Exportadores de alimentos y productos agropecuarios de Estados Unidos realizan un intenso cabildeo para recuperar el mercado cubano, aun dentro de las limitaciones del embargo impuesto por Washington más de cuatro décadas atrás contra La Habana.
Como parte de esa ofensiva, entre agosto y los primeros días de septiembre unos 250 hombres y mujeres de negocios estadounidenses habrán visitado La Habana, en desafío al calor del verano caribeño y a las tensiones entre los gobiernos de George W. Bush y Fidel Castro.
Para todos, Pedro Álvarez, presidente de la estatal empresa importadora de alimentos Alimport, tiene el mismo mensaje: Elimínense las restricciones, y el comercio crecerá.
Un resquicio en el embargo (bloqueo para La Habana) fue abierto por una enmienda a una ley estadounidense de 2000 que permitió a Cuba hacer compras de alimentos que, entre fines de 2001 y 2004, sumaron más de mil millones de dólares pagados al contado.
Este año, Cuba prevé importaciones de alimentos por 1.700 millones de dólares, de los cuales, entre 700 y 800 millones estaban destinados a compras a Estados Unidos. Sin embargo, un apretón de tuerca al embargo redujo la suma a unos 474 millones de dólares.
En una práctica insólita para este tipo de transacciones, el Departamento (ministerio) del Tesoro de Estados Unidos determinó en febrero que los pagos cubanos deben llegar antes de que las mercancías se embarquen en puertos estadounidenses rumbo a su destino.
La nueva limitación llevó a La Habana a destinar unos 300 millones a adquirir alimentos de otros proveedores.
Álvarez ha explicado esto desde junio, cuando fue anfitrión de una ronda de negocios a la que asistieron miembros de la Asociación de Comercio Estados Unidos-Cuba.
Entre los perdedores por las nuevas restricciones figuran los productores de arroz, que dejaron de vender unas 200.000 toneladas a un mercado que sabe apreciarlo. "Conocemos bien el arroz norteamericano (estadounidense), es de primerísima calidad", dijo a IPS el veterano chef cubano Gilberto Smith.
Se estima que los 11,2 millones de cubanos consumen unos 60 kilogramos de arroz al año por persona. La cosecha doméstica apenas sobrepasó las 260.000 toneladas en 2004, contra 320.000 toneladas en 2003. Cuba depende de las importaciones en este y otros rubros alimentarios.
Las importaciones cubanas de arroz podrían alcanzar en 2005 alrededor de 800.000 toneladas. Aun manteniendo los suministros habituales de Asia, las adquisiciones de este producto a Estados Unidos se podrían incrementar, indicaron fuentes de Alimport.
"Desafortunadamente, nuestro comercio con Cuba ha disminuido 50 por ciento en 2005 debido a restricciones impuestas por nuestro gobierno", dijo Lee Adams, presidente de la Federación de Arroz de Estados Unidos, de visita en La Habana hasta este viernes.
Esa organización se opone a las restricciones al comercio agrícola con Cuba y apoya de manera activa proyectos legislativos para restablecer las relaciones comerciales normales entre las dos naciones.
"Queremos y trabajamos por la normalización de vínculos comerciales entre Estados Unidos y Cuba y a ello le vamos a dedicar nuestros mayores esfuerzos", señaló Adams, quien viajó al frente de una delegación de empresarios de seis estados de su país.
Con similar propósito fue creada en abril la Asociación de Comercio Estados Unidos-Cuba, por empresas de unos 20 estados estadounidenses.
Unas 145 compañías productoras y procesadoras de alimentos, puertos y empresas de diversos rubros afincadas en 37 estados estadounidenses, se han beneficiado con la exportación de unos 300 productos, como frijoles, aceite de soja, maíz, trigo, leche en polvo, pollo y carnes, entre otros.
Pero las transacciones cayeron 26 por ciento entre enero y abril con relación a igual período de 2004, de acuerdo con el Departamento (ministerio) de Agricultura de Estados Unidos.
Según cifras de Alimport, hasta junio se realizaron compras por 263,8 millones de dólares, incluyendo el costo de los embarques. A juicio de Álvarez, el comercio con Cuba tendría un efecto multiplicador en la economía estadounidense, pues los agricultores a su vez adquieren insumos y crean más empleos.
La visita de los arroceros sigue a la realizada la semana pasada por el gobernador del central estado de Nebraska, Dave Heineman, quien acordó con Alimport compromisos de venta por entre 17 y 30 millones de dólares.
Con fines similares estuvo en La Habana entre el nueve y el 12 de este mes, el vicegobernador del noroccidental Vermont, Brian Dubie, y su comisionado de Agricultura, Steve Kerr. De ese estado provienen parte de las 800 cabezas de ganado importadas desde Estados Unidos en los últimos dos años.
La enmienda de 2000 sólo permite las compras cubanas en determinadas condiciones, pero aun así incentivó en el sector agrícola estadounidense el afán por recuperar un mercado natural del que se vio privado con el embargo.
En el caso del arroz, las pérdidas por ventas no realizadas a raíz del embargo fueron de unos 3.100 millones de dólares en 40 años, estiman los productores. (