Las elecciones parlamentarias anticipadas convocadas para el mes próximo por el primer ministro de Japón, Junichiro Koizumi, ponen en peligro sus planes de reforma económica y de afianzamiento del país en la arena internacional.
A pesar de su popularidad, Koizumi podría descubrir que no será tan sencillo cuando la campaña electoral ingrese en la última fase, dijo el analista político Harumi Arima.
Koizumi, molesto por el rechazo en el Senado de su proyecto para privatizar los correos en el marco de un amplio plan de reforma económica, disolvió la Dieta (cámara baja) y anunció que renunciaría al cargo si su Partido Demócrata Liberal (PDL) pierde en los comicios.
Por ahora, las encuestas le dan el triunfo a Koizumi, cuyo lema es no frustremos la reforma.
La privatización del correo naufragó el día 8 en la cámara alta, luego de que la iniciativa fuera rechazada por legisladores del propio PDL y de su aliado, el partido Nuevo Komeito.
Cuarenta y siete por ciento de los japoneses encuestados por el canal de televisión estatal NHK dijeron que apoyarán al PDL en las elecciones del 11 de septiembre.
Dejaré que el pueblo decida, dijo Koizumi, molesto, antes de ordenar la disolución de la Dieta, y prometió dimitir si sufre una derrota electoral.
El objetivo del primer ministro es purgar la Dieta de los legisladores antirreformistas y continuar así con sus iniciativas destinadas a acabar con la inclinación del PDL por el aumento del gasto público, así como con la escalada de la deuda externa y en escándalos de corrupción.
Pero Arima advirtió que la táctica de Koizumi podría terminar como un tiro por la culata, pues la sociedad japonesa opta siempre por la estabilidad política.
La sorpresiva decisión de convocar a elecciones puede entusiasmar a los que están cansados de políticos que permanecen hace décadas en el poder. Pero hay grandes posibilidades de que, a la hora de votar, esos mismos ciudadanos no acompañen a Koizumi, que va en contra de valores tradicionales japoneses, sostuvo el analista.
Los medios de comunicación se han dedicado en los últimos días a analizar por qué el primer ministro se negó a aceptar su derrota en el parlamento. Algunos periodistas lo calificaron de terco y de irrespetuoso de la constitución japonesa.
Koizumi asegura que la reforma del servicio de correos, al reducir el número de oficinas postales, es vital para abatir el gasto público. Pero quienes critican la medida advierten que podría dejar a más de 25.000 empleados postales en la calle y amenaza la seguridad social.
Sabemos que la reforma en Japón es importante, pero debe hacerse con el mínimo de dolor para el pueblo, sostuvo el presidente del Partido Socialdemócrata, Mizuho Fukushima.
Por su parte, el analista político Tetsuro Kato, de la Universidad de Hitotsubashi, sostuvo que la crisis no beneficiará las pretensiones de Japón de obtener un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONUI) ni sus intentos por mejorar sus relaciones con China.
Las elecciones sorpresivas revelan inestabilidad en Japón y una división dentro del gobernante PDL, que ha gobernado el país durante la mayor parte del periodo de postguerra, subrayó.
Las reformas de Koizumi simbolizan el fin de la estabilidad pública japonesa y el inicio de un proceso de rápida privatización, algo que no siempre tiene buenos resultados, alertó Kato.
Sin embargo, las encuestas demuestran que Koizumi cuenta con buenas posibilidades para un triunfo el mes próximo, acaso por la pobre campaña de la oposición o por la falta de comprensión de la población sobre los alcances de la reforma.
Si el PDL tiene un buen resultado, las manos de Koizumi se fortalecerán. Desde el punto de vista diplomático, su plan de promover a Japón como una potencia internacional militarmente activa cercana a Estados Unidos podrían tomar un nuevo impulso, sostuvo Kato. (