El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) levantó su empolvada bandera de lucha contra el neoliberalismo para convocar a un encuentro mundial, y anuncia que recorrerá el país en busca de alianzas con la «mera (verdadera) izquierda».
Se trata de su forma de regresar a la escena, pues según reconocieron portavoces del grupo, asentado en el sudoriental estado mexicano de Chiapas, "hemos llegado a un punto en que no podemos ir más allá y, además, es posible que perdamos todo lo que tenemos si nos quedamos como estamos".
Como sucedió en el pasado, la atípica guerrilla actuará desarmada y con la venia del gobierno, que saludó este nuevo paso político.
Luego de cuatro años de escasa presencia pública, y después de haber sido en los años 90 uno de los motores iniciales de la lucha global contra el neoliberalismo, con iniciativas como un encuentro en las selvas de Chiapas en 1996, el EZLN vuelve y agita el debate.
"Si seguían como estaban su destino era la marginación. Pero regresan y lo hacen con una apuesta que puede tener un arranque virtuoso, pero que también conlleva el riesgo de acabar como una iniciativa más, destinada a perderse como otras", dijo a IPS Lucio Contreras, politólogo de la Universidad Autónoma de México.
Los pormenores operativos de los planes del EZLN aún se desconocen. El grupo, que cuenta con escasas armas y que apenas combatió 12 días a inicios de 1994, cuando declaró la guerra al gobierno reclamando justicia para los pueblos indígenas, reconoce que corre importante riesgos.
"A todos y todas que resisten en todo el mundo (al neoliberalismo y la globalización financiera) les decimos que hay que hacer otros encuentros intercontinentales, aunque sea otro uno", señaló el grupo en una serie de comunicados llamados Sexta Declaración de la Selva Lacandona, difundidos en las últimas dos semanas y con una construcción gramatical propia de los nativos mexicanos.
La fecha del encuentro podría ser "diciembre de este año o enero próximo, hay que pensar", y convendría realizarlo "en un lugar que tenga una cárcel muy grande, porque qué tal que nos reprimen y nos encarcelan, y para no estar todos amontonados sino que presos pero, eso sí, bien organizados", apuntó el EZLN.
"Y ahí en la cárcel le seguimos el encuentro intercontinental por la humanidad y contra el neoliberalismo. Entonces ahí luego les decimos cómo hacemos para ponernos de acuerdo", añadió.
La Sexta Declaración incluye un largo recuento de la actividad zapatista, así como reflexiones sobre el capitalismo actual y la política mexicana.
"Sería mejor escuchar al EZLN e incorporar sus argumentos al debate", pues se trata de observaciones válidas sobre problemas locales e internacionales pendientes, sostuvo el historiador Lorenzo Meyer.
Los zapatistas, que controlan una pequeña zona selvática, pobre e indígena, rodeada de militares y con presencia de otros grupos armados irregulares, presentaron sus iniciativas en momentos en que el clima de la política local está marcado por las disputas entre quienes aspiran a suceder al presidente Vicente Fox en las elecciones de 2006.
Según el EZLN, todos los involucrados en esa puja política son "sinvergüenzas", y los únicos sectores rescatables son los de la sociedad civil sin partido, junto con organizaciones de izquierda no electorales.
En sus críticas a los políticos mexicanos incluye al alcalde de la capital, Andrés López Obrador, del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el mejor ubicado en las encuestas acerca de potenciales candidatos a la presidencia.
Según el llamado subcomandante Marcos, la figura más identificada con el EZLN aunque él insiste en que no es su líder, el proyecto de López Obrador no es de izquierda sino de centro, y finalmente, a su entender, "el centro no es más que una derecha moderada".
Los zapatistas indicaron que recorrerán todo México en busca de alianzas con sectores sociales de izquierda, obreros, campesinos, mujeres, grupos barriales y otros, para definir con ellos una "nueva forma de hacer política" y pugnar por la formulación de una nueva Constitución que garantice la justicia que requieren sus compatriotas.
"Vamos a ir construyendo, junto con esa gente que es como nosotros, humilde y sencilla, un programa nacional de lucha, pero un programa que sea claramente de izquierda, o sea anticapitalista, o sea antineoliberal, o sea por la justicia, la democracia y la libertad para el pueblo mexicano", afirmaron.
"Lo que queremos hacer es un acuerdo con personas y organizaciones mero de izquierda, porque pensamos que es en la izquierda política donde mero está la idea de resistirse contra la globalización neoliberal, y de hacer un país donde haya, para todos, justicia, democracia y libertad", señaló el grupo.
"Ahorita que sólo hay justicia para los ricos, sólo hay libertad para sus grandes negocios y sólo hay democracia para pintar las bardas (muros) con propaganda electoral. Nosotros pensamos que sólo de la izquierda puede salir un plan de lucha para que nuestra patria, que es México, no se muere", sostuvo.
Para Meyer, es claro que por ahora los políticos mexicanos no van a tomar en cuenta los cuestionamientos que "desde las montañas del sureste mexicano" les hizo quien no posee "poder duro", no juega en las elecciones, ni tiene intereses económicos particulares.
En los últimos cuatro años y tras su última acción de 2001, que consistió en un viaje de los máximos jefes zapatistas desde Chiapas hasta la capital para demandar una reforma legal que garantizara los derechos y la autonomía indígena, el EZLN había permanecido lejos de los reflectores de los medios de comunicación.
El grupo irrumpió en la escena política el último día de 1993 con la toma de varios poblados y carreteras en Chiapas. Tras 12 días de combates, en los que la mayoría de los guerrilleros portaban viejos fusiles de caza, machetes o simples palos, el gobierno del presidente Carlos Salinas (1988-1994) ordenó el cese de hostilidades, que se mantiene hasta hoy.
El zapatismo es un "outsider" de la política, que puede terminar arrasado en la formalidad de las instituciones de la democracia, y todo dependerá de la gente que logre movilizar y de lo realistas y atendibles que sean sus propuestas, opinó Contreras.
En cuanto a sus llamados a la unión mundial de los grupos y personas que se oponen al actual modelo de globalización y se autodenominan altermundistas (por la consigna"Otro mundo es posible"), el experto cree que los zapatistas podrían perderse en el mar de encuentros y movilizaciones que esas fuerzas realizan cada año, sin que se pueda medir con certeza cuál es su real influencia en la política mundial.
Desde 2001, cada año se realiza el Foro Social Mundial, que reúne a miles de personas inconformes con el actual modelo de globalización. El EZLN ha sido usado como referencia en algunos debates dentro de esos encuentros, pero no hizo mención al Foro en sus comunicados.
"Haremos más relaciones de respeto y apoyos mutuos con personas y organizaciones que resisten y luchan contra el neoliberalismo y por la humanidad", se limitó a indicar.
"Pues en el mundo lo que queremos es decirle a todos los que resisten y luchan, con sus modos y en sus países, que no están solos, que nosotros los zapatistas, aunque somos muy pequeños, los apoyamos y vamos a ver el modo de ayudarlos en sus luchas y de hablar con ustedes para aprender, porque de por sí lo que hemos aprendido es a aprender", añadieron.