Cuba elevó este año a unos 1.700 millones de dólares sus importaciones de alimentos, para compensar los daños frecuentes en la producción nacional debido a factores climáticos que aumentan el déficit tradicional.
El aumento de las importaciones en este sector coincide con dificultades en la producción interna de alimentos de origen vegetal y animal a causa de la intensa sequía que aún impacta a provincias del oriente del país.
Por otra parte, la capacidad de compra se vio favorecida por la mayor disponibilidad de reservas internacionales con que el país recibió el año, debido a los ingresos de dinero enviado a familiares por emigrantes y a medidas monetarias como la sustitución del dólar estadounidense por el peso divisa (llamado CUC, por las siglas en inglés de Unidad de Moneda Convertible).
El proceso de canje del dólar por CUC y la centralización de los fondos en divisas de las empresas han contribuido de forma significativa a la disponibilidad de divisas libremente convertible, comentó un investigador que prefirió no identificarse.
En 2005 compraremos unos 400 millones de dólares más que en 2004, confirmó a IPS Pedro Álvarez, director de la estatal empresa importadora de alimentos (Alimport), que concentra actualmente la mayor parte de las adquisiciones cubanas por ese concepto.
Álvarez despidió este miércoles al gobernador del central estado estadounidense de Nebraska, Dave Heineman, con quien se comprometió en la víspera con una factura por 17 millones de dólares para adquirir productos alimenticios.
La venta de alimentos a Cuba fue autorizada por Washington en 2001, como excepción al embargo de más de cuatro décadas que mantiene contra esta isla caribeña.
El intercambio, que sólo puede ser en un sentido (exportaciones de Estados Unidos a Cuba) y al contado, permitió compras de 175,8 millones de dólares en 2002 y hasta 474 millones en 2004.
Un nuevo reglamento emitido por Washington, vigente desde marzo pasado, estableció que esos pagos al contado deberán recibirse antes de que las mercaderías se carguen en los buques atracados en los puertos de origen.
Debido a esa disposición, las compras a empresas estadounidenses no crecerán todo lo que hubiésemos querido, señaló Álvarez. No obstante, se espera cerrar el año con negocios de entre 450 y 500 millones de dólares..
Las compras de alimentos a firmas productoras y procesadoras de Estados Unidos representaron el año pasado la tercera parte de las importaciones totales que por ese concepto realizó Cuba.
Entre los productos estadounidenses importados figuran el maíz, trigo, harina de trigo, frijoles, arroz, aceite de soja y pollos, que, según las autoridades cubanas, se destinan al mercado interno a precios subvencionados, es decir a la venta normada mediante libreta de racionamiento por núcleo familiar.
Esas fuentes oficiales aseguran que solamente entre dos y tres por ciento se destina a la red de supermercados en CUC, la divisa de circulación local en sustitución del dólar.
La ganancia obtenida por ventas en esos establecimientos, donde los precios pueden ser hasta más del doble de lo normal, se utiliza en la compra de alimentos subvencionados, que se venden a muy bajos precios, pero estrictamente racionados.
Otro importante receptor de compras cubanas, especialmente a partir de este año, es Venezuela, principal abastecedor de crudo y derivados a la isla, en un intercambio previsto de 3.000 millones de dólares para 2005.
En mayo, ambos países acordaron una suma inicial de 412 millones de dólares para la comercialización en Cuba de bienes venezolanos con fines productivos, así como alimentos y otros productos elaborados para uso social o el consumo directo de la población.
A la vez, un convenio por 200 millones de dólares puesto en marcha a mediados de julio pasado abrió la puerta al intercambio de alimentos venezolanos por medicamentos y tecnología médica cubana.
También el gobierno de Fidel Castro prevé la compra por parte de Argentina de vacunas, drogas hematológicas, inmunológicas, para tratamientos de quemaduras e hipercolesterolemias, antibióticos, antihipertensivos, antinflamatorios y equipos médicos.
En tanto, la oferta argentina incluye cereales, harinas, aceites, lácteos, pollos congelados, carnes bovinas, pescados y frutas frescas y en conserva y pastas.
La sequía que impactó desde 2003 causó escasez alimenticia en Guantánamo, Granma, Santiago de Cuba, Las Tunas y Holguín, en el oriente del país, y en la central provincia de Camagüey.
El Programa Mundial de Alimentos alertó en junio pasado en La Habana que, por la falta de lluvias, los cultivos esenciales y la producción ganadera se han visto fuertemente golpeados, con serias implicaciones en la disponibilidad como con el acceso a los alimentos en toda la porción oriental de este país.
Esa agencia de la Organización de las Naciones Unidas lanzó un plan de asistencia para 773.000 personas afectadas por la falta de lluvia en las provincias orientales, en un proyecto en marcha que se complementa con otro diseñado por el gobierno cubano, que a principios de este año asignó una ración básica extra a las familias más vulnerables de esa región. (