La Organización de las Naciones Unidas (ONU) permanece estancada sobre un plan de acción para el siglo XXI que líderes de todo el mundo deberán adoptar a mediados de septiembre. Los desacuerdos podrían conducir a un programa débil, advirtieron expertos.
Este lunes se reanudaban las negociaciones para finalizar el texto, después de dos semanas de interrupción, pero los negociadores deben superar profundos desacuerdos sobre asuntos políticamente sensibles relacionados con el terrorismo, los derechos humanos, las intervenciones militares y la no proliferación nuclear.
Aunque los países miembros acordaron una definición política de terrorismo, no alcanzaron un consenso sobre la definición legal. En cuanto al propuesto Consejo de Derechos Humanos, existe desacuerdo sobre las dimensiones del nuevo organismo, su modalidad de trabajo y la selección de sus miembros.
Al mismo tiempo, los miembros permanecen divididos acerca del derecho al uso de la fuerza militar, aunque la mayoría la justifica como modo de prevenir y frenar genocidios, crímenes de guerra, limpiezas étnicas y crímenes contra la humanidad en general.
"Los pueblos de nuestros respectivos países… esperan que alcancemos un acuerdo sobre los temas principales que nos ayudarán a reformar a la herramienta indispensable que es la ONU, y a enfrentar mejor los desafíos y amenazas que enfrenta nuestro mundo", exhortó Jean Ping, presidente de la Asamblea General y de las negociaciones, en una carta a los 191 países miembros.
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El plan de acción que los líderes mundiales deberán adoptar en la Cumbre Mundial a realizarse del 14 al 16 de septiembre en la sede de la ONU, en Nueva York, corre peligro de debilitarse debido a profundas divisiones entre los miembros.
"Estados Unidos quiere que se reescriban grandes partes del documento, si no todo. Tememos que otros países miembros, por diferentes razones, aprovechen la oportunidad para hacer lo mismo", expresó Lene Schumacher, directora de programas del Movimiento Federalista Mundial – Instituto de Políticas Mundiales, con sede en Nueva York.
"Estas últimas presiones de Estados Unidos para revisar línea por línea pueden resultar muy perjudiciales. No sólo debilita todo el proceso hasta la fecha, sino que podría abrir una caja de Pandora otra vez", dijo a IPS.
Los 132 miembros del Grupo de los 77 (G-77) países en desarrollo también expresaron reservas sobre el documento porque no incluiría compromisos fuertes de los países ricos sobre ayuda oficial para el desarrollo, deuda, comercio y acceso libre de cuotas a los mercados del Norte industrial para las exportaciones del Sur.
Al mismo tiempo, los 117 miembros del Movimiento de Países No Alineados, la mayoría de los cuales también integran el G-77, procuran debilitar el texto en cuanto a asuntos como el propuesto Consejo de Derechos Humanos y el derecho del Consejo de Seguridad, el órgano ejecutivo de la ONU, a decidir intervenciones militares en conflictos bélicos.
Estados Unidos, por otra parte, impulsa una reforma administrativa e intenta cambiar el enfoque en materia de desarrollo, desarme y no proliferación nuclear, observó Schumacher.
"En el peor de los casos, podría arruinar la cumbre y causar un grave daño a la ONU como guardiana de la paz y seguridad internacional", dijo.
El secretario general de la ONU, en un esfuerzo por presentar de manera positiva las negociaciones, dijo la semana pasada que el proyecto de declaración "es un paso fundamental para reducir la pobreza a la mitad antes de 2015, además de reducir la amenaza de la guerra, el terrorismo, la proliferación armamentista y promover la dignidad humana en todos los rincones del mundo".
Las negociaciones de los próximos días "determinarán si la cumbre (de septiembre) aprobará un nuevo acuerdo que comprometa a los gobiernos con acciones oportunas y decisivas para impedir atrocidades como el genocidio de Ruanda" ocurrido en 1994, destacó Nicola Reindorp, directora de la organización humanitaria Oxfam en Nueva York.
Si el documento se aprueba, los estados deberán compartir la responsabilidad de "emprender acciones colectivas de manera oportuna y decisiva" para proteger a civiles de matanzas, dijo.
Sin embargo, "parece que algunos países clave como India, Rusia y Brasil tratan de bloquear ese esfuerzo, mientras que Estados Unidos trata de debilitarlo", observó Reindorp.
Oxfam también está "profundamente preocupada porque en los temas cruciales de financiación para el desarrollo, deuda, comercio y educación, el documento no responde de manera adecuada a la severidad de la crisis de la pobreza, y tampoco hace compromisos concretos y mensurables para satisfacer los Objetivos de Desarrollo del Milenio y erradicar la pobreza".
Los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio, fijados por los 191 países miembros en 2000, consisten en la reducción de la pobreza extrema y el hambre a la mitad, la educación primaria universal y la promoción de la igualdad de género y la autonomía de la mujer.
También incluyen la reducción de la mortalidad materna en tres cuartos, de la mortalidad infantil en dos tercios, y el combate al sida, la malaria y otras enfermedades. Las metas específicas deben cumplirse antes de 2015 y tienen como referencia los niveles de 1990.
La cumbre de septiembre evaluará los progresos realizados hasta el momento hacia esas metas.