Los cancilleres del Grupo de Río confirmaron en Argentina su compromiso con Haití, destacaron los esfuerzos de paz en Colombia y rechazaron «categóricamente» la exhortación de un predicador estadounidense a asesinar al presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Al cierre este viernes de una reunión extraordinaria de dos días celebrada en la ciudad de San Carlos de Bariloche, casi 1.800 kilómetros al sudoeste de Buenos Aires, cancilleres y delegados de 19 países de América Latina y el Caribe resolvieron además discutir alternativas para evitar la multiplicidad de cumbres en la región.
El encuentro estaba previsto que fuera de jefes de Estado y de gobierno del Grupo de Río, integrado por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay, Venezuela y Guyana, en representación de los Estados del Caribe.
Pero debido a las dificultades en la agenda de numerosos mandatarios y a la sucesión de cumbres programadas para los próximos meses, se resolvió 10 días atrás suspender el segmento presidencial sin fijar una fecha cierta para su realización antes de fin de año.
En esta reunión del Grupo de Río, el principal foro político de la región que fuera creado en 1986 en esa ciudad brasileña para apoyar en principio los esfuerzos de paz en América Central, estuvo presente el secretario general de la Organización de Estados Americanos, el chileno José Miguel Insulza.
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También asistió el representante especial del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Haití y jefe de la misión en ese país, el también chileno Juan Gabriel Valdés. Ambos funcionarios informaron a los ministros sobre la gravísima crisis que afronta la nación más pobre de América.
En respuesta, los cancilleres se comprometieron por escrito a "seguir sosteniendo esfuerzos" para lograr "una solución democrática y duradera a la actual crisis política, económica y social" en ese país, donde países del Grupo de Río tienen fuerzas militares y policiales integradas a la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah, por sus siglas en francés).
Según anticipó este viernes el canciller argentino Rafael Bielsa, los gobiernos latinoamericanos integrantes de la Minustah, presente en Haití desde mediados del año pasado, pedirán al Consejo de Seguridad de la ONU continuar con la misión.
"Por primera vez estamos aplicando el principio según el cual los problemas de la región deben ser resueltos en la región", explicó Bielsa en rueda de prensa junto a su par de Brasil, Celso Amorim, y el de Guyana, Samuel Isanally.
"La inestabilidad de Haití es la promesa de otras inestabilidades", remarcó el ministro argentino. "El sufrimiento del pueblo haitiano nos concierne a todos, porque las campanas no tocan solamente por él sino también tocan por nosotros", alertó al cierre de la reunión.
De esa manera, el Grupo de Río confirmó su compromiso con la ayuda a Haití. Valdés había advertido el jueves en la cita que, más allá de las dificultades, la misión conjunta "evitó una guerra civil" y "puso fin a la amenaza de grupos armados" ilegales. También consideró necesario mantenerla después de los comicios previstos para octubre y noviembre.
Para el delegado de la ONU, la clave del éxito de la misión está en acompañar las elecciones y agilizar las gestiones para el desembolso de la ayuda financiera prometida por los países industrializados. "Sin desarrollo económico la seguridad va a estar siempre en una situación precaria", advirtió.
Luego de un estudio, los países donantes se comprometieron a desembolsar 2.300 millones de dólares en dos años para la reconstrucción e institucionalización de Haití, pero hasta junio apenas habían llegado 250 millones de dólares a ese país de 8,5 millones de habitantes, 80 por ciento de los cuales son pobres.
Los delegados participantes de la reunión de San Carlos de Bariloche firmaron además una declaración especial sobre Colombia y otra sobre Venezuela.
Por Colombia expresaron "reconocimiento" a los esfuerzos para restablecer la paz a través de la desmovilización de fuerzas irregulares que operan en ese país en el marco de la guerra civil de más de cuatro décadas, y pidieron apoyo a las comunidades y respeto a los derechos humanos de la población.
También se manifestaron en solidaridad con el gobierno de Venezuela y en repudio a las expresiones vertidas el lunes por el pastor evangélico estadounidense Pat Robertson, quien pidió por televisión al gobierno de George W. Bush que ordenara el asesinato del presidente Chávez.
Los cancilleres y representantes mostraron "asombro" por la exhortación de Robertson, es aspirante a la presidencia por el gobernante Partido Republicano, y confiaron en que se abran "procesos legales pertinentes" contra el pastor, al considerar que un llamado de ese tipo representa "una clara incitación al delito".
Finalmente y contra reloj, los delegados discutieron una serie de alternativas para simplificar la agenda de compromisos de los presidentes convocados a reuniones con una frecuencia sin precedentes, según reconoció Bielsa poco antes de comenzar las deliberaciones.
Una fuente que prefirió el anonimato comentó a IPS que en Bariloche los cancilleres pensaron en llevar el segmento presidencial a diciembre. Para el 9 de ese mes en Montevideo está prevista la cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur), que integran Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y como asociados a casi todos los países de América del Sur.
Pero Chile objetó la fecha, ya que el 12 de diciembre se celebran comicios presidenciales en ese país.
Finalmente, los delegados se llevaron para analizar una propuesta de aprovechar el viaje de los mandatarios a la IV Cumbre de las Américas, que se llevará a cabo el 4 y 5 de noviembre en la sudoriental ciudad argentina de Mar del Plata, para realizar allí la cumbre postergada del Grupo de Río.