Las denuncias de corrupción en Brasil pasaron este viernes a afectar directamente al ministro de Hacienda, Antonio Palocci, y ello asustó al mercado y amenaza con empujar al abismo al gobierno del Luiz Inácio Lula da Silva.
Rogerio Buratti, ex asesor de Palocci, aseguró ante fiscales que el ahora máximo responsable de la economía brasileña recibió 50.000 reales (unos 20,4 millones de dólares) al mes en propinas pagadas por empresas recolectoras de basura, en 2001 y 2002, cuando era alcalde de Ribeirao Preto, una ciudad de medio millón de habitantes a 320 kilómetros de Sao Paulo,
El dinero era transferido por Palocci o su secretario de Hacienda, Ralf Barquete, a la dirección del Partido de los Trabajadores (PT), acusó Buratti.
Palocci negó "con vehemencia", a través de un comunicado, la denuncia de Buratti, quien fue su secretario de Gobierno, especie de coordinador, durante la primera gestión en Ribeirao Preto, entre 1993 y 1996 del ahora ministro de Lula.
El mercado financiero vivió este viernes una jornada agitada, ante la perspectiva de contagio de la economía por el escándalo que afecta al gobernante PT y a sus aliados desde comienzos de junio. El real se devaluó 2,94 por ciento frente el dólar, cayó el índice de la Bolsa de Sao Paulo y subieron las tasas de interés a futuro y el riesgo-país, que mide la vulnerabilidad financiera.
"Si se confirma la denuncia" contra Palocci, será difícil su permanencia al frente del ministerio de Hacienda, el gobierno enfrentará dificultades imprevisibles y la economía entrará a un período de gran turbulencia, evaluaron líderes opositores, como el vicepresidente del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), el senador Álvaro Dias.
Hasta ahora era considerado un muro de contención de la crisis política la estabilidad económica y las buenas perspectivas de reducción de la inflación y de las tasas de interés en los próximos meses, lo cual auguraba una mayor expansión del producto en el futuro cercano.
Por eso, tanto dirigentes opositores como oficialistas afirmaron que es necesaria "mucha cautela" ante las acusaciones, hechas "sin pruebas" y en condiciones especiales.
Buratti, desde hace tiempo sospechoso de hacer negocios ilegales como vicepresidente de la empresa prestadora de servicios de basura Leao & Leao, fue detenido el martes bajo acusación de "destruir documentos" que lo involucraban en delitos y "asociación para delinquir".
Cuando ya estaba en presión aceptó un acuerdo con la Fiscalía llamado de "delaciones premiadas", es decir declarar todo lo que sabe disfrutando en contrapartida de una reducción de pena, en caso de ser condenado. Luego de su testimonio que duró siete horas en Ribeirao Preto, Buratti fue liberado.
Su abogado, Roberto Telhada, abandonó el caso, por rechazar el acuerdo y "estar seguro" de que su testimonio fue obtenido en condiciones irregulares, "bajo amenazas". Buratti estaba "esposado, con uniforme de presidiario", sin el equilibrio emocional necesario para hacer declaraciones judicialmente válidas, opinó.
El comunicado emitido por Palocci en Brasilia criticó a la fiscalía por la "indiscreción" al divulgar de forma "precipitada" las denuncias "infundadas" de su ex asesor. Hubo "total irrespeto a las reglas judiciales", de una manera que puede perjudicar las investigaciones, acotó.
El ministro negó que haya recibido, personalmente o a través de otro asesor, dinero de la firma Leao & Leao cuando era alcalde, admitiendo sólo que contó con contribuciones de ésta y otras empresas para su campaña electoral, legalmente registradas en las cuentas presentadas a la Justicia Electoral.
En tanto, Buratti dijo también a los fiscales que las propinas mensuales se siguieron pagando al sucesor de Palocci, cuando éste dejó la alcaldía de Ribeirao Preto en noviembre de 2002 para asumir la titularidad del Ministerio de Hacienda en enero de 2003, al inicio del gobierno del izquierdista Lula.
Sus denuncias fueron negadas también por el actual directorio de la empresa Leao & Leao y por el ex alcalde Gilberto Maggioni, quien reemplazó a Palocci.
Pero Buratti corrobora otras denuncias de que el PT también se financiaba con recursos obtenidos ilegalmente de empresarios de juegos de azar, las casas de bingo, una actividad ilegal pero que logra mantenerse en operación gracias a medidas judiciales.
Otros partidos, incluyendo el opositor PSDB, obtuvieron recursos de la corrupción involucrando servicios de basura en las alcaldías, según Buratti, quien atribuyó su decisión de delatar el sistema para "no pagar solo" y tampoco un "precio excesivamente elevado" por delitos que dice no haber cometido.
A pesar de las desmentidas y de la cautela ante "denuncias en provecho propio" reclamada por líderes políticos, hace mucho tiempo que se conocían indicios de que Buratti había dejado la alcaldía de Ribeirao Preto para asociarse a la firma Leao & Leao y organizar un sistema de obtención fraudulenta de contratos para recolección de basuras en los estados de Sao Paulo y Minas Gerais.
Ahora, coinciden políticos y empresarios, o el ministro Palocci logra convencer a la opinión pública de que no tuvo relaciones con la corrupción o la economía brasileña vivirá un período de turbulencia, agravando la crisis política que amenaza el gobierno de Lula.