La línea colombiana West Caribbean Airways, uno de cuyos aviones se estrelló este martes en el extremo oeste de Venezuela con 160 personas a bordo, es una firma con dificultades y que ya debió someter sus aparatos a mantenimiento tras un accidente en marzo que cobró ocho vidas.
Los fallecidos son 152 turistas de Martinica, isla francesa en el mar Caribe, y ocho tripulantes colombianos del vuelo WCW-708, en un aparato de fabricación estadounidense McDonnell MD-82, que la noche del lunes y madrugada de este martes cubría la ruta Panamá-Fort de France.
La empresa West Caribbean Airways se constituyó en 1998 para explotar el turismo hacia y desde el Caribe colombiano, sobre todo en las islas de San Andrés y Providencia. Dos años después instaló su base de operaciones en la noroccidental ciudad de Medellín y alquilaba para vuelos especiales (charter) sus tres jets MD y pequeños aparatos a turbohélices.
Extraoficialmente se señaló a la familia Ochoa, varios de cuyos integrantes participaron del narcotraficante Cartel de Medellín, entre los propietarios de la aerolínea.
El coronel Carlos Montealegre, director de la Aeronáutica Civil de Colombia, recordó que el aparato siniestrado había hecho 16 viajes en el trayecto entre Panamá y Fort de France y hace tiempo debió colocarse en mantenimiento, lo que le impidió atender sus rutas durante una semana.
Estamos apenas iniciando la investigación. Todavía es muy pronto para definir si habrá una suspensión u otra sanción a la empresa, indicó Montealegre.
El ministro del Interior de Venezuela, Jesse Chacón, dijo que, de acuerdo con los informes de la comunicación entre el piloto y la torre de control del aeropuerto de Maracaibo (occidente venezolano), el avión cayó por fallas mecánicas.
Minutos antes de las 03:00 del martes, hora de Venezuela (07:00 GMT), cuando el avión volaba sobre la sierra de Perijá, que separa Venezuela de Colombia, a unos 700 kilómetros al oeste de Caracas, el piloto se reportó a Maracaibo en busca de una pista para aterrizar de emergencia, pues presentaba fallas en un motor.
Posteriormente reportó fallas en el segundo motor, cuando ya volaba sobre la zona de sabanas entre Perijá y el lago de Maracaibo. Oímos una explosión y después vimos que el avión caía, con candela (fuego) en su parte derecha, comentó Josel González, un campesino del lugar.
Las autoridades aeronáuticas de Venezuela estiman que el aparato no pudo ensayar alternativas de planear y cayó casi verticalmente, esparciéndose sus restos y los de los cadáveres en un radio de más de 100 metros.
El accidente se produjo en terrenos de la hacienda La Cucharita, sector Cachamana en el municipio Machiques, zona agropecuaria venezolana entre el lago y la serranía.
El director venezolano de Protección Civil, Antonio Rivero, explicó que esa es una zona de desastre, horrorosa, y el alcalde de Machiques, Alfonso Márquez, tras un recorrido, comentó que después de ver tantos trozos de cadáveres entre restos humeantes me siento como si hubiese estado en el infierno de Dante.
Al menos la mitad de los cadáveres ya se habían recogido al mediodía local y fueron despachados al hospital universitario de Maracaibo para su identificación.
En Fort de France, centenares de parientes de las víctimas se agolpaban, desconsolados, en el aeropuerto de la isla, y el Ministerio del Interior de Francia instaló una célula de crisis, con psicólogos incluidos, para prestarles asistencia.
El alcalde de la localidad martiniqueña de Saint-Esprit, Eric Haot, dijo que al menos 35 de las víctimas procedían de su municipio, de 8.500 habitantes. Es un momento muy doloroso y difícil. Un grupo de víctimas eran ex compañeros de un mismo colegio, evocó.
El presidente de Francia, Jacques Chirac, sostuvo que su país está de luto tras esta dramática catástrofe aérea, y envió su pesar y solidaridad a todos los deudos. Agregó que pedirá a su par venezolano, Hugo Chávez, una movilización completa, de la que no dudo, de las autoridades civiles y militares para labores de rescate e investigación.
Chacón dijo que en el área trabajan unos 200 efectivos de las unidades de socorro, protección civil, el ejército y la Guardia Nacional.
A su vez, Estados Unidos, mediante un comunicado de su embajada en Caracas, ofreció ayuda para investigar el accidente, mientras que Chacón garantizó la cooperación del gobierno con la Organización de la Aviación Civil Internacional.
Se trata del accidente aéreo que ha cobrado más vidas latinoamericanas y caribeñas desde que el 12 de noviembre de 2001 perecieron los 255 ocupantes del Airbus-300 de American Airlines que había despegado de Nueva York rumbo a la República Dominicana y se estrelló en el barrio de Rockaway, en el distrito neoyorquino de Queens.
La semana pasada, un avión de la línea chipriota Helios Airways chocó contra una montaña a unos 35 kilómetros al noreste de Atenas, cuando se dirigía de Lárnaca a Praga, y perecieron sus 121 ocupantes.
Afortunados, en cambio, sólo resultaron con heridas leves 24 de los 297 pasajeros y 12 tripulantes de otro Airbus, el A-340 de Air France que aterrizó fuera de la pista del aeropuerto de Toronto, Canadá, en medio de una fuerte tormenta.
Un avión de fabricación checa, Let 410, perteneciente a la misma empresa del siniestro de este martes, West Caribbean, se estrelló en la pequeña isla de Providencia, en el Caribe colombiano, el pasado 26 de marzo, y perecieron sus ocho ocupantes.
(*) Con aportes de Constanza Vieira (Colombia)
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