Cinco años atrás, un ataúd cubierto con la bandera del Partido Revolucionario Institucional recorría las calles de México, y sus deudos lloraban la histórica derrota en los comicios presidenciales. Pero el entierro nunca se produjo, y el PRI, de 76 años, casi todos en el poder, quiere regresar a la Presidencia.
Parte de una racha de triunfos iniciada en 2001, el PRI ganó el domingo las elecciones para gobernador en el estado de México, provincia vecina a la capital con un padrón de 8,6 millones de electores, el más grande del país. Obtuvo más de 47 por ciento de los votos, según el escrutinio primario.
El PRI casi duplicó a sus contrincantes, el conservador y gobernante Partido Acción Nacional (PAN), y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), cada uno de los cuales no llegó ni a 25 por ciento de los sufragios en uno de los estados más poblados y de mayor poder económico del país.
Sin embargo, una millonaria campaña proselitista del PRI no pudo evitar una abstención de 58,5 por ciento, la mayor en la historia de ese distrito.
El PRI también obtuvo la gobernación del oriental estado de Nayarit, en las costas del océano Pacífico, aunque con un margen más estrecho, pues obtuvo 46 por ciento de los votos frente a 41 por ciento del PRD.
El partido centroizquierdista es la principal fuerza legislativa del Congreso, gobierna 16 de los 31 estados del país y 47 por ciento de las municipalidades. Además, es la colectividad con la mayor estructura organizativa del país.
"Nuestros adversarios llegaron a Los Pinos (la casa presidencial), pero no saben cómo quedarse, y con las elecciones que les hemos ganado ya tienen medio cuerpo fuera, (mientras) el PRI tiene medio cuerpo en la Presidencia", dijo su líder Roberto Madrazo.
"No se puede afirmar con simpleza que las elecciones de este domingo fueron un termómetro de lo que serán las presidenciales de 2006, pero queda claro que el PRI es el partido más fuerte y mejor organizado por lo que es un candidato claro para regresar a Los Pinos", dijo a IPS el politólogo Samuel Salinas.
"Las elecciones presidenciales tienen características particulares, pues allí el perfil de los candidatos pesa más y el interés del elector aumenta, pero cuando existe un partido fuerte como el PRI, se podría decir que una parte de la batalla ya está ganada", apuntó el observador.
En las encuestas nacionales sobre preferencias de voto para la primera magistratura, el líder y aspirante del PRI, Madrazo, está segundo, seguido muy de cerca por Santiago Creel, del PAN.
El favorito en esas consultas sigue siendo el alcalde de la capital mexicana Andrés López Obrador, del PRD.
El triunfo en 2000 del actual presidente Vicente Fox, del PAN, interrumpió una permanencia del PRI en el gobierno de 71 años. Según algunos ex colaboradores del mandatario, éste tenía armas para mantener al histórico partido alejado del poder por mucho tiempo.
Sin embargo, Fox prefirió no arremeter contra el derrotado, antes bien lo buscó y aduló para concertar políticas y reformas legales que finalmente tampoco consiguió llevar a término.
A poco de asumir el cargo en diciembre de 2000, los colaboradores de Fox le propusieron investigar a fondo las prácticas de corrupción, pero el mandatario se opuso a esa estrategia.
Según Adolfo Aguilar, quien se desempeñó como consejero presidencial y embajador de México ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) del gobierno de Fox entre 2002 y 2003, (fallecido el mes pasado en un accidente automovilístico), el presidente nunca quiso cumplir su promesa electoral de enterrar al PRI.
Fox hizo tímidos intentos por el esclarecimiento de acusaciones de corrupción contra el PRI. Pero, lejos de romper con el corporativismo sindical instaurado por ese partido, mantuvo una política de alianzas con el sindicalismo priísta, lo que a lo postre le evitó huelgas y conflictos sociales mayores.
Aquellos ataúdes con la bandera del PRI que los simpatizantes del actual mandatario llevaban por las calles el 2 de julio de 2000, cuando Fox ganó los comicios, quedaron para las fotos del recuerdo, igual que los vaticinios de varios analistas que creían ver en esa derrota del viejo partido el inicio del camino a su disolución.
Aunque el PRI no es ajeno a divisiones que se vienen acrecentando con la cercanía de los comicios, los triunfos continúan, y Madrazo afirma que la colectividad llegará a 2006 fuerte y poderosa.
Cinco años atrás, el mundo observó por primera vez en 71 años que la Presidencia mexicana pasaba a manos opositoras. Ahora está claro que ese hecho no acabó con el PRI, nacido en 1929 tras el período de la Revolución Mexicana (1910-1919), en el que se combinaron luchas sociales y campesinas con el ascenso de la burguesía al poder y que costó un millón de vidas.
México vivió sin mayores alteraciones políticas hasta fines de los años 60. Pero tras la matanza de cientos de estudiantes que reclamaban democracia y justicia, en 1968, esa estabilidad comenzó a resquebrajarse.
El PRI gobernó con mano dura y fue acusado en varias ocasiones de fraudes electorales, así como de perseguir, asesinar, encarcelar y torturar opositores. Pasó a la historia como el partido que acumuló más años gobernando un país ininterrumpidamente.
En los años 80, el PRI perdió por primera vez la gobernación de un estado. Desde entonces, el creciente ascenso opositor llegó a su punto culminante cuando Fox ganó los comicios presidenciales.