político contra todo el sistema gobernante y en gran parte es un soliloquio del director sobre experiencias durante los años postrevolucionarios, dijo a IPS un crítico teatral.
El periodista y crítico de arte Behrouz Saeedi sostuvo, en un artículo para el sitio web disidente Roozonline.com, que la censura era cuestión de tiempo desde que un diputado de Teherán presenció la puesta.
Al director de la obra le dijeron que suspendiera las funciones y que no dijera a nadie cuáles eran las razones, aseguró Saeedi.
Críticos de varios periódicos habían pronosticado que la obra sería censurada antes de que asumiera como presidente Ahmadinejad.
Al parecer, el director ordenó la fecha de las funciones de manera de aprovechar el espacio entre las elecciones y la investidura del nuevo presidente, señaló Maliheh, un profesor de francés en Teherán.
Los tazieh se originaron en rituales prehistóricos y evolucionaron en obras dramáticas durante la dinastía Safavid, en el siglo XV.
Estas obras aún son interpretadas en comunidades chiitas en Iraq, sur de Líbano, Bahrein y Jamaica, aunque son más frecuentes y mejor elaboradas en Irán. (