El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, prometió alentar a grandes empresas a donar más dinero a instituciones caritativas religiosas, en lo que observadores consideran un tiro por elevación para mejorar su imagen en la comunidad negra.
En una reunión a puertas cerradas en la Casa Blanca con 17 clérigos negros, Bush dijo que planifica una conferencia en marzo próximo con asistencia de empresarios y líderes de organizaciones religiosas de servicio social, muchas de ellas afiliadas a iglesias afroestadounidenses.
El gobierno se propone concentrar sus presión en grandes fundaciones corporativas como las pertenecientes a Ford Motor Company, General Motors, IBM, Exxon Mobil y el Citigroup, cuyas políticas limitan o prohíben la donación de fondos a grupos basados sobre la fe.
Cada año, ese tipo de fundaciones donan unos 12.000 millones de dólares a diversas instituciones.
Comprendemos la reticencia de las corporaciones, pues el gobierno tampoco quiere que su dinero sirva para predicar o hacer proselitismo, explicó el director de la Oficina de Iniciativas Basadas sobre la Fe y Comunitarias de la Casa Blanca, Jim Towey.
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Pero observadores que suelen criticar a la administración de Bush dudan de la sinceridad de su compromiso con la comunidad negra.
El gobierno se embarcó en una nueva estrategia sureña tendiente a ganar para su causa a la derecha cristiana afroestadounidense, dijo a IPS Beau Grosscup, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Estado de California.
Un tercio de los habitantes de los estados sureños (sudeste) de Estados Unidos son negros, según diversos estudios. En esa región constituyen, además, una comunidad intensamente religiosa y, como en el resto del país, tradicionalmente afín al opositor Partido Demócrata.
Apuesto que el gobierno no alentará a los líderes corporativos a que ayuden a la comunidad musulmana negra en las áreas urbanas, ironizó Grosscup.
Si quisieran tener un impacto positivo sobre los votantes afroestadounidenses, deberían promover el derecho al sufragio a nivel federal y dedicar en estados como Florida la misma energía y recursos para facilitar el voto de los negros que emplearon en 2000 para desalentarlo, agregó.
Por diversos errores, las autoridades electorales de Florida impidieron ese año asistir a los circuitos de votación a millares de ciudadanos de Florida, la mayoría negros.
En los comicios de 2000 en Florida, era 10 veces más probable que se rechazara en un circuito electoral a un negro que a cualquier otro ciudadano, según un informe publicado al año siguiente en el diario The Washington Post.
Unas 19.000 personas fueron erróneamente registradas como delincuentes y retiradas de los patrones de Florida, en una situación que afecta especialmente a los afroestadounidenses, según diversas organizaciones de derechos civiles.
Bush abordó por primera ves la cuestión de las donaciones hace cuatro años, cuando afirmó, en un discurso en la Universidad de Notre Dame, que el gobierno federal no hará discriminación contra organizaciones basadas sobre la fe, y tampoco las empresas estadounidenses deberían.
Pero su último compromiso se enmarca, además, en la creciente atención que la Casa Blanca presta a los líderes religiosos afroestadounidenses.
A los clérigos negros se les acredita buena parte del mérito de que la proporción del voto afroestadounidense por Bush haya pasado de nueve por ciento en 2000 a 11 por ciento el año pasado.
Eso le permitió al gobernante Partido Republicano obtener un mayor margen de ventaja en estados clave como Ohio, Michigan y Florida.
Eugene Rivers, un clérigo de Boston que asistió a la reunión en la Casa Blanca, sostuvo que el compromiso de Bush obligaría a los ejecutivos de las empresas a considerar la cuestión de la raza cuando deciden la distribución de millones de dólares en su estrategia de imagen.
Se trata de que las corporaciones blancas se conviertan en ciudadanos corporativos racionales en su vínculo con los negros, que están en el peldaño más bajo entre todos los grupos sociales, indicó Rivers.
Towey recordó que muchas organizaciones basadas sobre la fe tienen cuentas separadas: una para actividades estrictamente religiosas y otra para servicios sociales. Así, el dinero de una fundación, de una corporación o del gobierno puede dirigirse sólo al servicio social y no a la cuenta religiosa.
Pero mientras nosotros hemos retirado las barreras gubernamentales a las donaciones a organizaciones de origen religioso, en las juntas de corporaciones y fundaciones aún existen, agregó.
La Cámara de Representantes aprobó varias medidas en beneficio de las organizaciones religiosas durante el gobierno de Bush, iniciado en 1991, pero ninguna de ellas logró el aval del Senado.
En la cámara alta persiste la preocupación por el mantenimiento de la separación entre Iglesia y Estado, así como por la posible discriminación en los empleos que ofrecen las organizaciones religiosas.
Entre las leyes aprobadas por la cámara baja, y a las que el presidente Bush brindó su apoyo, figura la autorización de que las organizaciones de carácter religioso contraten sólo personal perteneciente a la fe de que se trate.
El énfasis que hoy pone el gobierno en impulsar las donaciones corporativas es considerada corolario de su esfuerzo por aumentar las del gobierno a agencias de servicio social afiliadas a diversas iglesias.
Pero se trata de una iniciativa problemática. Las empresas se resisten a que sus consumidores puedan ofenderse al relacionar sus productos y servicios con la religión.
Las fundaciones corporativas suelen seguir estrictas reglas que les permiten solo donar dinero a organizaciones establecidas y causas que despiertan poca reticencia, como la educación y las artes.
Pero numerosas compañías brindan apoyo a organizaciones humanitarias de origen religioso —como Hábitat para la Humanidad y el Ejército de Salvación— que, de todos modos, tienen una gran credibilidad.
Además de la Oficina que dirige Towley en la Casa Blanca, otras diez agencias gubernamentales —incluidas algunas de rango ministerial, como el Departamento de Trabajo y el de Vivienda y Desarrollo Urbano— instalaron organismos para apoyar a grupos de carácter religioso.
Las donaciones realizadas desde esos despachos fueron fundamentales para que la imagen de Bush se elevara a los ojos de los predicadores negros en estados clave para ganar las elecciones de 2004, según observadores.