La ciudad de San Sebastián fue el último escenario donde el grupo terrorista ETA y su brazo político, Batasuna, testimoniaron que la violencia se mantiene en el País Vasco, pese al diálogo con condiciones ofrecido por el gobierno español del socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
El Congreso de los Diputados, la cámara alta de España, aprobó el 17 de mayo el diálogo con ETA (Patria Vasca y Libertad en vascuence) propuesto por Zapatero, con la condición expresa de que antes esa organización declarara el abandono de la lucha violenta y entregase las armas y explosivos en su poder.
Los incidentes ocurridos en el marco de la manifestación de la víspera en San Sebastián, la capital de la septentrional provincia vasca de Guipúzcoa, y las referencias a ello realizadas este lunes por los convocantes de la marcha y por los principales partidos políticos parecen mostrar que ETA no está dispuesta a cumplir con esa condición.
El gobierno autónomo del País Vasco, conformado por una coalición del moderado Partido Nacionalista Vasco (PNV) y de Izquierda Unida, desautorizó la convocatoria de Batasuna de una manifestación para el domingo, que de todos modos realizó bajo el lema "Ahora el pueblo, ahora la paz.
Portavoces de Batasuna, el grupo político ilegalizado en 2002, habían advertido el viernes que habría incidentes si actuaba la Ertzainza, el cuerpo policial dependiente del gobierno autónomo y a cuyo cargo están las tareas de seguridad en el ámbito de esa Comunidad, una de las 17 que integran España.
Parte de la manifestación se realizó sin incidentes, pero otra parte fue escenario de enfrentamientos entre grupos de manifestantes y la Ertzainza, cuando ésta trató de evitar actos vandálicos, además de agresiones contra nacionalistas moderados.
Al final hubo siete personas detenidas y una cincuentena de heridos, 10 de ellos todavía bajo atención médica. La mayor parte de los afectados son turistas que estaban al margen de las manifestaciones y que llegaron a San Sebastián para las fiestas de la Semana Grande, abundante en ferias, celebraciones y actos culturales.
Joseba Álvarez, dirigente de Batasuna, dijo este lunes que "lo de ayer fue un desastre" y que en el lugar de la ciudad donde se reunieron primero y no hubo incidentes fue porque "no estaba la Ertzaintza.
Añadió que le parece "un escándalo que a estas alturas, cuando se quiere hacer una manifestación en defensa de un proceso de paz, al día siguiente tengamos que estar hablando de heridos, detenidos y aporreados".
Tanto el coordinador del gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en el Congreso de Diputados, Diego López Garrido, como la presidenta en el País Vasco del Partido Popular, María San Gil, reclamaron a la Fiscalía General de la Nación que tome cartas en el asunto y, por lo tanto, reclame el enjuiciamiento de los responsables de la manifestación.
Otros actos protagonizados por los batasunos en San Sebastián ilustraron su apoyo a la acción armada de ETA. En la mañana del domingo, horas antes de la manifestación, los dirigentes partidarios presidieron un acto fúnebre durante el que se arrojaron al mar las cenizas de un etarra muerto en un accidente en Francia cuando huía de la policía de ese país.
Allí los reunidos dieron gritos a favor de ETA. Momentos después se dirigieron a otro lugar de la ciudad donde homenajearon a la ikurriña, la bandera del País Vasco, exhibieron un cartel con el lema "Stop al fascismo. Ikurriña, nuestra bandera", y minutos después cuatro encapuchados quemaron una bandera española y una francesa, en el centro de la Plaza de la Constitución.
También grupos pro batasuna se manifestaron por San Sebastián y al encontrarse con miembros del PNV los abuchearon y tildaron de "españoles, que para los nacionalistas es considerado un insulto.
Refiriéndose a la quema de contenedores de basura realizadas el domingo por cuatro encapuchados durante la manifestación, fuentes de la Ertzainza señalaron que han comprobado más de 30 ataques de violencia callejera en sólo cinco días. Aseguraron que el único grupo que las promueve es el brazo político de ETA.
Las mismas fuentes coinciden con las del Ministerio del Interior de España en que ETA está sumamente debilitada y que precisamente por eso alienta la violencia callejera y coloca bombas, previendo que tarde o temprano tendrá que abandonar las armas y sentarse a negociar.
Teniendo en cuenta que en toda España, incluido el País Vasco, existe la democracia y la libertad de expresión y de organización, fuentes gubernamentales indicaron que la eventual negociación con ETA, "si previamente deja las armas, tiene que ver con el futuro de sus presos, los activistas con orden judicial de captura y los exiliados. Pero que en ningún caso se pondrían sobre la mesa de diálogo condiciones políticas.
ETA, por el contrario, pretende que se debata sobre sus demandas de independencia del territorio vasco, al que entiende integrado por las tres provincias que forman el País Vasco, más la Comunidad Autónoma de Navarra y tres departamentos franceses.