Las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos se tensaron aún más con el juicio iniciado en esta capital a la organización Súmate, brazo técnico-electoral de la oposición y cuya líder María Corina Machado fuera recibida en mayo en Washington por el presidente George W. Bush.
Caracas y Washington sostienen un enfrentamiento político y diplomático, con escarceos casi cada mes desde enero de 2004, pese a lo cual Venezuela le vende 1,5 millones de barriles de petróleo por día a Estados Unidos, y es uno de sus cuatro grandes proveedores de este combustible, junto con Canadá, Arabia Saudita y México.
Entre las acusaciones mutuas que menudean entre los dos países está la del presidente venezolano Hugo Chávez, en el sentido de que Washington conspira para derrocarlo y aun asesinarlo, y la de los responsables de los departamentos de Estado (cancillería) y de Defensa estadounidenses, según los cuales Caracas trabaja por desestabilizar gobiernos de países vecinos.
Venezuela recuerda que el único país con el que tenemos problemas en el mundo es Estados Unidos, como dijo a corresponsales el canciller Alí Rodríguez.
Por su parte, el secretario de Defensa estadounidense Donald Rumsfeld ha dicho que en el hemisferio occidental Cuba y Venezuela no son amigas de Estados Unidos.
Sobre ese telón de fondo se abrió en Caracas un juicio por conspirar para destruir la forma republicana de gobierno a dos directivos de la organización civil Súmate, Machado y Alejandro Plaz, y a otros dos, Ricardo Estévez y Luis Palacios, como presuntos cómplices.
La nuez de la acusación es que Súmate recibió 53.400 dólares de la fundación National Endowment for Democracy (NED, que drena dinero del Congreso estadounidense), y con los cuales financió actividades cuando operaba como brazo técnico de la oposición que recogió firmas para poner a referendo el mandato presidencial de Chávez.
Esa consulta constitucional realizada en agosto de 2004 culminó con la ratificación en su cargo de Chávez hasta enero de 2007 por 59 por ciento de los votos emitidos.
Según la Fiscalía es delito recibir ese dinero para que una asociación como Súmate haga proselitismo político y, si el tribunal acoge su tesis, Machado y sus compañeros pueden recibir condenas de ocho a 16 años de prisión.
Súmate mantiene una campaña contra el modo como el Consejo Nacional Electoral, un poder independiente en Venezuela, ha organizado los comicios locales del venidero 7 de agosto y los parlamentarios convocados para diciembre.
El 8 de julio, al anunciarse el juicio, el portavoz del Departamento de Estado en Washington, Tom Casey, dijo que estar desilusionado, pues el proceso es parte de una campaña de Estado diseñada para intimidar a los miembros de la sociedad civil y evitar que ejerzan sus derechos democráticos.
También la organización humanitaria Human Rights Watch (HRW), basada en Nueva York, advirtió que al ordenar el juicio contra cuatro líderes de la sociedad civil por cargos dudosos de traición, un tribunal de Venezuela ha dado su consentimiento a la persecución política.
El tribunal le ha dado luz verde al gobierno para perseguir a sus opositores, subrayó el director para América de HRW, José Miguel Vivanco.
En Venezuela, partidos políticos y medios de comunicación opositores criticaron el juicio contra los directivos de Súmate, en tanto el Fiscal General, Isaías Rodríguez, pidió respeto para las decisiones independientes del poder judicial venezolano.
Estados Unidos debe mostrar respeto por la justicia venezolana, dijo por su parte el vicepresidente José Vicente Rangel, y, en el caso de HRW, comete un nuevo error al tratar de involucrarse en la política de su país.
A esas críticas pudiéramos responder que la decisión por la cual la periodista estadounidense Judith Miller (de The New York Times) ha sido condenada a cuatro meses de prisión por no revelar la fuente (de sus informaciones) es una decisión política de la Casa Blanca, abundó Rangel.
Chávez no se refirió al tema en su último programa dominical de radio y TV, Aló Presidente, pero en cambio replicó a Rumsfeld, quien le acusó de sabotear el tratado de libre comercio entre América Central, República Dominicana y Estados Unidos.
No estamos haciendo nada, por respeto a las soberanías no nos inmiscuimos, pero ese acuerdo (CAFTA, por sus siglas en inglés) yo no se lo recomiendo a nadie, porque es el mismo proyecto ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) de coloniaje y dominación, dijo el mandatario.
En paralelo, el ex secretario de Estado adjunto para el Hemisferio Occidental, Otto Reich dijo, en entrevista al diario caraqueño El Universal, que el discurso de Chávez es una demostración de que se ha convertido en reflejo de Fidel Castro, el presidente de Cuba.
Más aún, Venezuela es una sucursal, subsidiaria de Cuba. Chávez ha puesto muchos de los activos de su país a disposición de Castro. Ahí está el petróleo que le regala, dijo Reich en alusión al convenio mediante el cual Caracas entrega a La Habana 90.000 barriles diarios de petróleo con financiamiento parcial de la factura.
Otros países caribeños, así como Paraguay y Uruguay, podrán beneficiarse de acuerdos semejantes suscritos con Caracas.
Reich también criticó las recientes compras de armas rusas y españolas dispuestas por Chávez porque, sostuvo, no hace falta mucha imaginación para pensar que posiblemente las use primero contra sus vecinos.
Según el analista político Alberto Garrido, Reich simplemente ratificó la teoría del cerco, propuesta por el Departamento de Estado por la vía político-diplomática y por el Comando Sur (del Ejército de Estados Unidos) por el camino político-militar, como la actual táctica de Washington contra la revolución encabezada por Chávez.
Chávez y Castro han dicho que cualquier agresión imperialista contra Venezuela o Cuba será al mismo tiempo contra las dos. Las revoluciones cubana y venezolana son una sola, pero por ahora está descartada la intervención directa y por eso cobra relevancia la alusión a los vecinos, dijo Garrido a IPS.
En ese contexto, Washington muestra un camino para sus preferencias y sostiene la oposición democrática en figuras como Machado, quizá como un globo de ensayo para repetir en Venezuela la experiencia de Violeta Chamorro, que en Nicaragua derrotó en 1990 en las urnas a los izquierdistas del Frente Sandinista de Liberación Nacional, comentó a IPS otro analista político Carlos Romero.
Cuando fue recibida en la Casa Blanca, a la cual Chávez no ha sido invitado desde que llegó a la presidencia en febrero de 1999, Machado dijo que conversó con Bush sobre la preocupación por la tendencia del gobierno venezolano a violar los principios de la democracia y la ley.